jueves, 22 de mayo de 2008

EL CAPITÁN TRUENO


Aunque en su adolescencia simpatizaba con el Manchester United, John Terry quiere ser al Chelsea lo que Paolo Maldini es al Milan. “Me gustaría terminar mi carrera aquí, no me quiero ir a ningún otro sitio”, dijo en varias oportunidades el capitán de la selección británica. Llegó a los blue cuando tenía 12 años y se ha mantenido leal al equipo que hoy comanda Avram Grant (que llegó al club en septiembre en reemplazo del desagradable José Mourinho, el portugués que lo llamaba “el mejor central del mundo”). Pertenece a la primera división de la entidad del ruso Roman Abramovich desde octubre de 1998, cuando el conjunto estaba a las órdenes de Gianluca Vialli. En los inicios de su carrera profesional tuvo que vérselas con la justicia de su país a causa de un “incidente” en un night club londinense. De ese episodio salió librado y más maduro, certero en una vocación de la que nunca ha dudado. Cuando Mourinho dijo que había un “complot” en su contra, por la expulsión de Asier del Horno a raíz de una falta sobre Leo Messi en las semifinales de la Champions, la prensa inglesa lo llamó “estúpido”. Cuando John Terry avaló las palabras del técnico lusitano, los periodistas británicos se callaron la boca.
Terry, nacido el 7 de diciembre de 1980 en Barking, es uno de los futbolistas más queridos de Inglaterra. De notable fuerza física, con 1.82 metros de altura y 75 kilogramos de peso, ha perfeccionado su técnica al punto de integrar durante dos años consecutivos, la lista del 11 ideal que confecciona el periódico L’Equipe.
Cuando nada funciona en el Chelsea, funciona John Terry; su juego aéreo, su capitanía irrefutable, sin dudas su arrolladora personalidad, son ingredientes insustituibles en la receta que ha llevado a los blue a ganar dos Premier League.
En la selección inglesa, Terry ha reemplazado primero al lesionado Rio Ferdinand y luego al inestable Sol Campbell, ganándose una titularidad que nadie discute, mucho menos los vecinos del condado de Essex que festejaron, con muchos litros de cerveza, el ingreso de John al seleccionado británico, en el 2003, frente a Serbia.
Con una cabeza nacida para rematar en forma implacable y para dominar como líder a su grupo, John da órdenes sin parar en el campo de juego, no importa si sus compañeros son mayores que él. Por ser tan inglés, la firma deportiva Umbro lo premió con el contrato de patrocinio más caro en la historia del fútbol británico. Tendrá tenis nuevos hasta 2012. Así que puede darse el derecho a tener un resbalón y de sufrir, como está sufriendo, el peor momento de su notable carrera futbolística.
(fotografía de Andrea Staccioli)

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