viernes, 30 de diciembre de 2005

AÑO NUEVO, AÑO VIEJO


Un pensamiento sin voluntad que sobreviene en circunstancias inexplicables: ¿qué ruido tiene un somnífero?.

Un sueño: caminas al lado de tu madre por el estadio olímpico de Roma. Buscas a un amigo entre los jugadores. – El entrenador nunca lo pone, dice ella. No lo busques. Y se ríe.

Despiertas con un deseo: tener grabados todos los matices de su voz para poder escucharlos en un Geloso.

Sensaciones recurrentes, universos cerrados donde tu cerebro se estanca cuando divaga: la tibieza de la Bella Durmiente segundos antes de que el Príncipe la despierte / La oscuridad húmeda de Huckleberry Finn / Las voces superpuestas de un cuento de Kureishi, aquel de una fiesta con escritores / Cómo brillaba el sol en esa escena de la película de Paul Auster, cuando ellos llevan al muchacho negro a buscar a su padre / La lluvia en Round Midnight...

Los paisajes certeros que evocas a menudo y sin saber por qué: debajo de un puente entre La Boca y San Telmo / El cruce de vías en León Suárez / Una tarde en la avenida Rivadavia a la altura de Caballito.

Los ojos abiertos por primera vez en el día.
Lo primero al despertar: pensar en él.
Lo último antes de dormir: pensar en él.

Las decisiones trascendentales: dejaré de tomar café / a partir de ahora tendré el pelo largo y no me lo pintaré más de rubio / no lo llamaré nunca más por teléfono /

Dudas sin resolución: ¿es mejor usar acondicionador para el pelo o no usarlo? / ¿El tiempo que viviré me permitirá releer El sonido y la furia, Experiencia y Opus Nigrum? / ¿Engorda el agua Bonafont con sabor a naranja? / ¿Me moriré antes de tiempo por no consumir lácteos?

Planes: aprender a hablar en inglés / aprender a hablar en italiano / Estudiar a Bajtin / Engancharme con alguna telenovela / Viajar a San Pablo a conocer a Zeca y a Arnaldo

Lo que me gusta y no quiero perder: esa risa, el aludido sabe de qué risa hablo / las tardes en que me recuesto en el sofá, tomo mate, veo a Buenafuente y mis gatos me observan al unísono / las mañanas cuando llego a la Redacción y encuentro la cuadrícula en blanco, dispuesta a ser llenada con las notas que se me ocurran / la textura de los ñoquis al pesto que hace Luis en la Parrilla Quilmes / los partidos de la premier League, sobre todo los del Manchester...por Ruud.



FELICIDADES, muchas. Por la experiencia de vivir, que está buenísima.

PS: Ojalá en el 2006 consiga un paquete de esas galletitas holandesas, cuyo nombre no puedo recordar. Prometo no convidar a nadie si eso pasara.

jueves, 29 de diciembre de 2005

ARNALDO ANTUNES, POETA Y MUSICO



Explorar el ancho territorio que condensa la música brasileña contemporánea, es una tarea que no tiene fin, pero que a la larga resultará gozosa y reveladora. Es decir, si la pretensión no consiste en convertirse en la persona que más sabe de lo que por muchos críticos es considerado el más vasto corpus musical del planeta, todo lo que uno vaya encontrando en el camino, redundará en un placer de alta intensidad que todo melómano bien nacido querrá compartir con su prójimo. El paulista Arnaldo Antunes es una de esas piedras preciosas que componen el tesoro de la música del Brasil. Y en esta entrevista brilla con luz legítima para todos aquellos interesados en un arte ajeno a los rankings, pero cercano al alma.

Tiene aspecto de un hombre que nunca estuvo aquí. Extraviado quién sabe andará por líneas consumadas y consumidas de poemas concretos, herederos de la tradición que en Brasil ha tenido representantes de fuste, por caso Decio Pignatari, Haroldo y Augusto de Campos, Ronaldo Azeredo, Jose Lino Grünewald, Luis Angelo Pinto...
Tiene también un aire de rockero sudamericano que es fiel a su trayectoria: fue uno de los líderes del desaparecido grupo Titás, cantera de compositores importantes como él mismo y su compañero de aventuras, Nando Reis.
Arnaldo Antunes es, además de rockero, poeta, cantante con la voz más metálica del planeta, calígrafo contumaz, un complacido padre de familia (seis hijos y esposa bajista, a la sazón integrante de su grupo) y uno de los artistas más queridos de Brasil.
Nacido en 1960 en San Pablo, este ex estudiante de Letras va por su séptimo disco en solitario, el último de los cuales, Saiba (Sepa), demuestra hasta qué punto la exquisita forma de sus canciones, disparadas en múltiples direcciones musicales, preceden a un contenido que podría definirse en tres conceptos esenciales: ternura, ingenio e ironía.
Cantor feminista, curioso bailarín (sus gestos mecánicos en el escenario hablan de un hombre reconcentrado y muy seguro de sí mismo), Arnaldo es el tribalista, junto a Carlinhos Brown y Marisa Monte(sus hermanos del alma), menos conocido, acaso el más misterioso y subyugante del último fenómeno discográfico brasileño.
Entrar en su cosmos es sacar el boleto a un mundo donde las palabras, en raíz y apariencia, dan testimonio de un artista íntegro e integral, es convertirse inmediatamente en un verdadero fanático de Antunes.
Quienes se permitan el privilegio de escucharlo, disfrutarán de un músico y poeta exquisitamente personal, un mago de la sensibilidad sin tapujos, un artista con la obra a flor de piel. Arnaldo Antunes habla de su último trabajo discográfico, de la importancia de ser un tribalista y de por qué Ronaldinho Gaúcho es, definitivamente, mejor que Ronaldo.

MARISTAIN: Si en Paradeiro pedía con mucha insistencia que le prestaran atención, en Saiba, su último disco, canta como si esa atención le hubiera sido dada...¿coincide?
ANTUNES:
Sí, es un CD más apaciguado; es un disco en el que canto con más serenidad, tal vez sea el más sereno de toda mi carrera musical. Creo que viene un poco como herencia de Los Tribalistas. Haber tenido la experiencia de cantar con Marisa (Monte) y con Carlinhos (Brown) me ayudó a encontrar la interpretación más adecuada para las canciones de este disco.
MARISTAIN: ¿No será una serenidad propia de los 46 años?
ANTUNES:
No creo. La verdad es que me siento libre para hacer cualquier cosa en los próximos discos. Puedo volver a hacer un disco de rock, más gritado. No lo sé. Saiba es un momento por el que estoy pasando. Aquí me quise centrar en el formato de la canción y el canto está condicionado a esa motivación. Pero no es nada definitivo, aunque es cierto que este disco es el más personal de todos los que he hecho y que las canciones tienden a una estética intimista.
MARISTAIN: Encuentro a Saiba, además, como el más enmarcado dentro de la tradición brasileña.
ANTUNES:
Sí, aunque siempre hice muchas mezclas en mi música. La cultura brasileña es mestiza, resulta muy híbrida por naturaleza. Existen muchos ritmos en nuestra música, muchas maneras de hacerla, y siempre hay un sabor brasileño en todo lo que hacemos pero mezclado con el funk, con el rock and roll, con el reggae, otros géneros del mundo que en mi caso me gusta escuchar. Ahora bien, con Saiba, quizá por haber privilegiado el formato de canción, hay una presencia más fuerte de la canción popular brasileña.
MARISTAIN: Y hace su primer bolero en Saiba: ”Imaginou”...
ANTUNES:
No había pensado esa canción como en un bolero...
MARISTAIN: Arnaldo, casi hasta la podría cantar Omara Portuondo
ANTUNES:
Eso sería maravilloso. Asistí a un concierto de ella en Cuba y me encantó. Tal vez pueda encontrarse ese lado latino en Saiba, así como en otros de mis discos, porque en realidad amo la música latina, la salsa, la rumba y esas cosas. También es cierto que no sé precisar con tanta certeza dónde está lo más latino en mis canciones. Por ejemplo, no me había dado cuenta de que “Imaginou” podía ser escuchada como un bolero.
MARISTAIN: Lo que sí es cierto, es que “Imaginou” parece una canción de serenata. ¿Ha escrito muchas canciones para conmover a alguien? ¿Le ha dado resultado?
ANTUNES:
En general no es tan específico. Sí hay muchas vivencias en las canciones, pero ninguna está dedicada a alguien en especial.
MARISTAIN: Si estableciéramos una relación entre su disco anterior, Paradeiro, y el reciente, Saiba, ¿”Elizabet no chuí”, la canción que hace con Carlinhos Brown, podría ser una continuación de “La masa”?
ANTUNES:
Esas dos canciones tienen una cosa muy bahiana, ligada al sonido de los blocos africanos del carnaval de Salvador. Aunque “Elizabet no chuí” sea más de candomblé, mezclada con funk...las dos son bahianas, sin dudas.
MARISTAIN: Hace unos años usted hizo una muestra de grafías y poemas que se llamó “Caligrafías”. Y ahora en Saiba elige escribir con su propia letra la información en la portada.
Me gusta mucho la tradición oriental y milenaria de la caligrafía. Para los orientales, la caligrafía es una modalidad artística. Tengo ese interés de contaminar visualmente las palabras, para extraer de ellas una entonación gráfica que dé otra dimensión a la expresión. En el caso de Saiba, también había interés de remarcar, con la escritura propia, el tono intimista, el carácter personal del disco. Por eso también están mi acta de nacimiento y las huellas de mis pies cuando era bebé.
MARISTAIN:
Bueno, pero también escribe con su propia letra para presumir. Sobre todo ante los que tenemos tan mala caligrafía. Usted parece el “Ronaldinho” de la letra...
ANTUNES: (risas, muchas risas)
MARISTAIN:
Cuando en Saiba aparecen Carlinhos Brown y Marisa Monte, sin embargo no aparecen Los Tribalistas...
ANTUNES: No me gustaría que aparecieran Los Tribalistas. No hay en ninguno de nosotros tres la intención de repetir esa experiencia, aunque seguimos haciendo cosas juntos. Muchas personas desean que continuemos como un trío, porque el disco de Los tribalistas representó un gran suceso no sólo en Brasil, sino en otros países. Para nosotros, en cambio, que venimos trabajando juntos desde hace 10 años, ese fue un momento único. No deseamos que Los Tribalistas sea nuestra camisa de fuerza, ni que se convierta en un formato obligatorio.
MARISTAIN: Entre los tres, la jefa, la gran ministra de Relaciones Exteriores de Los Tribalistas, fue Marisa, ¿verdad?
ANTUNES:
(risas) Nosotros compusimos todo juntos, cantamos juntos, no podría decir qué parte de Tribalistas corresponde con certeza a cada uno, aunque Marisa condujo más la producción, tal vez como eco de la estructura matriarcal que existe en varias tribus indígenas.
MARISTAIN: ¿A quién le daría el título de heredero del tropicalismo en Brasil?
ANTUNES:
Yo creo que todos somos un poco herederos del tropicalismo, pues este movimiento se integró con el tiempo en el torrente sanguíneo de la cultura brasileña. Los artistas que me interesan a mí son los que trabajan con una mezcla musical muy orgánica, por ejemplo Lenine, cuya obra tiene un poco de maracatú, de samba, de funk, de rock. Nação Zumbi, Chico César, Pedro Luis e a Parede, todos ellos están haciendo un trabajo musical que en cierta forma asume orgánicamente la libertad de transitar entre distintos géneros. Yo me siento identificado con ese tipo de actitud musical que tiene que ver con la contribución tropicalista. Acompaño tambien con admiración toda la producción posterior de Caetano Veloso, Gilberto Gil y Tom Zé.
MARISTAIN: Bueno, en una entrevista reciente Caetano dijo admirarlo mucho a usted. Por su voz grave, por su inventiva y además por ser una gran persona. Lo mismo destacó el crítico André Midani, quien dijo que usted era “una de las personas más hermosas” que le tocó conocer...
ANTUNES:
Sí, la verdad es que me emocioné mucho cuando leí el comentario de André Midani. Pero ser una buena persona no se coloca para alguien como meta de vida. Vivo un poco como la canción de Los Tribalistas cuando dice que “usted no tiene que hacer nada, basta ser lo que usted es”.
MARISTAIN: ¿No será que evita el conflicto?
ANTUNES:
El conflicto es muchas veces fundamental para el crecimiento. Mi salida de Titás, por ejemplo, no fue nada fácil. Significaba dejar a una banda a la que había pertenecido durante 10 años y había que tomar una decisión que a muchos iba a disgustar. Claro que esa decisión estaba ligada a una necesidad de realizar mi proyecto como solista, como una forma de crecimiento. Por eso digo que el conflicto es a veces inevitable. Al mismo tiempo, pienso que siendo honesto con los propios deseos se puede adquirir cierta integridad que hace más fácil la relación con los demás.
MARISTAIN: Aunque usted hable tanto del tropicalismo, da la sensación de que ha escuchado casi toda la música brasileña, desde Arrigo Barnabé hasta Caetano, pasando por Hermeto...en fin...
ANTUNES:
Bueno, es que la música brasileña en general tiene una tradición muy sofisticada. No sólo en las letras, que muchas veces son poemas cantados, sino también en los aspectos musicales, experimentales...ahí está Arrigo, es cierto. Y están también las canciones de los 40, de los 50: Noel Rosa, Ary Barroso, luego viene la bossa nova, con Joao Gilberto, el tropicalismo con Gil y Caetano...en fin, nuestra música está en una renovación constante de lenguaje y lo único que yo hago es intentar estar a la altura de esa tradición, de ser justo con ese lenguaje. Por supuesto, tratando de aportar algo a esa tradición, lo que no es poca cosa, claro está.
MARISTAIN: Y estar a la altura de esa tradición, ¿se hace posible en la medida en que los brasileños son tan reacios a permitir la entrada de otras tradiciones?.
ANTUNES:
Creo que efectivamente hay poco tránsito de información entre Brasil y los países de habla hispana, que se comunican mucho más entre sí. Será porque nosotros hablamos portugués. Quizá sea la barrera idiomática la gran causante de que no haya más intercambio musical.
MARISTAIN: ¿Es sólo el idioma? ¿No será que el brasileño en general es poco dado a escuchar música de otros lugares del mundo?
ANTUNES:
No lo sé. En mi caso, tengo mucha curiosidad por la música de todos los lugares. Si voy a otro país me interesa mucho conocer su música. Recientemente estuve en Angola y regresé a San Pablo con muchos discos de música angoleña. Así que no sé a qué se debe esa dificultad de penetración de la música latina en Brasil.
MARISTAIN: Hace poco, Silvio Rodríguez declaró que Brasil y Cuba eran hermanos de sangre y que esa hermandad la descubrió en Angola. Como si gran parte de la raíz latina hubiera nacido en Angola.
ANTUNES:¡
Qué increíble! Esa parece una declaración de Carlinhos Brown, que hace esa cuenta, esa matemática, entre África, Cuba y Brasil. Incluso su disco, Carlito Marrón, es producto de esa ecuación.
MARISTAIN: Cuando dice Carlinhos Brown, ¿se refiere a ese muchacho moreno que juntó a 400 mil personas en las calles de Barcelona? Eso es casi como decir que todo Barcelona salió a la calle a cantar las canciones de Carlinhos...
ANTUNES:
Increíble, me enteré por el periódico, y ¿qué quieres que te diga?, me parece sencillamente maravilloso. Me alegro mucho por él, muchísimo.
MARISTAIN: ¿Cómo cree que ha sido la infancia de George Bush?
ANTUNES:
Jajaja, ay, Dios mío, no lo sé. Esa es un poco la cuestión de la canción “Saiba”, destacar que hasta las personas más horribles del mundo fueron niños alguna vez, fueron bebés. La intención de esa canción es rehumanizar los mitos. Pensar en ellos, malos o buenos, pero humanizados, crea cierto confort, cierto bienestar, también cierto extrañamiento al mismo tiempo.
MARISTAIN: ¿Cómo fue su infancia, Arnaldo?
ANTUNES:
Bueno, nací en San Pablo en 1960, pertenezco a una familia normal de clase media. Soy el cuarto de siete hermanos. Mi padre es ingeniero y pasó toda la vida dando clases en la Universidad. Lo que recuerdo es que trabajaba muchísimo, llegaba tarde y muy cansado a la casa. Mi madre era ama de casa y cuidaba de nosotros. Yo también pasé un tiempo en la Universidad de Filosofía y Letras, pero luego mis actividades artísticas me restaron tiempo y tuve que dejar de estudiar.
MARISTAIN: Su hogar fue bastante libre, según parece, porque pudo hacer siempre lo que quiso.
ANTUNES:
Sí, desde muy chico estuve interesado en los distintos lenguajes del arte. En mi adolescencia fui muy tímido y para vencer mi timidez empecé a crear. Primero fueron poemas, luego canciones y así seguí.
MARISTAIN: ¿Qué poetas le interesan además de Haroldo de Campos?
ANTUNES:
Oliverio Girondo, Vicente Huidobro, Jorge Luis Borges, Lezama Lima, me estoy refiriendo a los de lengua española.
MARISTAIN: ¿Y su propia poesía? ¿Puede analizarla, ser objetivo en torno a ella?
ANTUNES:
Sí. Creo que hay una línea entre mi poesía y el constructivismo, eso de ver al lenguaje como algo material, como algo muy lúdico, que a la vez proviene e incorpora elementos de la poesía concreta. También en mi poesía hay otro aspecto más lírico, ligado a la tradición de canción en Brasil. Fui también influido por la contracultura y por el rock and roll.
MARISTAIN: Quizá por eso no nos damos cuenta cuando aparece un poema en sus canciones. Al menos no nos damos cuenta inmediatamente...me refiero concretamente a “Dinero”,
ANTUNES:
Sí, puede ser. Yo trato de hacer dos cosas muy distintas. Una es escribir un poema y la otra escribir una canción. Cuando escribo algo para ser leído es muy diferente a cuando escribo algo para ser cantado. Sin embargo, en la vida hay sorpresas y una de ellas fue que “Dinero” fue musicalizada por Jorge Ben Jor. De hecho grabó varios poemas de mi libro As coisas y me los mandó. Fue un presente que me hizo muy feliz.
MARISTAIN: No es para menos, Caetano Veloso dice que Jorge Ben Jor es uno de los mejores músicos del mundo...
ANTUNES:
Sí, es maravilloso. Tuve la alegría de haber cantado con él en algunos conciertos. Además de esas canciones, hay otra que hicimos juntos que se llama “Cabelo”, después grabada por Gal Costa.
MARISTAIN: Me desilusionó un poco su libro Doble duplo, me parece que tenía una traducción al español muy deficiente...
ANTUNES:
Es que es muy difícil traducir del portugués al español. Para mí el traductor de poesía tiene que ser poeta, para poder conseguir un efecto sonoro parecido al de la lengua original. Creo que la traducción de Iván Larraguibel (N.de R.diseñador gráfico venezolano) funciona como un auxilio, al tener los textos en español y en portugués y permitir la comparación. Pero no es una traducción rigurosa, no recrea los aspectos formales de mi poesía. Si bien es verdad que yo participé un poco en la selección de los poemas, para que fueran elegidos los que funcionarían mejor en español. Personalmente, pienso que mis mejores poemas son los más intraducibles.
MARISTAIN: ¿Tiene planeado, de todos modos, hacer un trabajo más atento para que el público que habla la lengua española conozca su obra literaria?
ANTUNES:
Hay un proyecto de traducción en Argentina que está haciendo el poeta Reynaldo Jiménez y una artista visual que se llama Ivana Vollaro. Es un proyecto muy riguroso.
MARISTAIN: ¿Qué opina de Gilberto Gil como Ministro de Cultura de su país?
ANTUNES:
Me gusta muchísimo, porque admiro mucho su obra y además creo que es una persona muy capaz, muy competente que está haciendo un trabajo interesante. El cine brasileño, por ejemplo, está en una fase muy buena de producción y de vitalidad. Así que estoy contento, me parece bien.
MARISTAIN: ¿Y Lula?
ANTUNES:
Estamos esperando resultados de su gobierno. Creo que aún tengo esperanzas depositadas en él. Prometió muchas mejoras sociales en su campaña, pero hasta ahora no han resultado. Lo veo demasiado preocupado por mantener cierta estabilidad económica. Hay un clima de decepción generalizado con respecto a su gobierno, no obstante mantengo todavía algunas esperanzas.
MARISTAIN: ¿Y Robinho?
ANTUNES:
¡Maravilloso! ¿Qué puedo decir? Es un crack, uno de los mejores jugadores que han aparecido en los últimos tiempos. La dupla que hacía con Diego era fabulosa. ¿Sabes que mi equipo es el Santos?
MARISTAIN: Sí, claro, por eso le pregunto. Hablemos de lo que realmente importa, Arnaldo, del fútbol. ¿Qué opina de Ronaldo?
ANTUNES:
A ver, Ronaldo es un genio, pero no está pasando una buena fase. No me ha gustado mucho su desempeño de los últimos partidos, sobre todo con la camiseta brasileña. También me gustan Ronaldinho Gaúcho y Cacá, creo que esos son los jugadores brasileños más interesantes actualmente. Claro que siempre está Roberto Carlos, con su patrón fijo, siempre rendidor, siempre competente.
MARISTAIN: ¿Usted jugó al fútbol alguna vez?
ANTUNES:
¡Por supuesto! Todos los brasileños hemos jugado al fútbol alguna vez. A veces era atacante, a veces era defensor, pero no era demasiado bueno.
MARISTAIN: ¿Cómo se puede ser padre de familia, artista prolífico, famoso en su tierra, tantas cosas y no volverse loco?
ANTUNES:
Uno no tiene que hacer nada: basta con ser lo que uno es, y ya.
MARISTAIN: Sus hijos trabajan con usted, uno dibuja, el otro canta...
ANTUNES:
Sí. Mi hija Rosa ilustró mi libro As coisas cuando tenía 3 años. Hoy ya tiene 15. A ella, Rosa, a mi hija Celeste, y a mi otro hijo Bras, los invité a hacer los coros de “A nossa casa”, en Saiba. Y fue un acierto. Me quedé impresionado de cómo la familia vibra bien.
MARISTAIN: ¿Cuáles son sus próximos proyectos tanto literarios como musicales?
ANTUNES:
Ahora no tengo ningún libro planeado, he publicado el año pasado uno que se llamó ET Eu Tu, con la fotógrafa y artista plástica Marcia Xavier. Una relación orgánica entre el arte del verbo y el arte visual. En lo musical, estoy haciendo las giras de presentación del disco Saiba, por todo Brasil y seguramente por algunos otros países.
MARISTAIN: Contaba Caetano Veloso que tiene proyectos de hacer un disco con Nando Reis, y resulta increíble la fuerza que ha tenido Titãs. Tanto usted como Nando tienen una carrera solista muy poderosa...
ANTUNES:
Sí. Precisamente ayer hablé con Nando. El acabó de grabar un disco, en el que hay una canción nueva que hicimos juntos y que resultó muy buena.
MARISTAIN: ¿Conoció a Cassia Eller?
ANTUNES:
Sí, sí. No sólo la conocí, sino que también la admiraba. Era una persona increíble y una artista maravillosa. Su muerte representó una pérdida enorme para la música brasileña.
MARISTAIN: ¿Se va a volver a unir Titãs?
ANTUNES:
No. No hay esa expectativa ni de mi parte ni de la del resto de los integrantes del grupo. Ya hace 12 años que salí de la banda, Saiba es mi sexto disco como solista. Claro que me gusta encontrarme con ellos y hacer canciones juntos. Sólo eso.

EL HERMANO CAETANO


EL HERMANO CAETANO

“Las chicas Gilmore no creen en las estadísticas”, anuncia una serie de televisión en Warner Channel. Caetano Veloso, tampoco cree en las estadísticas, decimos nosotros y siempre a juzgar por esa estampa de hombre joven en plena sesentera, a juzgar por ese discurso de la actualidad para un artista que tiene más pasado que pelos en la cabeza (y ojo que no estamos hablando de un sesentón calvo) y a juzgar, definitivamente, por un disco, el último de su extensa carrera, A foreign sound, que lo revela en plena forma física e interpretativa.
Nacido en San Salvador, Bahía, un 7 de agosto de 1942, Veloso no sólo se ha convertido en un referente obligado de su generación en Brasil, sino que también ha sabido, a fuerza de militar con lealtad en las primeras filas de un cosmopolitismo a veces exacerbado (Caetano parece hablar en todas las lenguas y conocer todos los destinos de la Tierra), estar siempre en el lugar adecuado en el momento justo.
Su imagen sofisticada y descuidada a la vez (por momentos una fotocopia gris de algún adolescente perdido en las sartreanas líneas de La náusea), la proverbial timidez que se desmiente a sí misma toda vez que Caetano agarra un micrófono o una pluma para defender con vehemencia alguna idea en la que cree y, sobre todo, una falta de complejos absoluta cuando de dejarse querer se trata, derivaron en un artista “global” que encanta a públicos que, a través suyo, se sienten ingresar en una dimensión estrafalaria, proveedora de un secreto a voces que sólo ellos tuvieron a bien descifrar.
Y a todos les da, Caetano, lo mucho que esperan de él.
A los españoles, por ejemplo, que durante la era Aznar (y a pesar suyo) redescubrieron América y avistaron ¡Tierra! desde una carabela con diseños de Custo y boda Real, no hay quien los convenza de que Veloso ya estaba recontradescubierto cuando Pedro Almodóvar comenzó a incluirlo en sus filmes. Que para cuando el manchego más internacional del mundo comenzaba a presumir de su íntima amistad con el bahiano, éste ya había transitado una larga ruta europea merced a su admiración expresa hacia la filmografía de Federico Fellini (que dio el antológico disco Omaggio a Federico & Giulietta en 1997) y gracias (o a desgracias) de su obligado exilio en Londres (que dio el muy británico Transa en 1969).
Lo cierto es que, desde Fina Estampa en 1994, la cultura más cool de la Madre Patria adoptó a Caetano como un hijo pródigo y exótico al que comenzaron a rendirle pleitesías desmesuradas no por la cantidad sino por la anacronía. Como sea, el Veloso ha sabido (como parece saber siempre todo), plegarse con su habitual aristocracia indiferente al furor castizo y mirar como desde arriba la pasión que despierta entre madrileños, catalanes y ainda mais.
Por lo pronto, ese glorioso sentido de la oportunidad, lo ha hecho formar parte del disco más importante de los últimos tiempos en España. Se trata de Lágrimas negras, una idea del cineasta Fernando Trueba que reunió al pianista cubano Bebo Valdés con el cantaor flamenco Diego El Cigala. Y aunque la versión de “Eu sei que vou te amar”, de Vinicius de Moraes y Antonio Jobim, acaso sea la menos lograda de la placa, ahí se escucha la voz de Caetano recitando “Corazón vagabundo”.
Y aunque no fueron pocas las veces en que el bahiano ha expresado su afecto por Pedro Almodóvar, es prueba de su aristocracia la levedad con que se toma la presencia a su alrededor de las nuevas estrellas castizas. Como ejemplo, el alojamiento en su casa de la hollywoodense Penélope Cruz, “ mientras rodaba Woman On Top, pero no coincidí con ella”, según contó el propio Caetano a su amigo Pedro en una entrevista que el cineasta le hiciera para Club Cultura.
Por el Norte las cosas no son distintas. Mientras el cantautor Beck anuncia con bombos y platillos su afición a la música de Caetano, evitando con ello cualquier acusación de plagio que puedan merecer (y no merecen) las tonadas brasileñas incluidas en el disco Mutations, la canadiense Nelly Furtado no puede dar crédito al sí de Veloso cuando el brasileño aceptó cantar con ella el tema “Islandof wonder”. Y otra vez el sentido de la oportunidad que salva a Caetano del ridículo en el que sí cayó su gran amigo Gilberto Gil cuando aceptó participar en el disco de la mediocre cantante italiana Laura Pausini.
Brasil, en cambio, ha comenzado a mostrar algunas fisuras en torno a la omnipresencia del célebre cantautor. Si bien su figura sigue teniendo un peso enorme en el modo de pensar la música popular brasileña, han empezado a aparecer en la escena algunos artistas que sin dejar de reconocer la grandeza de la obra de Veloso, cultivan la osadía de crecer lejos de su sombra.
El caso más paradigmático de esta desmarcación la representa el talentosísimo Zeca Baleiro, un cantautor nacido hace 39 años en San Luis de Maranhao y quien con 5 discos en su haber (el último hecho en “parcería” con Raimundo Fagner, un hijo subvalorado de la MPB), ha sido llamado por los críticos “un neotropicalista”.
Es interesante ver cómo “en el caso Baleiro”, Caetano Veloso, pierde sus estribos. Ya no le importa que Zeca haya sido “descubierto” por su gran amiga y socia ideológica Gal Costa (que invitó a Baleiro a cantar en su unpluged de MTV y lo dio a conocer al mundo), o mucho menos quedar como un hombre “no enterado” (“me gusta su voz, creo que canta bien”) que no ha escuchado con atención a un letrista original y a un músico ecléctico, realmente poderoso, cuya popularidad crece día a día. Caetano, quizás dolido por la visión crítica que propone Baleiro en torno a la MPB (según Zeca, la MPB dejó afuera a muchos músicos regionales de Brasil), lo ignora por completo. Incluso, fue injustamente crítico con “Lenha”, la canción más popular de Baleiro de quien Simone hiciera una versión bastante deficiente. “No sé por qué Simone se empeña en cantar esas tonterías”, dijo más o menos Veloso a la prensa de su país. Y aunque luego se disculpó mediante un correo electrónico con Zeca, quedó sentado que el maranhense no goza del dedo pulgar levantado de Caetano.
El agua, de todos modos, no ha desbordado el cauce del río por el que Caetano Veloso, con sus jóvenes 60 y pico, sigue navegando en paz, con la lucidez como última moneda de cambio y el talento como exclusivo pasaporte por el mundo.

MARISTAIN: Su carrera, su vida, resultan modélicas para muchas personas que lo admiran, ¿es consciente Caetano de que mucha gente quiere ser como usted?
VELOSO:
Espero, por el bien de esas personas, que no lleguen a ser como yo.
MARISTAIN: Tengo un amigo que siempre dice: “No nos importa que todas nuestras mujeres estén enamoradas de Caetano, porque nosotros también estamos enamorados de Caetano”.
VELOSO:
Esto sí me gusta mucho.
MARISTAIN: ¿Cuánto le ha costado conseguir esta calma, esta serenidad de la que ahora hace gala?
VELOSO:
En realidad, hace un largo rato que muy pocas veces me siento sereno y calmo. Aprendí a cantar con mi madre. Ella es calma y serena. Cuando canto, traigo su estilo y su espíritu.
MARISTAIN: ¿Podría decirnos algo acerca de su nuevo disco, A foreing sound? ¿Cómo eligió el repertorio?
VELOSO:
Es un viejo proyecto. Años antes de empezar a soñar con Fina Estampa, ya tenía planes de grabar las canciones americanas que han ayudado a formar nuestra sensibilidad. Cómo abandoné y retomé el proyecto mil veces, los años y las décadas fueron pasando y las elecciones de repertorio fueron cambiando. Así que al fin ya no iba a hacer un disco de standards, sino un disco que incluyera el rock, el “después del rock” y que recreara el cliché de tratar a las canciones americanas con ritmo de bossa nova. Que comentara también la presencia de la cultura de masas americanas en nuestras vidas. Con ironía casi imperceptible y con mucho amor. Por eso se abre el disco con una falsa canción brasileña (“The Carioca”) y, por el medio, se oye “Feelings”, que es una falsa canción americana, escrita y grabada en Brasil por un brasileño, y que se convirtió en un éxito internacional. “Diana” es tratada igual que la canción tropicalista “Baby”, de 1968, que a su vez hacía referencia entonces a “Diana”.
MARISTAIN: ¿Usted siempre ha sido así, tan meditativo, tan contemplativo, como aparece en A foreign sound? Me temo que no. Lo recuerdo en la etapa de Beleza pura, particularmente un show en el Gran Rex o en el Ópera de Buenos Aires, estaba usted “desatado”...
VELOSO:
¿Te parece que sueno muy meditativo en A Foreign Sound? Puede ser. Pero no lo soy siempre. Pienso mucho. Leo mucho. Siempre parecí pertenecer a la raza de los meditativos. Pero me gustan el carnaval, las raves, los bailes funk, los shows de rock, y sobre el escenario todo eso aparece. Creo que en el concierto de A Foreign Sound, aunque esté casi todo el tiempo sentado, algo de todo eso está presente.
MARISTAIN: Hace unos días, cuando sucedió lo de Haití volví a escuchar su canción y entendí, sin que nadie me explicara, lo que estaba pasando allí... ¿Esa canción nació acaso de la desesperación por lo que sentía que estaba pasando a su alrededor?
VELOSO:
Sin duda. Debo confesar que yo también pensé mucho en aquella canción cuando leí sobre lo que pasaba en Haití.
MARISTAIN: ¿Haití es un destino intercambiable (hoy está aquí, mañana está allá), e inevitable para los pueblos sometidos?
VELOSO:
El escritor V.S. Naipaul, en su larga y amarga apreciación de la Argentina, concluye que ese elegante país del sur de América del Sur repite el modelo haitiano, aunque crea ser el contrario. Es como decir que en la América Latina y el Caribe los horrores de Haití son la estructura esencial escondida por detrás de todas las otras nacionalidades. Bueno, Naipaul es un trinitario de origen indiano que logró ser reconocido en Londres como uno de los mejores prosistas de la lengua inglesa. Su desprecio por las ilusiones del Tercer Mundo toma siempre un tono de exagerado “realismo”. Escribí la canción que dice “Haití es aquí / Haití no es aquí” años antes de leer esas páginas del trinitario sobre Argentina. Sabemos que Haití es el resultado de la única revolución esclava victoriosa en las Américas. Pero también de la reacción contra esa aventura, por parte de países cómo Brasil y Estados Unidos, que estaban llenos de miedo de que pasase lo mismo en sus tierras. Hay un paralelismo inevitable con lo que ocurre con Cuba hoy. Aunque no sea muy sensato simplificar las cosas en términos de ese paralelismo. De todas maneras, la superación de las cuestiones fundamentales que las Américas tienen que enfrentar, tienen en el caso haitiano un paradigma. Y todo sobre expansión de Occidente, raza, nuevo mundo, no se resuelve sin que se resuelva Haití. La metáfora Haití y la dolorosa vida real de Haití.
MARISTAIN: ¿Es usted un hombre desencantado, escéptico, con respecto a la política?
VELOSO:
Soy más desinteresado que desencantado con la política. Quiero decir: nunca me encantó la política. Así que no puedo desencantarme con ella. Creo solamente que podemos hallar soluciones buenas para problemas importantes, aunque no sea cierto de que lleguemos realmente a hacerlo.
MARISTAIN: Cuando volví a escuchar “Haití”, sentí que Brasil ya no era “tan” Haití.
VELOSO:
Para eso también escribimos canciones: para que, en algún nivel nos superemos a nosotros mismos.
MARISTAIN: ¿Cuál es su idea de México?
VELOSO:
Solo canté en México una vez. Volví a México saliendo por tierra de los Estados Unidos unos días después del 11 de septiembre (estaba en Los Ángeles para una fiesta del Grammy que nunca se hizo). Adoro México. Quizá sea el más bello país de las Américas. La Ciudad de México es demasiado grande, pero el color de las paredes, la Catedral, la pintura mural ­ todo es muy fuerte. Las dos veces que visité la ciudad, salí para ver las pirámides de Teotihuacán. Aquello me impresionó mucho. Mostré las fotos a mi hijo mayor, Moreno, y a mi joven mujer. La segunda visita fue doblemente impresionante: era día de la Independencia de México y salíamos de California dejando Estados Unidos bajo el impacto del ataque al World Trade Center. Las dos torres derrumbadas, el cielo sin aviones por una semana, la gente sin saber qué decir o qué pensar. Ver a las dos pirámides, la del sol y la de la luna ­ enteras allí, en medio a una multitud de descendientes de los antiguos habitantes de aquellas tierras en plena fiesta fue una experiencia inolvidable.
MARISTAIN: ¿Sigue pensando que fueron los intelectuales brasileños los que terminaron con el Cinema Novo?
VELOSO:
No creo haber pensado así jamás. El Cinema Novo fue un movimiento importante, produjo algunas obras maestras algo bárbaras, y tuvo una gran repercusión internacional (en Europa sobre todo, pero es bueno acordarse de que Martin Scorsese ubica a Glauber Rocha entre sus más importantes influencias). Acabó como acaban los movimientos: con el tiempo. Los directores importantes siguieron haciendo películas, a veces mejores que en los años heroicos. Algunos periodistas atacaron el aspecto estatizador de los mecanismos de producción. Pero los “intelectuales” nada hicieron de especial contra el Cinema Novo. Y ahora tenemos buenas películas (Cidade de Deus, Central do Brasil, Deus é Brasileiro, Lisbela e o Prisioneiro, O Homem que Copiava), algunas dirigidas por jóvenes cineastas, otras por veteranos del Cinema Novo.
MARISTAIN: ¿Siente que con esas películas está comenzando una segunda vuelta? ¿Podría llamarse esa segunda vuelta “La venganza de Glauber Rocha”?
VELOSO:
La venganza de Glauber Rocha sería la vuelta de sus películas a las pantallas internacionales y eso como resultado de la apreciación de las películas nuevas que se producen en Brasil. Creo todavía que algo así ocurrirá.
MARISTAIN: Después de casi 20 años de haber filmado Cinema falado, ¿cómo sería la película que dirigiría hoy? ¿Se parecería a alguna de su querido Federico (Fellini) o de su no menos querido Pedro (Almodóvar)?
VELOSO:
No han pasado todavía 20 años. O Cinema Falado se estrenó a fines del 86. Y siempre deseo volver a hacer películas. Si me parece que las puedo hacer, pienso que serán muy diferentes de O Cinema Falado (ya pensaba así mientras hacía aquel filme). Pero estoy seguro también de que serían muy distintas a las de Fellini o Almodóvar. De pronto, es muy difícil hacerlas tan bien cómo ellos. Después, mis ideas creativas son de otra naturaleza.
MARISTAIN: De todos los muertos queridos brasileños (Ayrton Senna, Cassia Eller, Wally Salomao, Jorge Amado, Cazuza, Hilda Hirst...), ¿a quién extraña más, cuál lo ha entristecido más?
VELOSO:
El poeta Wally Salomao, sin dudas. Desde mi adolescencia, fue uno de mis amigos más íntimos.
MARISTAIN: ¿Los ve seguido a Chico Buarque y a Djavan, tiene comunicación con ellos?
VELOSO:
Nos veíamos con mayor frecuencia hace algunos años. Hubo un tiempo en que salíamos con Djavan y su primera mujer, y Paulinho da Viola con su segunda (sigue siéndolo). Chico no se deja ver demasiado, pero la verdad es que en los últimos meses he estado con Chico algunas veces y ninguna con Djavan. Es que Djavan ahora vive afuera de la ciudad. Mas cuando nos vemos, hay siempre mucha intimidad y cariño. Veo con mayor frecuencia hoy algunos músicos más jóvenes: Rodrigo Amarantes (del grupo Los Hermanos), Doménico Lancelotti, Alexandre Kassim, Arnaldo Antunes, MV Bill, Gabriel O Pensador, Nando Reis y, por supuesto, a mi hijo Moreno.
MARISTAIN: ¿Se imagina un Brasil sin Hermeto Pascoal, sin Arrigo Barnabé, sin esos experimentadores?
VELOSO:
Por supuesto que no.
MARISTAIN: ¿Se siente lejano a paulistas como Nando Reis o Arnaldo Antunes?
VELOSO:
No, para nada. ahora mismo preparo canciones en sociedad con Nando Reis. Hablamos ayer por teléfono y estuvimos juntos en San Pablo cuando presenté un show con canciones de A Foreign Saound. Y Arnaldo es un gran amigo. He tenido siempre gran admiración por el trabajo de Antunes. Nando es muy bueno por su modo de tocar y componer. Y tiene un temperamento de verdadero artista. Pero Arnaldo me ha siempre interesado más por su inventiva, por su relación con las palabras y por su voz grave. Además, como persona, es un tipo excelente.
MARISTAIN: Siempre me impresionó la letra de “Jorge de Capadocia”, sobre todo esa idea de que nuestros enemigos tengan manos y pies, pero que no me toquen ni me alcancen. ¿Tan generoso es Jorge Ben, tan angelical como parece?
VELOSO:
Jorge Ben es uno de mis artistas favoritos de todos los tiempos. Generoso no es una palabra que me surge cuando pienso en él. Angelical, sí. Pero esa letra de “Jorge de Capadócia” él la sacó de una oración popular a San Jorge, muy conocida en Brasil. Él la adaptó y le puso música. Las frases que te impresionan son de la oración tradicional.
MARISTAIN: ¿Tuvo usted que vestirse alguna vez “con las ropas y las armas de Jorge”?
VELOSO:
Muchas veces canto esa canción cómo si utilizase un escudo real.
MARISTAIN: Dijo Zeca Baleiro a MARISTAIN México: “No hay un solo músico de mi generación que no reconozca la grandeza de su obra, pero no por eso necesitamos ser sus seguidores, como si él fuera el pastor de una secta, un Mesías”. ¿Qué opina?
VELOSO:
Estoy totalmente de acuerdo y agradezco a Zeca Baleiro por haberlo dicho con tanta precisión.
MARISTAIN: Por medio de Zeca Baleiro, precisamente, conocimos la obra de artistas como Antonio Vieira. ¿Siente que su generación le dio la espalda a los artistas regionales de la vieja guardia?
VELOSO:
¿Antonio Vieira? Quizá yo también le haya vuelto la espalda. A menos que se esté hablando de Antonio Vieira, el cura genial del período barroco que dejó los textos extraordinarios de sus sermones. De él dijo Fernando Pessoa que era “El emperador de la lengua portuguesa”. Pero quizá Zeca Baleiro hablaba de alguien que canta emboladas y que yo no conozco.
MARISTAIN: ¿Qué les responde a aquellos que dicen que ningún artista nuevo puede surgir en Brasil para el mundo sin la bendición de Caetano Veloso?
VELOSO:
Que eso es totalmente falso. Los Racionais Mcs ya eran un fenómeno de ventas y prestigio en ciertos círculos cuando los oí por primera vez. Todos los grupos de rock de los 80 se afirmaron sin mi intervención (con la sola excepción de Barão Vermelho, sobre quien hablé mucho porque oí el disco antes de que saliera). Gabriel o Pensador, Marcelo D2, Nação Zumbi, Lobão, el artista que quieras quieras: todos se impusieron, sea a la crítica, sea al mercado, sea a los dos, sin una palabra mía. Algunos, incluso, con duras palabras suyas en mi contra. Por otro lado, artistas de quien hablo repetidas veces­ como Afroreggae o Martnália o Virginia Rodrigues ­no encuentran espacio en la escena brasileña.
MARISTAIN: ¿Se mete mucho en la carrera de Moreno?
VELOSO:
Estoy interesado en todo lo que respecta a Moreno. Pero no hago nada relativo a su música que no sea a pedido suyo. La verdad es que él es un gran consejero. Nadie en el mundo me ayuda más que él.
MARISTAIN: ¿Cómo ve la carrera de Belô Veloso?
VELOSO:
Con cariño de tío. Belô tuvo muy buena acogida de crítica cuando salió su primer disco. La gente sentía que una inteligencia personal comandaba las elecciones de repertorio y el estilo de los arreglos. Y que esa inteligencia era suya. Yo estaba de acuerdo con esa visión.
MARISTAIN: A veces me cuesta ver los puntos positivos que usted encuentra en la música de Daniela Mercury.
VELOSO:
Para mí son obvios. Daniela representa la madurez de una tradición sagrada de la ciudad de Bahía: la música de carnaval, de los llamados “tríos eléctricos”. Y ella representa esa madurez en todos los niveles: técnico, emocional y comercial. Es increíble ver a esas chicas (como ella y Ivete Sangalo o Margareth Menezes) sobre un camión durante seis o siete horas seguidas, arrastrando multitudes que bailan, cantando sin cansarse y sin perder el entusiasmo o la afinación. Y son estrellas nacionales, podrían guardarse más, pero no, les gusta hacerlo. Y todo viene de la idea de Moraes Moreira de llevar a los “tríos” el cante y los ritmos de los “blocos” afro. Yo soy el autor de la canción “Atrás do Trio Elétrico”, de 1968, que llamó la atención del Brasil hacia la fuerza del carnaval de Salvador. Cuando Daniela canta una canción del Ilê Aiyê y hace que todas las chicas de Río y São Paulo la canten, me siento reconfirmado y sé la importancia histórica que eso tiene. No hace falta que tú lo entiendas pronto. A veces peleo con los periodistas brasileños cuando parece que ellos pueden matar esa fuerza. Y es muy curioso que Elvis Presley les parezca una visión clásica.
MARISTAIN: ¿Le gustan todos los discos de su hermana, María Bethania, o a veces es crítico con ella?
VELOSO:
Amo todo lo que viene de ella. Es mi hermanita. Y es un genio. Sobre el escenario no hay nadie igual. Y sus nuevos discos son todavía mejores que los antiguos. Brasileirinho fue mi disco favorito el año pasado.
MARISTAIN: ¿Qué es lo que más le gusta de la nueva música brasileña?
VELOSO:
Su capacidad de repetir: ¡soy fuerte! Cuando oigo a Nação Zumbi, DJ Dolores y Osquestra Santa Massa, Racionais Mcs, Marcelo D2, Seu Jorge, Maria Rita, Jair Oliveira, Max de Castro, la música del carnaval de Bahía, los pagodes comerciales de Río y São Paulo y Minas, Moreno, Domênico e Kassin ­pienso que Pixiguinha, João Gilberto, Tom Jobim, Chico, Djavan, nosotros, los tropicalistas, no tuvimos la oportunidad de trabajar con un piso histórico tan consistente.
MARISTAIN: Se dice que los músicos brasileños son los únicos del mundo que pueden vivir sin ser conocidos fuera de las fronteras de su país y que en general son displicentes con la posibilidad de trasponer los límites nacionales. ¿Es esto cierto o es un mito?
VELOSO:
Los brasileños no creían en la existencia real del mundo exterior. El Brasil es muy grande territorialmente y muy singular culturalmente (hablamos portugués en América, estamos muy mezclados racialmente desde los comienzos), además todas las grandes concentraciones urbanas crecieron lejos de las fronteras, en la orilla del océano. Pero eso ha cambiado. Hay muchos emigrantes brasileños en Estados Unidos y también en Europa. Y ya sabemos que hay vida real fuera del mapa del Brasil. Carmen Miranda lo anunció. Jobim y João Gilberto lo consolidaron. Milton Nascimento lo reconfirmó. El mundo ahora sabe que hay una música popular brasileña interesante e importante. El mundo tampoco creía en la existencia real del Brasil.
MARISTAIN: Una vez Gil le dijo a Marília Gabriela que de los dos el verdadero intelectual era usted. ¿Se siente más un artista que un intelectual o esos dos conceptos van unidos en su imaginario?
VELOSO:
Me siento más un artista. Pero escribí un libro y hablo mucho. Leo mucho también. Pero sin método.
MARISTAIN: ¿Qué está leyendo ahora?
VELOSO:
Sin método, estoy releyendo a Nietzsche en la traducción de mi amigo Paulo Cesar de Souza (Humano, Demasiado Humano y Aurora), mientras tomo conocimiento de la obra del angolano Agualusa, estudio los textos teóricos del psicoanalista brasileño M.D. Magno, y los del jurista y cientista político Mangabeira Unger. En medio de todo eso, pasé dos semanas afuera de Brasil(Londres y Nueva York) y allí leí No Woman No Cry, una autobiografía de Bob Marley escrita por Rita Marley, seguida del libro de Kapucinszki sobre Ailé Selasié, The Emperor. Fue una gran experiencia leer esos dos libros uno después del otro. Los recomiendo a ambos.
MARISTAIN: De todos sus discos, ¿hay alguno que quisiera volver a grabar?
VELOSO:
A todos, para hacerlos mejor.
MARISTAIN: ¿Qué es lo que hace vigente a una obra, la suya, en este caso?
VELOSO:
No pienso que mi trabajo sea todo “up-date”. Hago lo que puedo.
MARISTAIN: ¿Qué valor le da a la crítica?
VELOSO:
Sin duda, soy un artista crítico. El aspecto crítico está adentro de mi trabajo artístico. Y se nota. Así que estoy siempre a favor de competir con los críticos en su campo. Y no hay mayor señal de respeto al trabajo de los críticos que esa.
MARISTAIN: ¿Qué les dice a aquellos que preferían al Caetano experimental de Transa al intérprete de covers latinoamericanos?
VELOSO:
Bueno, por empezar, Transa no es tan experimental. Araçá Azul sí lo es. Eso sí, acepto el concepto usual de “experimental” como algo que no ha terminado en mí. Porque si sigo la línea de mi mente, encuentro que grabar algunas canciones latinoamericanas conocidas pudo ser (y en mi caso fue) algo muy experimental. Fina Estampa no fue un disco para entrar en el mercado convencional de canciones grabadas en español (Miami y México, por ejemplo; y no me estoy refiriendo al pueblo de Miami ni al de México, sino a los dueños de las fábricas de éxitos, que notaron esto que digo muy claramente y desde el principio). Por otra parte, A Foreign Sound es un disco “difficult easy-listening”.
MARISTAIN: ¿Cuándo fue consciente de la trascendencia musical y cultural que tendría (y tiene) lo hecho en Tropicalia?
VELOSO:
Desde el comienzo, siempre estuve muy consciente de ello.
MARISTAIN: De todos sus productores y arreglistas, ¿Es Jaques Morelenbaum quien más lo ha entendido?
VELOSO:
Jaques es a la vez el más capaz musicalmente y el más receptivo a mis ideas, paciente con ellas y conmigo. En A Foreign Sound me enteré que él incluso canta con mi voz: como productor él conduce tan bien mi trabajo frente al micrófono que al fin él me ayuda a construir mi canto. Sin hablar de los arreglos.
MARISTAIN: ¿Cómo es un día suyo, Caetano?
VELOSO:
Imposible describir un “día mío”. Eso no existe. No tengo un día regular, uno igual al otro.
MARISTAIN: ¿Le ha resultado difícil la paternidad?
VELOSO:
Nunca. Es la más dulce de las obligaciones. Y no hay mayor amor que el que un padre puede sentir hacia su hijo. Para mí, como padre, incluso me resulta difícil creer que el amor de madre puede ser tan grande.
MARISTAIN: ¿Siente nervios cada vez que sale al escenario?
VELOSO:
No siempre. Cuando hago mis shows y ellos ya están listos y el estreno pasó y ya sabemos todo, ni siquiera pienso en eso una vez durante el día. Y cuando llega la hora de subir al escenario, sigo conversando sobre otras cosas con los músicos y técnicos hasta el último segundo. Y salgo tranquilo y concentrado.
MARISTAIN: A menudo salen discos con “Lo mejor de Caetano VELOSO”. ¿Para usted qué es “Lo mejor de Caetano Veloso?
VELOSO:
Esos álbumes son hechos por la grabadora, la casa discográfica, sin pedirme opinión. En general, tienen portadas muy feas. En cuanto a las canciones, nunca me parecen “lo mejor”. Pero tampoco sé yo lo que sea “lo mejor”. Bueno, me gustan las ediciones de Uns, la de Beleza Pura, la de Os Meninos Dançam, la de Recuerdos de Ypacaraí, la de Minha Mulher... MARISTAIN: Cuando le preguntamos al escritor Martín Amis qué sentía cuando escuchaba decir de él “El Mick Jagger de la literatura”, él retrucó: ¿por qué nadie dice de Mick Jagger el Martín Amis del rock? ¿Usted diría lo mismo a quiénes lo definen como “El bob Dylan del Brasil”?
VELOSO:
No puedo decir lo mismo: Brasil no es literatura (algo respetable) y Estados Unidos no son Rock (basura). Bob Dylan es Rock sólo un poco. Yo lo soy todavía menos. Creo que tengo un temperamento opuesto al de Dylan: quiero explicarme, dejar claro, explicitar el proceso. Dylan siempre quiso ocultarse como autor y como persona. Pero sí, es verdad, a nadie se le ocurriría decir “Bob Dylan es el Caetano Veloso de los Estados Unidos”. A pesar de que pertenecemos a la misma generación y a pesar de que ambos hemos oído “Silvaren” cuando optamos por las guitarras eléctricas y por el acercamiento al rock. Pero, de los artistas de lengua inglesa de esa generación, creo que me identifico con la entrevista de Lennon a Rolling Stone cuando rompió con McCartney; con el leonino narcisismo de Jagger sobre el escenario; la dulzura del canto de PaulMc Cartney; y la fama de conocedor de literatura de Bob Dylan. Pero soy brasileño: crecí con la bossa nova y, por causa de João Gilberto, me gustaron desde temprano el cool jazz, Chet Baker y Miles Davis. El rock, solo después de las películas de Godard, y después de que los ingleses le dieran un gran up-grade al género.
MARISTAIN: A propósito de Mick Jagger, ¿qué recuerda de la vez que lo entrevistó?
VELOSO:
Me acuerdo muy bien de todo. Él es muy simpático e inteligente. Contestaba con claridad a todas las preguntas. Después fuimos a la casa de Marina Schiano, una ex-modelo, productora de moda, que es mi amiga y también suya. Allí encontré a Andy Warhol, que era un tipo de muy buena conversación. Y estaban Calvin Klein, Jerry may, Bianca Jagger. Walter Salles, el director de Central do Brasil y de Diarios de Motocicleta, dirigía las tomas de la entrevista. Pero yo no era en realidad el entrevistador. Estaba allí solo para ayudar al áncora del programa, que no hablaba inglés. Él hacía las preguntas a Mick en francés y Mick contestaba en inglés. Yo era un músico que hablaba un poco de inglés. Acepté hacer la traducción porque toda la gente del programa era mi amiga y también porque admiro a Mick Jagger. Cuando lo vi sobre el escenario en 1969/70 pensé: - ¡Es el teatro dionisíaco! ¡Es Nietzsche!
MARISTAIN: Brasil resulta, para muchos que no vivimos allí, una clave para creer en un mundo mejor. ¿Es mucho esperar de Brasil, es demasiado pedirle?
VELOSO:
Brasil tiene muchos problemas profundos y profundamente enraizados en su historia. Pero no puedo negar que también nosotros siempre volvemos a pensar en él cómo en una promesa de una vida realmente buena. ¿Por qué? Si la policía corrupta y brutal no logra reprimir el tráfico millonario y mata a niños indefensos. ¿Por qué? Si tenemos la peor distribución de renta de Occidente No sé. La verdad es que en las calles y en las casas parecemos dulces y, de todas maneras, somos un pueblo original. Una inmensa isla de habla portuguesa en la América del Sur, con una población mestiza, un politeísmo africano muy presente y visible, mezclado con un catolicismo de raíz popular. Un país repleto de cantantes, compositores e instrumentistas geniales. Con futbolistas que parecen ángeles. Y esa bendición de no ser un éxito material en el mundo tal cual se encuentra. ¿Qué se puede ser de eso? Tomarlo como una promesa. Aunque algunos pueden sentirlo como una amenaza.
MARISTAIN: Siempre donde hay un brasileño, uno espera una revolución de los sentidos, una superación de la norma: en la música, en la moda, en la literatura, en el fútbol, ¿qué cosas han hecho a ese país tan rico, tan interesante, tan prodigioso?
VELOSO:
Algo tiene que significar ser un país gigante, en el Nuevo Mundo, en el Hemisferio Sur, de habla portuguesa y población racialmente mezclada. Son demasiadas desventajas como para no pensar en una oportunidad de redención.
MARISTAIN: A veces, los que no somos brasileños equiparamos el hecho de serlo con cierto virtuosismo inalcanzable, como casi una utopía hecha nación, ¿exageramos, tenemos una idea equivocada de Brasil?
VELOSO:
Sí. Pienso que exageráis y escondéis algunas cosas. Brasil también es mucho sufrimiento. Ya he dicho por qué me parece que esa ilusión de utopía es inevitable cuando uno piensa o se acerca a Brasil.(Bueno, el nombre Brasil era el nombre de una isla utópica en la Edad Media europea y la Utopía de Morus, hay quien dice que estaba inspirada en las noticias de nuestro Brasil.)
MARISTAIN: ¿Qué es Brasil para usted?
VELOSO:
Brasil es el país donde nací y donde siempre he vivido (fuera de los dos años y medio en que estuve exiliado en Londres; exiliado por las autoridades brasileñas): no puedo tener una visión objetiva.
MARISTAIN: ¿No siente a su país como una nación que tiene mucho para enseñarnos, mucho para darnos?
VELOSO:
Sí. Y todavía mucho más para aprender.
MARISTAIN: Usted, que tanto apoyó al gobierno de Fernando Cardozo, ¿cómo está viviendo “La era Lula”?
VELOSO:
No he apoyado a Fernando Henrique. Simplemente voté por él en su primera elección. Cuando quiso reelegirse, no voté por él. Lula tiene muchos puntos en común con Cardozo: los dos son expresión de São Paulo, de la izquierda de la Universidad de São Paulo, de la fuerza económica de São Paulo. Los dos son personas respetables y la llegada de ambos a la presidencia tiene un gran valor histórico para nuestro país. Pero son personas, a mi entender, que el Brasil debe saber usar y, al mismo tiempo, saber librarse luego.
MARISTAIN: ¿Qué hizo a Latinoamérica vivir tan a espaldas de Brasil: la lengua portuguesa?
VELOSO:
El hecho de que hablamos portugués nos da la sensación de vivir en un ghetto. Pero el país es inmenso y muchas veces parece un boceto de líder de Latinoamérica. Hay un momento en que miramos hacia arriba para los países de habla castellana; y otro momento en que miramos hacia abajo para ellos. Y a ellos les pasa lo mismo que a nosotros.
MARISTAIN: ¿Lo está haciendo bien Gilberto Gil? ¿Consultó con usted antes de aceptar el ministerio de Cultura?
VELOSO:
Sí. Me preguntó si debía aceptar o no el cargo. Llegué a decirle que no, pero la verdad es que él quería ser Ministro de Cultura. Y parece estar muy feliz donde está ahora. Hay problemas prácticos que no se están resolviendo, y no hay dinero, pero Gil trajo visibilidad al ministerio y trajo discusiones modernas al ámbito cultural brasileño. Como esa cuestión de los derechos frente la reproducción digital y la Internet, por ejemplo.
MARISTAIN: ¿El arte es su único vicio?
VELOSO:
Sí, al menos eso creo.
MARISTAIN: El tiempo pasa, Caetano, y siempre seguimos esperando que un disco suyo nos sorprenda, que algunas de sus declaraciones nos ilumine ¿Le pesa eso, siente responsabilidad, demasiadas demandas de sus admiradores?
VELOSO:
No. No lo siento así. Me gusta hacer música, aunque yo no tenga un gran talento musical. Sé que hay gente que piensa que lo que hago con mi pequeño talento es algo grande, pero yo no estoy convencido de eso. De lo que sí estoy convencido es de que no me pesa demasiada responsabilidad.
MARISTAIN: Además de cantar con Sergio Godinho, ¿qué otros lazos ha tratado de tender con Portugal?
VELOSO:
Canté con Amália a mi lado en el Coliseu de Lisboa. Grabé fados con acento portugués. Grabé con Eugenia Mello e Castro. Canté con Pedro Abrunhosa. Y todavía no he hecho siquiera una tercera parte de lo que quiero hacer en, con y para Portugal.
MARISTAIN: ¿Siente algo especial cuando canta en Lisboa o en Oporto, por ejemplo?
VELOSO:
Sí, muchas cosas. Portugal es un punto esencial en mi mitología personal. Adoro el hecho de que el Brasil haya sido colonizado por Portugueses.
MARISTAIN: A estas alturas, ¿puede asegurarnos de que navegar es preciso?
VELOSO:
Bueno, la verdad es que no fui yo el que hizo esa afirmación. Fue María Bethânia la que me pidió que le escribiera un fado conteniendo la famosa frase de los argonautas que ella encontró en un texto en prosa del poeta Fernando Pessoa. Y así lo hice.

miércoles, 28 de diciembre de 2005

Zeca Baleiro, el tradicionalista revolucionario




Nació en San Luis de Maranhão un 11 de abril de 1966. Fue bautizado José de Ribamar en homenaje al santo del mismo nombre, pero su desatada afición a los dulces lo convirtió en el hoy popular Zeca Baleiro (en Brasil, a los dulces se le llama “balas”). Quiso la fortuna que de un kiosco de golosinas en su ciudad de origen y de una temprana vocación cantautora, este muchacho descendiente de sirios y fanático del Santos (el club de pelé y de Robinho) pasara a convertirse en uno de los artistas más interesantes de la nueva camada brasileña.
Fue en 1997 cuando Zeca Baleiro pudo ser conocido internacionalmente. En el memorable unplugged que la cantora Gal Costa hiciera para la cadena MTV, llamó la atención la voz, entre penumbrosa y cálida, de un muchacho “magro” (flaco) que portaba un quepi. En el momento de cantar Zeca “Flor da pele”, su particular homenaje a “Vapor barato”, la célebre canción de Jards Macalé, un mundo se abrió dentro de un mundo: la tradición volvía a ser revolucionaria en la garganta de quien hace canciones como si fueran golosinas de variados sabores y colores. Cada tonada de Zeca sabe distinto, usa materiales diversos: el lenguaje informático, poemas de Cummings, noticias de los periódicos...;en lo musical, lo multigenérico es una actitud ética: no hay ritmo que se le resista a Zeca (el samba urbano pionero de Noel Rosa, las canciones caribeñas en las emisoras de radio Maranhao, el movimiento artístico Tropicalismo de finales de los años 60, el Mangue Beat - un movimiento nacido en Recife en los 90 que fusiona el rock duro y el hip hop con los estilos musicales del noreste como el maracatú...) y cada una de ellos obedece a una razón semántica. No hay actitudes impostadas ni aficiones a modas pasajeras. Podría decirse que Baleiro es, al estilo de la francesa Agnes Vardá en su primorosa Los cosechadores y yo, un auténtico espigador: el labriego que llega a cosechar lo que otros dejan, un recolector urbano que va haciendo canciones con los restos de una cultura híbrida en la que tanto caben la Internet como el lenguaje de los repentistas o las leyendas de tribus legendarias brasileñas. “Siento siempre la sed del que no quiere ahogarse. Al mismo tiempo, mato mi sed haciendo canciones. Es una gran fuente de oxígeno”, dice Zeca Baleiro. Canciones como “Telegrama”, “Guru da Galera”, obviamente “Nalgum lugar” (célebre poema de Cummings), parecen poemas musicalizados, como si hubiera tenido el texto entero primero y luego aplicara la melodía. “Siempre pienso que en la música popular, en la canción, la música viene como “revoque” del texto, es el vehículo de una idea, de un hallazgo poético, y no al contrario. Difícilmente empiezo a hacer una melodía para después poner la letra, lo que sin dudas es un ejercicio muy interesante”, revela el candidato a un Grammy por su tercer disco (Líricas) y quien a causa de su cercanía con Sergio Godinho ha sido adoptado como propio en Portugal.
“Pienso que se puede y se debe hacer un uso revolucionario de la tradición. De la misma forma como algunos hacen un uso reaccionario de ella. En términos de música popular, por lo menos, todos los trabajos que traen propuestas de renovación estética deben algún tributo a la tradición”, explica el heredero de Veloso, el “neotropicalista”, como han comenzado a llamar los críticos.
“Claro que el Tropicalismo tuvo, además de una importancia estética, una importancia política, histórica, en un momento de transformaciones radicales, profundas, que fueron los años 60. Pero creo que los rótulos limitan el artista, lo convierten en una camisa de fuerza. Y yo quiero ser libre”.
Y agrega: “MPB (Música Popular Brasileña) es un rótulo que surgió en los años 60, entre los universitarios que hacían y consumían la música brasileña posterior a la bossa nova. Es un rótulo elitista, donde no cabían artistas de gran apego popular y gran alcance artístico, como por ejemplo, Luiz Gonzaga, un maestro de la música del Nordeste, un artista universal, definitivo. Grandes músicos y compositores surgieron a la sombra del rotulo MPB: Milton Nascimento, João Bosco, Gonzaguinha, Luiz Melodia, Djavan, Fagner. Hoy veo la música popular brasileña con más magnitud que antes, agregando valores del pop, del rock, de la música electrónica y de la cultura popular, venciendo fronteras. Por eso pienso que MPB dice poco sobre la producción musical actual”.
A propósito del bahiano Caetano Veloso, Zeca acepta: “No hay un solo músico de mi generación que no reconozca la grandeza de su obra, pero no por eso necesitamos ser sus seguidores, como si él fuera el pastor de una secta, un mesías.
Entonces, ¿cuál es el papel que artistas como Caetano Veloso, Chico Buarque y Gilberto Gil han jugado en su obra?
“Son artistas pioneros que nos mostraron que es posible conquistar espacio y popularidad con una producción consecuente, honesta, ética. Guardadas las proporciones, y considerando los diferentes contextos, ocupamos, mis contemporáneos y yo, un lugar semejante a lo que otrora ocuparon ellos, a pesar de que estén los tres en franca actividad y todavía inspirados”, argumenta.
Productor, poeta, aficionado al fútbol, a la gastronomía (está preparando un libro de cocina que se llamará Diario de un magro), Zeca es un artista imprescindible para los que ya se enteraron que la música brasileña es la mejor “do mundo”. En el fútbol, bueno, esta nota es de música. No de fútbol.


Maristain: Canciones como Telegrama, Guru da Galera, obviamente Nalgum lugar, parecen poemas musicalizados, como si hubiera tenido el texto entero primero y luego aplicó la melodía. En general, los compositores suelen tener primero la música a la que luego le ponen la letra. ¿En su caso es al revés?
Baleiro: En mi caso, prefiero hacer letra y música al mismo tiempo, generalmente a partir de una idea de texto. Siempre pienso que en la música popular, en la canción, la música viene a “revoque” del texto, es el vehículo de una idea, de un hallazgo poético, y no el contrario. Difícilmente empiezo a hacer una melodía para después poner la letra, lo que sin dudas es un ejercicio muy interesante. Esas canciones citadas por usted surgieron cada cual de una manera. “Telegrama”, hice la letra y la música de una vez, “Guru da Galera” la hice a partir de un texto de un poeta/compañero, Fernando Abreu, y después desarrolle el resto de la letra al paso en que creaba la melodía. Y “Nalgum Lugar” de hecho era un poema, del poeta americano e.e. cummings, espléndidamente traducido por el poeta brasileño Augusto de Campos.
Maristain: ¿La tradición es revolucionaria?
Baleiro:
Pienso que se puede y se debe hacer un uso revolucionario de la tradición. De la misma forma como algunos hacen un uso reaccionario de ella. En términos de música popular, por lo menos, todos los trabajos que traen propuestas de renovación estética deben algún tributo a la tradición.
Maristain: ¿Qué siente cuando escucha decir de usted que es un “neotropicalista”?
Baleiro:
Cuando lancé mi primer disco, los noticieros brasileños me pusieron el rótulo de “neo-tropicalista”, pero nunca me asumí como tal. Mi generación debe mucho al Tropicalismo, pero también debe al samba, a la bossa nova, a la generación pós-tropicalista, al rock de los años 80. Claro que el Tropicalismo tuvo, además de una importancia estética, una importancia política, histórica, en un momento de transformaciones radicales, profundas, que fueron los años 60. Pero creo que los rótulos limitan el artista, lo convierten en a camisa-de-fuerza. Y yo quiero ser libre.
Maristain: Da la sensación de que usted hace esfuerzos por no ser incluido en el cuerpo de la MPB, sin embargo, no puede negarse que usted es un claro resultado de ese movimiento. ¿Puede aclararnos su visión sobre la MPB?
Baleiro:
MPB es un rótulo que surgió en los años 60, entre los universitarios que hacían y consumían la música brasileña posterior a la bossa nova. Es un rótulo elitista, donde no cabían artistas de gran apelo popular y gran alcance artístico, como por ejemplo, Luiz Gonzaga, un maestro de la música del Nordeste, un artista universal, definitivo. Grandes músicos y compositores surgieron a la sombra del rotulo MPB: Milton Nascimento, João Bosco, Gonzaguinha, Luiz Melodia, Djavan, Fagner. Hoy veo la música popular brasileña con más magnitud que antes, agregando valores del pop, del rock, de la música electrónica y de la cultura popular, venciendo fronteras. Por eso pienso que MPB dice poco sobre la producción musical actual.
Maristain: Zeca, cuando pude entender sus primeras letras, me hizo acordar un poco a Djavan, en esa falta de prejuicios para incluir motivos triviales, cotidianos, a letras que luego resultan muy profundas. Como si usted hubiera llevado al extremo lo que Djavan empezó tímidamente hace unos años. ¿Diría que Djavan ha sido una influencia clara en su manera de escribir canciones?
Baleiro:
Me gusta mucho la música de Djavan, en especial sus primeros discos, geniales. Pero nunca lo vi como una influencia vital, sin prejuicio de reconocer su gran importancia. Entiendo lo que usted dice, creo que lo que hay de semejante en nuestras canciones es el uso permanente de la palabra coloquial, de los diminutivos, de expresiones populares, de adagios, cosa extremamente brasileña, o más, del Nordeste.
Maristain: ¿Ha sentido alguna vez una depresión como la de Stephen Fry al leer una mala crítica en torno a su trabajo?
Baleiro:
No, nunca. Ya sentí rabia, revuelta, depresión nunca. Considero las criticas un mal necesario, me gusta tenerlas, me sirven de alguna manera,
Maristain: ¿Usted está entre los miembros de la nueva generación de músicos brasileños a los que Caetano Veloso ha acusado de querer matar a sus padres artísticos?
Baleiro:
No me acuerdo de haber escuchado a Caetano Veloso hablar sobre eso, pero se habló, no tiene ningún sentido. No hay un solo músico de mi generación que no reconozca la grandeza de su obra, pero ni por eso precisamos ser sus seguidores, como si él fuera el pastor de una secta, un mesías.
Maristain: ¿Cuál es el papel que artistas como Caetano Veloso, Chico Buarque y Gilberto Gil han jugado en su obra?
Baleiro:
Son artistas pioneros, que nos mostraron que es posible conquistar espacio y popularidad con una producción consecuente, honesta, ética. Guardadas las proporciones, y considerando los diferentes contextos, ocupamos, yo y mis contemporáneos, un lugar semejante a lo que otrora ellos ocuparon, a pesar de que estén los tres en franca actividad y todavía inspirados. Maristain: ¿Le cansa que en cada concierto le pidan que interprete “Lenha”?
Baleiro:
Un poco, pero es un gran suceso popular, y siempre pagamos algún precio por esas canciones de gran éxito. En el nuevo show, por eso y por otras razones, encontré una solución interesante: en un escenario electrónico, al final del recital, aparece una mujer del pueblo cantando “Lenha”, un poco desafinada pero con toda su alma. Al principio, la imagen arranca risas, pero después las personas se quedan emocionadas y provocadas.
Maristain: Zeca, en Pet shop mundo cao usted parece estar muy triste, como desencantado, ¿el próximo disco traerá también esa fuerte dosis de melancolía?
Baleiro:
La melancolía es parte de mi personalidad, no sé cómo cambiar. Pero mis músicas, así como mis discos, no son tristes o depresivos. Hay mucha alegría, hay una fiesta de ritmos, hay canciones llenas de humor e ironía. Quizás esté un poco desencantado con el mundo, pero ¿cómo no estarlo? Las canciones son para mi un gran vehículo para esas reflexiones.
Maristain: Sueño con un disco a dúo con Chico César...¿ no se hizo por falta de tiempo de ambos o por falta de interés?
Baleiro:
Chico y yo fuimos muy cercanos, llegamos a vivir juntos en un departamento aquí en São Paulo en el inicio de nuestras carreras, pero nos distanciamos después. Seguimos amigos, pero nuestras vidas tomaron rumbos muy distintos. Me encantaría un día poder realizar un disco a cuatro manos con él, pero por el momento no hay planes para eso.
Maristain: Cada una de sus canciones propone un universo musical y poético propio...a veces las canciones de Zeca Baleiro parecen de otro Zeca Baleiro, ¿Cómo va encontrando la textura musical para cada una de las canciones, siendo como son, tan distintas entre sí?
Baleiro:
Si es un elogio, ¡gracias! No llevo mucho tiempo haciendo una canción pues mi proceso de componer tiene que ser siempre muy espontáneo. Si empiezo a pensar demasiado, a hacer todo muy racionalmente, desisto. Cuanto a la textura de cada canción, ya es un proceso posterior, de producción, en el estudio. Ahí sí, es un proceso más racional, más elaborado, si bien no desprecio nunca el acaso en esos casos. En el pasado alguien ya dijo: “yo soy muchos”.
Maristain: ¿De verdad nunca vio un Jurassic Park?
Baleiro:
El filme, sí. El parque, no.
Maristain: ¿Ha sentido a veces el reclamo de los fans en torno a su carácter melancólico, tan distinto al que presenta en el escenario?
Baleiro:
Nunca pensé en eso. En realidad, fuera de los palcos, intento ser el menos personaje posible, el más humano que pueda. A veces estoy triste, otras veces gracioso, malhumorado, gentil. Demasio humano, diría.
Maristain: ¿Qué le gusta más, grabar discos o dar conciertos?
Baleiro:
Son dos actividades bien distintas entre sí. Me gustan ambas. El estudio es el laboratorio, el parque de diversiones, de descubrimientos. El palco es el lugar de la catarsis, de la explosión. Son sensaciones distintas.
Maristain: Zeca, muchas veces me parece que usted es un poeta con todas las letras, ¿no ha pensado publicar un libro de poemas?
Baleiro: Tengo algunos poemas guardados, que escribía en el inicio de carrera. Tengo un libro de cuentos, también archivado. No tengo pretensión por ahora de publicarlos. La poesía de las canciones es lo que más me interesa en ese momento, pero un día quien sabe?
Maristain: Zeca, si Cummings viviera estaría encantado con su versión musicalizada de Nalgum lugar. Esa canción es de una belleza insondable y el modo de desmentir el mito de que un buen poema no necesita música. ¿Qué sintió usted cuando terminó el tema?
Baleiro:
Me quedé en éxtasis. Ya admiraba bastante el poema, que conocí en una película de Woody Allen, “Hannah y Sus Hermanas”, pero no pensé que fuera capaz de musicalizarlo. Una noche, en el silencio de mi casa, con el libro en las manos, me vino la música entera, lista. A mi también me gusta muchísimo esa canción. Tengo varias canciones hechas sobre poemas, es un gran ejercicio para el compositor.
Maristain: ¿Ha estado alguna vez en México? ¿Qué cosas sabe de este país?
Baleiro:
Nunca estuve en México, sé poco sobre el país pero tengo gran curiosidad, especialmente por el interior del país, creo que debe parecerse mucho con el interior de Brasil. He acompañado con cierto entusiasmo la actual producción del cine mexicano. Asistí recientemente “Amores perros”, “Y Su Madre También” y “Japón”, un filme perturbador que vi en la Muestra Internacional de Cinema de São Paulo el año pasado. Esos filmes me impresionaron por el abordaje original, por la crudeza, y por revelaren un México profundo, lejos de los clichés y estereotipos que el mundo conoce. Maristain: ¿Cómo está Brasil con Lula? ¿Qué significa para usted ser brasileño, ser un artista brasileño?
Baleiro: Pienso que está bien. Lula es un gran hombre y un gran político, pero no es un santo milagrero, como algunos esperan de él. Tenemos que tener un poco de calma y paciencia para sentir los efectos de su gobierno. Es complejo ser brasileño, es un pueblo muy diverso, único. Es doloroso y bello ser un artista brasileño.
Maristain: ¿Ha sentido alguna vez la sed del que no quiere ahogarse o por el contrario, calma su sed ahogándose en su propio océano de canciones? Baleiro: Siento siempre la sed del que no quiere ahogarse. Al mismo tiempo, mato mi sed haciendo canciones. Es una gran fuente de oxígeno.
Maristain: Zeca, ¿le dio o no el beso al portugués de la panadería?
Baleiro:
No todavía, pero nunca es tarde.

JAVIER COLINA O LA SINCERIDAD ABRUMADORA



El maestro Santiago Auserón (ex líder de Radio Futura) le dice maestro a Javier Colina. “Él es de una sinceridad abrumadora y tiene virtudes muy especiales. Primero esa desnudez, no utiliza todo lo que ha aprendido técnicamente, realiza un aprendizaje muy extraño, como de memoria de las tradiciones; tiene un fondo de memoria alucinante, conoce todas las tonadas del mundo y se ha formado con el acordeón antes de pasar al contrabajo y el jazz”, dice de Colina el Juan Perro de nuestras más vehementes pasiones.

Nacido en Pamplona en 1960, este contrabajista con cara de bueno y aire reconcentrado, ha venido participando en los discos más importantes de la buena música española de los últimos tiempos. Muchos le achacan el haber establecido los lazos matrimoniales que hoy unen, el pianista Chano Domínguez mediante, al jazz y al flamenco, pero lo cierto es que este artista lírico y dúctil como pocos, hace de la libertad creativa y de la falta de prejuicios a la hora de escuchar y alimentarse de música, un sello de distinguida y propia nacionalidad.

Una guía para escuchar a Javier puede comenzar con el inolvidable Raíces al viento (1995), primer proyecto en solitario del ex líder de Radio Futura; claro que más tarde qué hubiera sido de Santi Auserón si no hubiera contado con la maestría del maestro Colina para construir su imprescindible Cantares de Vela (2002), donde Juan Perro ladra sus canciones despojadas y hondas en clave de jazz.

Podríamos seguir con el primer disco de Chano Domínguez con su propio trío. Chano (1993) muestra al Colina cuando más le gustaba trabajar con el pianista que luego se volvió célebre y pareció conformarse con la clave de un sonido que encanta a los turistas. Estuvo en el mejor disco de Ketama, en el mejor de Martirio y fue parte fundamental en Lágrimas negras (2003), el fenómeno discográfico que unió al cantaor flamenco El Cigala con el legendario pianista cubano Bebo Valdés. También tocó el acordeón, otra de sus pasiones, en el disco El cantante (2004), de su buen amigo Andrés Calamaro.

Javier Colina habló de su pasado como un modesto hombre de Leyes, de su decisión de dejar la abogacía para dedicarse de lleno al contrabajo y de la pasión por los bajistas líricos, como él; por caso el nada virtuoso pero conmovedor Charlie Haden, por supuesto Oscar Petiford y unos músicos venezolanos cuyo nombre no podía recordar.

Con un proyecto a punto de salir del horno: Combo, en colaboración con el tresero cubano Pancho Amat (unión del jazz con la música cubana) y un inédito junto al recordado pianista catalán Tete Montoliu, este músico que abomina del concepto de carrera para referirse a su actividad artística, habla de la pasión que lo ha convertido en uno de los mejores instrumentistas españoles de los últimos tiempos.

Maristain: ¿Cómo analiza el fenómeno de Lágrimas negras?
Colina:
Creo que lo más importante es que se trata de temas muy conocidos desde hace tiempo, pero de los que ya nadie hace versiones puesto que se hicieron muchas en el pasado. En Cuba nos decían que la gente no escuchaba esas canciones y mucho menos las tocaba en algún sitio. En la voz de Diego, sin embargo, tienen otro sentido y les llama mucho la atención, bueno, y a mí también, claro. El piano de Bebo también hizo lo suyo. En la Isla no se escucha a pianistas como Bebo. Así que el punto de vista jazzero de Bebo, la interpretación de Cigala y mi contrabajo, produjeron ese fenómeno que tú dices.
Maristain: ¿Cómo fue la grabación?
Colina:
Muy rápida. Eso sí que es fresco. En algún tema creo que llegamos a hacer dos tomas, pero la mayoría salía en toma directa. Todo salía natural, no había que repetir nada. Eso nos animaba mucho.
Maristain: ¿Cuáles son los pasos que lo trajeron hasta aquí y cuáles los que lo llevarán quién sabe hacia dónde?
Colina: Bueno, los siguientes pasos no los sé. Supongo que seguiré interesado en las músicas populares. Fui criado culturalmente con el jazz y desde ese punto de vista me animo a tocar cualquier música, sobre todo la que tengo ganas. No me gustan que me digan qué es lo que debo tocar. En Lágrimas negras el tratamiento es como en cualquier disco de jazz: exposición de la melodía, solo de piano, solo de bajo, melodía final y ya está.
Maristain: ¿El camino de un músico de jazz en nuestros países está en el cancionero popular latino?
Colina:
Claro. Es que como músico de jazz español no me interesa mucho el cancionero afro-norteamericano. De ahí lo único que me interesa es el punto de vista, cómo hacer las improvisaciones, etcétera... Como hispano-parlante me interesa comunicarme con los propios, con los míos. Incluso hay fraseos de la música norteamericana que no van con la manera de pensar latina. Nosotros tenemos cinco vocales, los anglosajones tienen muchos más sonidos intermedios y por eso hay muchos cromatismos. En la música latina, las frases que uno hace se parecen más a la manera de entender la música nacional de cada país hispano-hablante.
Maristain: ¿En esta búsqueda de comunicación con sus semejantes, se sigue reivindicando como un músico de jazz?
Colina: Sí. Para mí el jazz es el folclore norteamericano, al que hay conocer muy bien para entender su punto de vista y poder aplicarlo a otras músicas. También es la improvisación. En el latin jazz, todas las improvisaciones se hacen sobre cierta parte del tema, no sobre la canción, eso es un punto de vista afro-norteamericano. Entonces, creo que lo que nos distingue o me distingue dada esta entrevista, es que no tengo que seguir un guión de cómo se debe tocar la música latina. Lo importante para mí es poder improvisar.
Maristain: ¿Existe el jazz latino?
Colina: Bueno, así lo llamamos. Comenzó a existir cuando muchos músicos cubanos, puertorriqueños, dominicanos, se afincaron en Nueva York. Para mí uno de los casos más llamativos es el del trompetista Jerry González, que tocaba con Eddie Palmieri y también tocaba con Mc Coy Tyner. Es decir que usaba dos lenguajes con mucha comodidad. El jazz del que yo hablo es el que comenzó a crecer después del bebop, cuando se terminaron las grandes orquestas y la gente comenzó a valorar la improvisación pura.



"En el flamenco y en el jazz, era el pueblo el que decía quién tocaba bien y quién no. No lo decían las revistas especializadas ni las compañías multinacionales."


Maristain: ¿Qué es el virtuosismo?
Colina: Bueno, los virtuosos son aquellos que hacen fácil lo difícil. En el contrabajo, para mí un virtuoso era Ray Brown. Cuando lo oía tocar, me parecía que eso era lo más fácil del mundo, pero cuando me ponía a estudiarlo me daba cuenta de la complejidad de su música. De todas maneras no pienso que el virtuosismo haya sido un tema en el jazz, es un concepto que se aplica más a la música clásica.
Maristain: Claro, en el jazz nunca se debatió acerca del mejor guitarrista, del mejor pianista...
Colina: (risas) Bueno, entonces no sé.
Maristain: ¿Usted es un virtuoso?
Colina:
¡Hombre!, yo no diría eso de mí. Empecé a tocar a los 26 años, ya era bastante grandecito, no he desarrollado una técnica apabullante, qué sé yo. Ahí tienes el caso de Charlie Haden, que no es precisamente el prototipo del virtuoso, pero el sonido es impresionante. También es cierto que en las músicas populares como el flamenco o el jazz ha habido tipos que gustaban más que los demás y no porque tocaran mejor. Ese tipo de músicos que con pocas cosas hacían mucho y la gente los quería.
Maristain: Pero en la música latina parece haber avidez por músicos que destaquen de la misma forma que destacaron muchos otros en la música afro-norteamericana.
Colina:
Eso es complicado hoy en día. Normalmente, los instrumentistas que han surgido en el jazz lo hicieron de abajo hacia arriba. En el flamenco y en el jazz, era el pueblo el que decía quién tocaba bien y quién no. No lo decían las revistas especializadas ni las compañías multinacionales. Hoy en día, en muchas partes, la música ha dejado de pertenecer al pueblo, así que ya me dirás.
Maristain: Le gusta la cocina, sabemos que canta muy bien los tangos, toca el acordeón, el contrabajo...usted es un hombre completito...
Colina:
(risas) ¡Hombre! Yo toco el contrabajo en público, pero en privado canto, que me gusta tanto como tocar el contrabajo y además soy muy variado, toco el acordeón, bailo, hago muchas cosas si me tomo tres tequilas. Lo que sí no puedo es verme a mí mismo como si estuviera haciendo una carrera, algo que le interesa mucho a otros músicos. Lo que me planteo es hacer mejor las cosas cada día, pasar menos vergüenza cuando toco. Y además un concierto es una cuestión de amor, si siento que me quieren yo estoy bien, si puedo comunicar con la gente está todo bien.
Maristain: ¿Qué es Combo?
Colina:
Es un proyecto que ya lleva más de 10 años. Es un alargamiento jazzístico del mismo concepto de Lágrimas negras: la melodía, los solos y el final, pero todo a ritmo de son tradicional cubano. Es un proyecto, digamos, que sin el tresero Pancho Amat no sería posible. Yo soy el productor, pero si no estuviera Pancho y hubiera puesto un piano, por ejemplo, en lugar de que tocara Pancho, entonces sería algo más parecido al latin jazz y ya se han hecho muchas cosas así. Lo que he querido, de alguna manera, es tomar un camino que no se había tomado antes y que tiene que ver con que los soneros cubanos se interesasen por el jazz. Tenemos de invitado a Diego El Cigala, que canta Dos gardenias y He perdido contigo, hacemos temas de Cole Porter, standards americanos y standards cubanos, con distintos solistas y sobre todo con un lenguaje distinto al del jazz afroamericano: con nuestras cinco vocales, a, e, i, o y u.
Maristain: ¿Cómo era Tete Montoliú?
Colina:
Un personaje maravilloso, un tipo muy ingenioso, además. Hay gente que lo ve como el pianista más importante de España y para mí ha sido uno de los pianistas más importantes de la historia del jazz. No es sólo un tipo que toca muy bien el jazz español, era mucho más que eso. Se dialogaba muy fácil con él. No tenía ningún tipo de pretensión musical, jamás preveía nada, cuando tocaba estaba abierto a todo, no tenía planes, como en la vida: me pongo a tocar y no sé lo que va a pasar, de pronto el bajo hace pum y yo hago pam, yo que sé. Lo importante es la música, en esos días, tocar con él fue muy transformador. Yo era muy joven, entonces, tenía 34 años. Tete fue una de las personas que mejor se ha portado conmigo. Era un tipo muy directo, sin ninguna falsedad, era un kamikaze y tenía un espíritu trasgresor en todo. Todo le daba igual delante de quien sea y opinaba lo que se le antojara en cualquier circunstancia.

jueves, 22 de diciembre de 2005

Un poema de Wilcock

Sea como sea, este mundo es para ti.
Me he preguntado muchas veces para qué servía,
y no servía para nada,
pero ahora gracias a ti se vuelve útil.
Haz la cuenta de la mercadería abandonada por Dios y tómala,
la han hecho para ti milenios de hombres que no te conocían
pero que trataban de prefigurar en templos y tumbas de roca y bibliotecas
un estupor como aquel que infundes
cuando sonríes y haces detener el tiempo
y todos enmudecen poseídos y te levantas y dices,
"yo me voy a la cama".
Duerme, al despertarte estará allí tu herencia:
una ciudad que fue harto famosa,
un río sucio cantado por los poetas, el cine donde asesinaron a Julio César;
y en torno valles, montañas, mares, océanos, y capitales, y continentes y selvas, y pirámides, y versos, y adoradores de tu forma externa o interna
y en lo alto el cielo y el sol y las estrellas y la luna
y sobre la tierra los animales obedientes a ti que a fin de cuentas vienes a justificar su extraordinaria variedad.
Es todo tuyo y no termina nunca.

lunes, 19 de diciembre de 2005

pasionesboomerang

una toalla siempre vuelve
como un clarinete o una ciénaga
pulsiones boomerang
retazos de la ciudadela oscura
donde la prisa no tiene corazón

detenerte en mi órbita
a fuego exacto de las comadrejas
postales de tepito
caricias que anticipaban el big bang
dijo un amigo: el big bang
y pusiste la mano en mi espalda

-ahora puedo escuchar tu remera
porque una canción siempre regresa

-vendo un perro de raza
(y la raza y el perro se despeinaban en un canasto sucio)
la vida es un agujero de latón
ceniza de esperanzas que no puedes explicar
sueñas con aquellos miradores
percibir por el pasillo ocre
la cimitarra de agua
eres linda
eres lindo
convídame cigarrillos a la noche
me iré fumando por la avenida
y estaré solo

un monstruo siempre vuelve
te atropella con sus brazos desarmados
y eres un hada en manos de king kong

peregrinarás por calles estrechas
añoraré los árboles
la penumbra del sol cuando te echo de menos
los poemas de desnos descuartizados por la mala memoria
y la canción que vuelve
siempre regresa la canción
triste placer de hallarme cuando ya me habré ido

domingo, 18 de diciembre de 2005

¿Dónde estabas cuando asesinaron a Aldo Moro?

¿Dónde estabas cuando asesinaron a Aldo Moro?
(a valerio piccioni)

crespón de capa / toda niñez tiene sus sanfermines / dónde estaban tus ojos azules cuando asesinaron al carnicero angelito / dónde tus manos tibias cuando el cadáver de ella apareció tapado con una bolsa de arpillera / a quién me conocías en los balazos congelados sobre el rostro de aquellos correntinos / roma no era / no estaba en el planeta / pero tú estabas en un lugar de roma / tenías el pelo negro / las cintas violetas se abrían a tu paso / cantaban ángeles seguro / porque cuando se trata de ti / las cosas tienen que ser como en un poema de r.w./ dónde estabas cuando asesinaron a aldo moro / te parecía que la adolescencia iba a durar toda la vida / y que la mujer llevaría los pantalones estrechos para siempre / pero la bizarría tiene un límite que se prodiga entre la leyenda de astroboy y el sombrero de copa que despunta el azur / dónde estabas cuando las cucharitas del café entraban en la garganta del mago impostor / dónde la botánica de ítalo / la finta y el cristal de pier paolo / el saco que le quedaba grande a julio / los árboles de banfield / la vereda donde me enteré que john había partido / ¿supiste ya? / los que te quieren nunca olvidan / roma queda en ranelagh / lo presientes / es un abstruso mapa que dibujó miguel en su tiempo libre / entenderás que los cadáveres nuestros siguen muriendo a lo vallejo / y que los tiempos nunca fueron libres / pero dónde estaba tu voz / dónde el lirismo de tu camisa a cuadros / dónde las zapatillas para correr como sillitoe / dónde yo en toda esta paciencia inverosímil / que dice espejo y rabia con una desazón que aumenta tu virtud / ese muerto que habla desde el baúl de un auto / ese muerto que llora desde un campo azotado por los uniformes / ese muerto que gime desde el edificio dakota / dónde estaba tu carne en duermevela / dónde tu corazón en ristre / dónde la sombra de todo lo que atañe a esta urdimbre de esperar que una palabra / sólo una palabra / espante el muérdago

- ¿Y tú, güey?

¿Y tú, güey?
Yo no sé si hay idiomas más complejos y ricos que el español. En todo caso, de lo poquito que aprendí de mis lecturas nietzscheanas es que las comparaciones son efectivas cuando se bastan a sí mismas. Es decir: algo es mejor que cuando es mejor que sí mismo, no mejor a otra cosa parecida.
¿Cuántos análisis permite una oración de tres lpalabras en el español?
Sí, el español es la verdadera venganza de Moctezuma. Lo digo yo, que me peleo todos los días con el inglés, que no hablo y leo poco, por una decisión adolescente y ahora tan perjudicial para mí que consistía en "no aprender la lengua del imperio".
Claro, peor lo tienen los gringos, pero como no se molestan en aprender el español, nunca se las tienen que ver con subordinadas pasivas o verbos copulativos o compuestos.
¿Y tú guey?
Tres palabras en español.
Primero: si vas a analizar gramaticalmente una oración, debes encerrarla en corchetes.
Entonces:
[¿Y tú guey?]
Es una oración interrogativa. Una pregunta directa que en el español exige los signos de interrogación (hay interrogativas indirectas que pueden plantear una pregunta y no necesitar los signos. Qué mal lo tienen los que necesitan aprender el español).
Los signos de interrogación en nuestro idioma, abren y cierran. No hay nada menos estético y doloroso que esas oraciones interrogativas que suelen usar los hispano-parlantes contaminados por la influencia del inglés: con un solo signo al final.
Entonces:
[¿Y tú guey?]
Estas tres palabras indican, por otra parte, un diálogo. En consecuencia, requieren de un guión en el inicio.
Quedaría así:
[- ¿Y tú guey?]
Ahora bien, este diálogo es a su vez, una increpación. Lo que en la gramática lleva el nombre de vocativo. Es como un rezo, una exhortación. Se impone la coma. Qué horror la falta frecuente de la coma en los vocativos y que da como resultado esas oraciones incorrectas tipo: Vamos México o Buenos días América.
No. Lo correcto es: Dios te salve, María. No hace falta, eso sí, la coma en Padre nuestro que estás en los cielos...porque "que estás en los cielos" es una subordinada que modifica directamente al núcleo del sujeto (padre), indicando, en este caso, el lugar donde se encuentra el Padre nuestro. El padre nuestro no se puede concebir sin su lugar de estancia. Es nuestro, pero está en los cielos. Ambas cosas deben ir juntas.
Por lo tanto:
[- ¿Y tú, guey?]
Sucede que guey no es una palabra que exista en el español básico, sino que es una deformación de buey, el animal. No hay problema con esto, porque de acuerdo a las formas de hablar el español en los diferentes países, guey es testimonio de un argot. Semánticamente, guey y buey no son lo mismo y aquí no funcionan las reglas de corrección idiomática.
Claro que, morfológicamente, para poder bien decir la palabra guey, que suene como quiero que el otro la escuche, necesito poner una diéresis en la "u". De ese modo, el diptongo adopta el sonido "we", requerido para la pronunciación de la palabra.
Entonces:
[- ¿Y tú, güey?]
El problema que plantea esta oración es la letra "Y" en el inicio. "Y" conecta unidades de sentido. No vale por sí misma para iniciar una oración. Quiere decir que si empieza con la "Y", el hablante está indicando que su discurso completa a anteriores unidades de sentido. Es un discurso ligado a otros. Obligatorios, de este modo, los tres puntos suspensivos.
Ahí vamos:
[- ¿...y tú, güey?]
En el cierre de la oración, no estaría mal poner otros tres puntos suspensivos. Se supone que es una pregunta directa que requiere una respuesta, aunque una respuesta quizás no tan precisa. Tiene algo, esta oración, de pregunta retórica, pero no estamos demasiado seguros de ello. Es decir, pueden o no estar los tres puntos suspensivos al final.
[- ¿...y tú, güey?...]
Si el que pronuncia esta oración, en lugar de esperar respuesta, le apunta con una pistola a la sien de su interlocutor y lo mata a sangre fría, acontece una gramática misteriosa e indescifrable, a todas vistas imposible de explicar a alguien que quiera aprender nuestro idioma.
Es cuando los hispano parlantes nos quedamos mudos, pero con la boca abierta, convencidos de que nuestro lenguaje es tan complejo, que ni nosotros lo entendemos.
Así, no hay diccionario que aguante, es lo que digo.