lunes, 31 de mayo de 2010

PAUL MCCARTNEY, EL CHICO CON CARA DE NIÑO



Para Paul McCartney (Liverpool, 18 de junio de 1942), el tour de este año que incluye, entre otros escenarios de enorme trascendencia, una actuación en la Casa Blanca y un concierto privado para recaudar fondos destinados al legendario Teatro Old Vic de Londres (que dirige el actor Kevin Spacey) en su 192 aniversario, esta no es la gira del adiós.
Sin embargo, en julio del año pasado, las agencias de noticias explotaron con la bomba de que el músico, de 67 años, estaba planeando su final antes de cumplir 70 y de que “los efectos del yoga y el vegetarianismo ya no puedan evitar la lógica decadencia física” (sic), habría dicho un asistente del músico sin dar a conocer, obviamente, su nombre.
Lo cierto es que Paul no se va este año. Así lo aclaró el propio músico en agosto del 2009, en declaraciones efectuadas al Boston Herald. “Lo único que puedo decir es que no me retiraré. Es como el mito de Paul is dead. Hablé del un supuesto retiro en sólo una ocasión y mi respuesta fue No Way, José (sic). Se ve que alguien interpretó mal eso”, dijo el famoso ex beatle.
McCartney afirmó que quiere seguir tocando en vivo "lo más que pueda". "Tanto como la gente quiera venir a verme, seguiré con esto. Es muy fácil empezar con rumores de cualquier tipo", afirmó el autor de "Yesterday".
Si los conciertos que el 27 y 28 de mayo que Paul brindó en el Foro Sol de México marcan el final está por verse, tampoco es probable que haya sido la última oportunidad que tuvo el público local de disfrutar de su música en directo, si se confirma la noticia de que en 2012 McCartney dará un concierto en la zona arqueológica de Chichen Itzá.
Lo cierto es que con el inmenso Abe Laboriel Junior en la batería, Brian Ray y Rusty Anderson en las guitarras y Paul Wickens en los teclados, el mítico bajista de dedos mágicos encandiló a una fanaticada que ha marcado récord de tiempo en la compra de los boletos, hasta agotarlos en pocas horas, como el mismo McCartney destaca en su página oficial.
Un repertorio vasto de 35 canciones (más tres o cuatro de pilón) que, obviamente no alcanzó a cubrir ni la cuarta parte de su extensa discografía (con los Beatles, con Wings, en solitario…), marcó el encuentro del ex beatle, después de ocho años, con sus admiradores mexicanos. Aquí van, estas son, estas fueron:
1. Venus And Mars
2. Rock Show
3. Jet
4. All My Loving
5. Got To Get You Into My Life
6. Highway
7. Let Me Roll It / Foxy Lady (Jimi Hendrix cover)
8. The Long and Winding Road
9. Nineteen Hundred And Eighty Five
10. (I Want to) Come Home
11. My Love
12. I'm Looking Through You
13. Every Night
14. Two Of Us
15. Blackbird
16. Here Today
17. Dance Tonight
18. Mrs Vandebilt
19. Eleanor Rigby
20. Something
21. Letting Go
22. Sing the Changes
23. Band on the Run
24. Ob-La-Di, Ob-La-Da
25. Back in the U.S.S.R.
26. I've Got a Feeling
27. Paperback Writer
28. A Day in the Life / Give Peace A Chance
29. Let It Be
30. Live and Let Die
31. Hey Jude
Encore:
32. Day Tripper
33. Lady Madonna
34. Get Back
Encore 2:
35. Yesterday
36. Helter Skelter
37. Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (Reprise)
38. The End

Un chico con cara de niño
“Aquel chico de quince años con cara de niño que John iba a conocer esa inocente tarde de verano (sábado 6 de julio de 1957) – un más que colaborador, más que socio, más que hermano, destinado a compartir su vida y vivir en su mente y en su voz durante la siguiente década casi completa- parecería siempre su lado opuesto en todos los sentidos. Y, sin embargo, tanto en sus orígenes como en su ambiente familiar, eran notablemente similares”. Así describe Philip Norman, el biógrafo de John Lennon, el encuentro entre los dos adolescentes ingleses que cambiarían para siempre la historia de la música contemporánea.
Ese chico con cara de niño a que hace referencia Norman nació como James Paul McCartney el 18 de junio de 1942 en Liverpool y la vida le daría en su adultez, entre otros honores, el título de Sir que corresponde anteponer a su nombre de pila. Con sesenta discos de oro y ventas en torno a los 100 millones de discos, con su canción “Yesterday” como la más versionada de la historia de la música (3700 “covers” registrados), no es difícil dimensionar su grandeza artística y mucho menos adjudicarle diplomas que garanticen su sangre real.
“Al igual que John –sigue Norman- Paul había crecido en un ambiente de aspiraciones sociales. Mary, su madre, era enfermera titulada (como la tía Mary de John) que después se convirtió en comadrona a domicilio que trabajaba para las autoridades municipales atendiendo a la gran cantidad de mujeres que todavía preferían dar a luz en sus casas. Esto significaba que, aunque Paul y su hermano pequeño Michael habían crecido en una sucesión de bloques del ayuntamiento para el que trabajaba su madre, siempre habían tenido la sensación de ser ligeramente especiales. Mary McCartney era una mujer refinada por naturaleza que fomentaba en sus hijos el que tratasen de hablar con más “elegancia” que los niños del bloque con los que jugaban”.
Es de familia, entonces, de donde le viene a Sir McCartney ese don de gente más afín con la aristocracia que con su origen obrero y es ese charme que lo caracteriza el que brillará cuando el próximo 2 de junio el famoso ex beatle pise el suelo de la Casa Blanca para recibir, de manos del presidente de EU Barack Obama, el premio Gershwin, renombrado galardón de la Biblioteca Nacional estadounidense.
Antes, claro, de tantos premios y reconocimientos, hubo “un adolescente gordo”, quien cuando John Lennon le apoyó por primera vez una mano en el hombro se dio cuenta de que aquel que se convertiría más temprano que tarde en su otra mitad, estaba borracho.
La diplomacia, la labia
Obligados o no, los fans beatlemaníacos en el mundo entero se dieron a la tarea de elegir entre Lennon y McCartney para identificarse. En la ley de las comparaciones arbitrarias e irracionales, quedaron para Paul las etiquetas de demasiado conservador, cuando no un especulador mefistofélico o una pre-versión masculina de la Yoko Ono que, al decir y sentir de muchos, tejió la trama del eterno descontento del famoso cuarteto de Liverpool.
Dichos sambenitos le cayeron injustamente en la testa y aunque Paul nunca demostró un solo rasgo autocompasivo, ni pidió permiso o perdón por ser el eterno sobreviviente del legendario dúo, en su conocida y estereotipada flema inglesa se puede justificar esa parsimonia con que enfrentó el torbellino de su carrera musical y el vértigo de su transcurrir personal.
“Le desagradaban profundamente de un modo nada liverpooliano cualquier clase de agresión o confrontación abiertas y prefería convencer a los otros de que hicieran lo que él quería mediante diplomacia, encanto y la inocencia muchas veces engañosa de sus enormes ojos castaños”, describe Norman en la profusa biografía de Lennon editada por Anagrama.
Ese rasgo diplomático y conciliador lo ha acompañado siempre y a él le debe McCartney, sin dudas, el haber sobrevivido a numerosas tragedias y escándalos, a los que hizo frente con ese rostro aniñado que, a sus 67 esplendorosos años, aún conserva y que lo ha traído a este nuevo milenio con la fuerza que sólo obtienen aquellos que han ganado mucho, pero perdido en casi igual proporción.
La primera pérdida grande la sufrió McCartney cuando apenas tenía 14 años. En octubre de 1956, su madre murió de cáncer de mama y fue su padre, Jim, quien se hizo cargo heroicamente de la familia y quien le transmitió directamente su amor por la música en una casa humilde pero con piano.
A John Lennon, su alma gemela, lo perdió dos veces. La primera cuando irrumpió en la vida de su amigo la artista japonesa Yoko Ono.
“Entiendo que quiera estar con ella, pero ¿por qué tiene que estar con ella todo el tiempo?”, fue una de las cosas que dijo Paul al referirse a la simbiosis de la pareja. En respuesta a su pregunta, Ono se defendió frente al periodista británico David Sheff: - “Lo que pasó con John fue más o menos lo siguiente: me fui a la cama con un tipo que me gustó y, de repente, a la mañana siguiente, me encuentro con los tres cuñados ahí parados, observándome…”.
Y el propio Lennon al mismo Sheff: “Siempre he creído que hay algo implícito en la canción de Paul “Get back”. Cuando la estábamos grabando, cada vez que él cantaba “Get back where you belong…-Regresa adonde perteneces-, miraba a Yoko”.
Lo cierto es que con Yoko como portadora de un paradigma separatista que la persigue hasta estas fechas, Paul se quedó sin su gran amigo y compañero de creación, con quien mantuvo, luego de la separación de la banda, una creciente rivalidad y controversia que siguió aun después de la muerte de Lennon, en la figura de su viuda. Tanto así que en el 2000, en ocasión de publicarse una antología beatle “mi letra para “Blackbird” se publicó como escrita por John Lennon y Paul McCartney. Y John no tuvo nada que ver con esa letra. Creo que incluso él sería el primero en apoyarme en esto, pero lamentablemente no está aquí para decirlo. Esto ha tomado estado público y aparezco como un hijo de puta que trata de perjudicar a John”, contó Paul al periodista de The Guardian, John Harris, en 2004.
En la biografía sobre Paul escrita por Barry Miles, Hace muchos años, McCartney salda cuentas y escribe en la contraportada: “Te lo contaré como lo recuerdo. Quiero dejar en claro que John era grandioso. Era absolutamente maravilloso y yo lo amaba. Que no se crea que estoy ahora tratando de hacer mi propio revisionismo. Él era fabuloso. Todo lo que digo es que yo también tengo mi versión del asunto, que a veces se ignora. Por eso acepté ser parte de este libro”.
“Produjimos una obra general que no creo que pudiera haber producido él solo, ni yo solo. Era sólo yo quien se sentaba en esas habitaciones de hotel, en esa casa en el ático; no era Yoko, no era Sean, no era Julian, no era George, no era Mimí, no era Ringo. La verdad es que John y yo éramos iguales. Al final, la producción de cada uno resultó más o menos igual. Esa es una de las cosas más asombrosas de todo esto. La gente puede decir: Ah, sí, no era Paul: o no era John sino Paul, pero yo que estuve ahí se que no es cierto. Los otros Beatles saben que no es cierto”, dijo McCartney a su biógrafo Barry Miles.
Cuando muere John
La segunda y definitiva pérdida de Lennon la sufrió McCartney obviamente en 1980, cuando el psicópata Mark Chapman se cargó a John disparándole en la puerta del edificio Dakota, en Nueva York.
“Hoy he intentado refugiarme en el trabajo, pero continúa apareciendo en mi mente. Me siento destrozado, furioso y muy triste. Es ridículo. A veces era algo duro conmigo, pero yo lo admiraba en secreto por ello y siempre me las arreglé para estar en contacto con él. No puede dudarse de que fuéramos amigos, yo quería realmente a ese tipo. Pienso que lo que ha ocurrido hará que en los próximos años la gente se dé cuenta de que John era un hombre de estado de talla internacional. A menudo le parecía un lunático a mucha gente. Se hizo enemigos, pero él era fantástico. Era un hombre tierno y comprometido, y con el disco Give peace a chance ayudó a parar la guerra del Vietnam. Todo lo que hizo tuvo sentido.”, fue una de las primeras cosas que dijo Paul a propósito de la muerte de Lennon.
También compuso para su amigo muerto la canción “Here today”. “Al menos una vez en cada gira, esa canción me pega. La estoy cantando y de repente me doy cuenta de que es muy emotiva y de que John fue un gran compañero y un hombre muy importante en mi vida y que lo extraño”, le dijo a John Harris en la citada entrevista para The Guardian.
Cuando muere Linda
Si la ausencia de Lennon hizo un agujero en el alma de Paul, mucho más devastadora fue la muerte de su esposa durante casi 30 años, Linda Eastman, a causa de un cáncer de mama –como el que también se llevó a su joven madre-, en 1998. Linda, que había nacido en Nueva York en 1941, no sólo le dio cuatro hijos al célebre músico (Heather, Mary, Stella –la famosa diseñadora de modas- y James), sino que también representó para Paul un enorme soporte afectivo y artístico que derivó en la creación, en 1971 del grupo Wings, donde ella cantaba y tocaba el piano.
Con esa banda creada luego de la separación de los Beatles, los McCartney lograron un éxito mundial, varios premios Grammy y hasta un Oscar por la canción “Live And Let Die” para la película homónima del James Bond encarnado por Roger Moore en 1973.
“Linda tenía los pies en la tierra. Me enseñó a relajarme. Sus prioridades eran privadas, más que públicas. No iba a la televisión para quedar bien. Simplemente era muy divertida, muy lista y tenía mucho talento”, dijo Paul al periódico The Sunday Times cuando se conmemoraron los diez años de la muerte de su esposa.
El que es considerado el mejor disco en solitario de Mc Cartney, Flaming pie –editado en 1997-, fue el gran tributo en vida que le hiciera el ex beatle a su mujer, cuando ésta ya estaba muy enferma.
Cuando muere Heather Mills
La ex modelo inglesa Heather Mills (12 de enero de 1968), de notable parecido físico con Linda Eastman, apareció en la vida de Paul en 1999 y cuatro años más tarde del fallecimiento de la mujer de McCartney, se convirtió en su esposa.
Aunque el matrimonio dio como fruto a la niña Beatrice, el quinto hijo del músico, en 2002, distó mucho de ser una pareja ejemplar; un escandaloso divorcio en 2008, reveló el pasado de Heather como prostituta de lujo, el odio que le prodigaban los hijos de Paul y Linda y el carácter voluble de la ex modelo, quien no dudó en ridiculizar a su ex marido ante los medios de comunicación, acusándolo de drogadicto y alcohólico.
Fueron 48 los millones de dólares que le costó a McCartney sacarse de encima a su peculiar segunda consorte, quien por cierto no ha fallecido, aunque nada de ella parece quedar en el corazón de su atribulado ex esposo.
En noviembre de 2009, Paul declaró a la edición inglesa de la revista GQ, que haberse casado con Mills había sido “el mayor error de mi vida”.
Hoy, el Sir tiene una nueva novia. Se llama Nancy Shevell y es una millonaria estadounidense de 47 años, 20 menos que su novio.
Cuando muere Paul McCartney
Considerado uno de los mejores bajistas de la historia (zurdo, para más datos), Paul McCartney es en realidad un multiinstrumentista que no lo hace nada mal al piano, a la guitarra e incluso a la trompeta, que fue su primer juguete musical en la adolescencia. Mide un metro ochenta, es vegetariano desde hace 30 años, tiene una fortuna valuada en más de 1000 millones de dólares que lo hace el músico más rico del Reino Unido y uno de los más adinerados del mundo.
Sin embargo, al Sir que ha sabido permanecer durante décadas como una figura central de la cultura contemporánea, lo persigue una leyenda urbana: el músico habría muerto el 9 de noviembre de 1966 a causa de un accidente automovilístico y a quien vemos es, en realidad, a un doble que se le parece mucho.
A la leyenda la sustenta un entramado complejo que puede rastrearse en distintas canciones de los Beatles y que constituyen “la prueba” del fallecimiento del famoso cantautor.
La leyenda, que ha sido tomada como es razonable en broma por el propio McCartney, cobra vida todos los 18 de junio, que es cuando Paul cumple años.
Este año, para esa fecha, la editorial mexicana Axial tiene pensado lanzar un libro que condensa todas las “pruebas” de la muerte de “Maca” y que está escrito por un músico local, integrante del grupo Seguimos juntos.
Ajeno a los rumores y más vivo que nunca, Paul McCartney regresó a México ofreciendo su Up and Coming Tour, que inició en Estados Unidos el pasado 28 de marzo y que prosigue el 12 de junio en Dublin.

martes, 25 de mayo de 2010

Edificio, por Ana García Bergua (Páginas de Espuma)


Edificio, por Ana García Bergua (Páginas de Espuma)
La mirada observadora de Ana García Bergua, a quien imagino sentada como el atribulado James Stewart de La ventana indiscreta, nos lleva a recorrer los interiores de un edificio del que no saldremos los mismos, si es que conseguiremos salir de allí.
Misterio y miedo, humor sórdido y humor del bueno –como el que expresa ese matrimonio que juega al escondite para excitarse primero, aburrirse después y finalmente divorciarse- pueblan las páginas de estos cuentos muy cortos y muy largos, concentrados en líneas pesadas, densas, morbosamente atractivas, que por ninguna razón se diluyen y, por tanto, no nos dan respiro.
A Ana, ligada tanto al cine como está, no le molestará –claro- que, en un arranque poco imaginativo y casi obvio, su libro remita a la susodicha La ventana indiscreta; que sus personajes, hijos también del horror –el militar que mantiene encerrada a su anciana mujer en un cuarto aislado con un gato siamés gigante adentro, el profesor de Europa central que retiene a la fuerza a sus invitados o el escritor que abandona sin razón alguna a sus visitantes- sean deudores del Hitchcock mas tortuoso.
Sin embargo, sus cuentos también nos transportan al universo cortazariano de “Cirse”, por ejemplo esa historia de bombones de fruta cargados con veneno.
Todos los personajes de Edificio parecen ángeles inofensivos y, sin embargo, traen una carga extra de veneno adentro. Se distribuyen estratégicamente a lo largo de las páginas, para clavarnos su ponzoña y dejar una huella indeleble en nuestro espíritu.
Es, seguramente, la maestría de Ana García Bergua para darlos a conocer sin sus tintes, con sus disfraces, cuando tratan de no perder el tipo (en vano, por supuesto), en medio de sus miserias (como el relato magistral de la caída de Aída en el baño de un restaurante luego de caer fieramente derrotada por una mousse de chocolate), lo que hace de este libro un imán del que no podemos despegarnos, electrificados como estamos frente al monstruoso desfile de tan singulares criaturas.
Es también la alta calidad de narradora de AGB lo que permite leer el libro varias veces, en varios niveles, mientras avanza la cuota de peligro para un lector que se verá cada vez mas involucrado en los asuntos de la rubia del 5 o del coleccionista de autos raros del 7.
Al principio, el libro es lo que es: la narración de las historias protagonizadas por personas que viven en un edificio “normal”. Ana cuenta con dulzura y sus infalibles artes de seducción: sabe dónde una oración corta, cuándo un capítulo largo, por qué mejor terminar el cuento aquí y no seguirlo. Pero el arte de Ana no es sólo narrativo, también es hechicero y, conforme las páginas avanzan dejamos de ser el auditorio atento de la cuentista, para convertirnos en habitantes privilegiados y omniscientes de ese edificio de locos.
Tanto así, que las historias parecen ¿terminar?, en la puerta cerrada con llave de nuestro departamento y, por esta vez, sólo por esta vez, nos hubiéramos salvado de que la autora entrada en nuestra casa para descubrir y luego dar a conocer nuestros secretos inconfesables.
Conocí a Ana en el vértigo de su hogar, atareada con las urgencias planteadas por una hija adolescente que parecía ser su hermana menor. Su cabello largo, su rostro amable, su proverbial timidez y su manera de andar por la vida interesada por las cosas y personas que en ella aparecen, no dejan entrever a la diabólica, puntillosa, osada y casi morbosa escritora que es.
En Edificio, un libro inolvidable y placentero –yo también soy diabólica como lectora), AGB lleva hasta el extremo la falsedad de las apariencias y nos enseña a desconfiar –o al menos no creer de inmediato- de nuestra propia sombra.
Así como la ven, tan calladito que se lo tiene, esta mujer desafía al mundo real con su literatura, es decir, Ana García Bergua toma a la realidad del cogote, la estampa contra la pared y la obliga a declarar sin leerle sus derechos constitucionales.
La realidad, derrotada y sin salida, confiesa. Todo, todito.

sábado, 8 de mayo de 2010

ENTREVISTA A ANDRÉS CALAMARO




Andrés Calamaro (Buenos Aires, 22 de agosto de 1961) es reflejo de la buena salud de la que goza la música popular argentina. No sólo es el cantautor de rock masivo acostumbrado al cartel de sold out en los conciertos que ofrece en su tierra, sino que se ha convertido —queriéndolo o no— en la voz artística de la juventud.

Fuera de su país, Calamaro juega de local en España, es un referente obligado en Latinoamérica y en México, luego de haber sido un artista de culto, ha logrado encaramarse en el gusto popular después de una elogiada participación en el Vive Latino 2009 y de un recordado concierto en el Auditorio Nacional en octubre de 2008.

Con su disco La lengua popular, Andrés consiguió las mayores glorias en forma de Grammy, Premios Gardel de Argentina y Ondas, de España. Ahora, vuelve con “Los divinos”, el primer single extraído de su próximo disco Calamaro on the Rocky en el que participan El Cigala, Enrique Bunbury, Calle 13, Niño Josele y Vicentico, entre otros.

Calamaro, que brindará sendos conciertos el 17 y el 18 de junio en el Teatro Metropólitan del Distrito Federal, dio una entrevista exclusiva a KIOSKO, para hablar, entre otras cosas, de la mención que hizo a su persona el Tigre Acosta, un tristemente célebre ex represor. “Andrés Calamaro es uno de los enemigos a vencer”, dijo el ex torturador en su delirio, luego de que el músico pidiera pena de muerte a los militares que participaron en la cruenta dictadura de los 70.

¿Tiene alguna idea de lo divino?

Un hombre de poca fe, como yo, necesita auténticas epifanías para demostrarse la existencia de lo humano y lo divino

¿Lo divino se parece a lo sagrado?

Es una cuestión dialéctica que tendría que dictarme un diccionario; supongo que lo sagrado es un status humano y lo divino es un estadio divino, valga la redundancia.

¿Hacer canciones es divino o sagrado?

Según quien las escriba.

¿Quiénes son los divinos de su disco?

Jerry González, Diego El Cigala, Niño Josele, El Langui y Residente, que está sospechado de virtudes poéticas fuera de este mundo; el resto de mis compañeros no escatima condiciones extraordinarias íntimamente relacionadas con la música, expresión sospechada de divinidad frecuente.

¿Cómo ha sido el año de tanto éxito y proyección internacional?

Estamos honrados viajando y tocando, pero no nos sentimos deslumbrados porque somos jóvenes con bastante antigüedad; personalmente siento gratitud y responsabilidad frente a las giras anteriores y las próximas ; no somos estrellas del deporte, ni astros del rock inglés ni actores consagrados por la Academia. ¡Ni hablar!

¿Su oficio tiene mucho de organización, disciplina, eso que llaman profesión?

Nos gusta ensayar, prepararnos, mejorarnos... estamos sujetos a una organización profesional, aunque a veces a los músicos nos tratan como a niños que no supieran atarse los cordones de los zapatos; ocurre que necesitamos de cierta disciplina para mejorar como conjunto musical y como individuos instrumentales, respondemos a los valores de la amistad y la familia.

¿Y qué hace con su tiempo libre?

También somos libres cuando estamos viajando y cantando, pero cuando tengo eso que llaman “tiempo libre” me libero de responsabilidades cantoras, vivo menos pendiente de las cuerdas vocales, despliego mis medianas habilidades culinarias y también pienso en música; se supone que el tiempo libre es el tiempo para encontrar la música proxima y ocuparse de las deliciosas actividades corrientes.

¿Sigue siendo para usted una obsesión cantar bien por sobre todas las cosas?

No es una obsesión, pero es casi una preocupación constante. No sé si es lo más importante, pero debería importarme, cuando no me urge la creación, me importa ser un intérprete mejorando.

¿Sabía a lo que se atenía pidiendo pena de muerte a los represores de los 70?

De momento, no soy un héroe ni mártir.

¿Qué sintió cuando “El Tigre” Acosta dijo que usted era un enemigo a vencer?

Si le soy cabalmente sincero, sentí una extraña euforia. No me esperaba semejante cosa, pero no puedo evitar la responsabilidad civil y sentirme privilegiado por haber cosechado semejante calaña de enemigos.

¿Qué dijo su hermana (La cantante Hebe Rosell, exiliada política en México)?

Supongo que mi hermana saluda mis valores anarco-poéticos, me sabe un intelectual silvestre, pero preocupado por nuestro país y nuestro mundo; todo empezó como una broma seria, opinar desde un escenario siempre es incómodo para alguien, no sospechaba el alcance, la simbología histórica de lo que fue un saludo a los juicios reabiertos y a la reconstrucción histórica.

¿Tiene miedo?

¡No me corresponde!

¿Con su nuevo disco, no teme que todos esperen otro “La lengua popular”?

Curiosamente, en mi país un extraño fenómeno empuja a la gente que no me escucha a pronunciarse en contra de mis habilidades; supongo que forma parte de la decrepitud de la sensibilidad, en el magma reaccionario no hay tiempo para escuchar un disco, pero sí para manifestarse en contra de sus contenidos. La lengua popular me devolvió al mapamundi musical y Calamaro on the rock tendrá la función de prolongar el status de disco grande que despide a La lengua...

¿Qué podremos escuchar en el concierto que dará prontamente en México?

Vamos a cantar canciones que nunca habíamos cantado y algunas del próximo disco, siempre intentamos dar el mejor concierto posible. Nuestras cualidades son las guitarras y las canciones, estamos sujetos a la magia del momento, pero también ofrecemos nuestro oficio sensible.

¿Cómo se siente, físicamente hablando, con tantas giras, conciertos, grabaciones, le está rindiendo el cuerpo?

Todavía no empezamos a actuar, hasta ahora visitamos estudios de grabaciones y ensayos, pero tengo una hija de tres años que heredó el sueño imposible de su padre.

¿Qué ha venido leyendo usted, escuchando últimamente, que le haya conmovido?

Me sentí conmovido cuando leí que Mark Linkous, el líder de Sparklehorse, se había quitado la vida con un disparo en el corazón. Sus últimas grabaciones con Danger Mouse, Iggy Pop y David Lynch son notables. Por otra parte, soy un lector de libros corriente, leo a Phillip Roth, a Kawabatta, a Fresán, a Fogwill. ¡Hay tantos libros! También leo con atencion los periódicos, todo el tiempo estoy escuchando música, todo lo que mi oficio me permite y estoy sujeto a las distintas conmociones que propone el sonido.

Se corre un rumor de que podría protagonizar una película, ¿es verdad?

Lamentablemente no escuché ese rumor, ojalá no tenga que actuar de músico, preferiría un papel de gánster de pocas palabras; dudo de mi talento interpretativo, pero me gustaría que un director confíe en mis cualidades latentes y me convide con un rol.

ENTREVISTA A ROBERTO GÓMEZ FERNÁNDEZ


Roberto Gómez Fernández (México, 16 de marzo de 1964) se casa hoy en Acapulco con la actriz Jessica Coch. Todo un acontecimiento social en el medio televisivo donde se desenvuelve el productor, peso pesado entre los ejecutivos de Televisa y a la sazón hijo primogénito del legendario Roberto Gómez Bolaños, alias “Chespirito”, también conocido como “El Chavo del ocho”.
“La boda no fue vendida a ninguna revista del corazón y no porque hayan faltado ofertas”, dice un poco presumido y jactancioso el joven tímido y parco que ha sabido brillar en el incandescente cielo de su famoso padre, sin por ello abandonar las lides que lo ligan sentimental y profesionalmente a un símbolo de la cultura mexicana y, por antigua y todavía vigente extensión, a la latinoamericana.
En su austera oficina de Televisa San Ángel, RGF guarda la maleta roja de El Chapulín Colorado, hay un Chavo del ocho en forma de muñeco gigante empaquetado primorosamente en una caja y no deja de sonar el teléfono ni de susurrar los mensajes de texto en su móvil.
De cuerpo magro, rostro amable y mirada profunda, el productor se para varias veces de su sillón, cruza las manos, cruza los brazos y, frente a una pregunta directa, parece contar mentalmente hasta 10 antes de responder a veces monosilábicamente, otras en un tono encendido que delata que hay mucho más en él de lo que muestra.
“El poder me estorba”, “Todos los días pienso en dejarlo todo para irme a hacer una película”, “En mi cajón tengo guardado el guión de un filme que quiero hacer”, “Los actores a veces son como niños de dos años, otras como ancianos de ochenta”, “Televisa ha tenido en cada época el Azcárraga que ha necesitado”: las frases se suceden sin prisa y con muchas pausas entre sí. En el medio de cada una de ellas, los gestos de asentimiento o risas cómplices de sus asistentes –uno de los cuales graba, al igual que la cronista de KIOSKO, la entrevista- y el click del fotógrafo que lo retrata desafiando sin cesar su evidente pudor, funcionan como un telón de fondo bizarro que revela que estamos, cómo no, frente a un cuadro de la pantalla chica, un hombre poderoso con cuya astucia sí contaban sus empleadores y súbditos.
- ¿Le gusta dar entrevistas?
- Algunas, no muchas
- ¿Qué debería tener una entrevista para que le gustara?
- No sé. Fundamentalmente que no hablara de mí.
- Si tuviera que esbozar una semblanza de usted, ¿qué es lo que primero diría?
- ¡Santo Dios!
- ¿Qué cosas lo definen?
- Las cosas simples. Soy un poco romanticón. Soy un tipo relajado que escucha boleros, aunque si hablara estrictamente de música, tendría que decir que me gusta todo tipo de música: de chile, de dulce y de manteca, como decimos en México. Me gusta mucho la música, eso me define, supongo.
- ¿La música ha sido importante en su familia?
Sí, sin dudas, ha sido un complemento en la vida profesional de mi padre. Es autor de alguna que otra tonada conocida.
- ¿Le gusta hablar de su padre?
- Sí, claro. Una pregunta que es muy difícil de contestar es qué se siente ser hijo de Roberto Gómez Bolaños, porque yo desde muy chico veía a un señor famoso que se iba a trabajar vestido de rojo y amarillo. Ese era el trabajo regular de mi padre. Entonces eso era lo normal para mí. Así que no sé qué se siente. Por supuesto, ya cuando crecí y me di cuenta de la dimensión de mi padre, creció también en mí un gran orgullo. Aunque tanto mis hermanas como yo, lo seguimos viendo fundamentalmente como padre.
- ¿Alguna vez sintió que su padre no era totalmente suyo?
- Muchas veces y he llegado incluso a cuestionarle la falta de tiempo que nos dedicaba. Ahora lo entiendo y lo agradezco. Parece que no viene al caso lo que voy a comentar, pero estoy muy enojado con Lorena Ochoa. Por supuesto que dedicarle tu vida a la familia es irrefutable, pero en la número uno ese principio no se vale, porque le está quitando a México la posibilidad de un puesto importante de reconocimiento internacional. Si mi padre hubiera dicho a los 28 años: - Me voy a dedicar a mi familia, no se hubiera valido. Los mexicanos se hubieran quedado sin esa alegría que mi padre les brindó durante tanto tiempo.
- Bueno, no sólo los mexicanos…
- Sí, es cierto. La lejanía va directamente proporcional al cariño. Lo quieren mucho en la ciudad de México, pero más lo quieren en provincia; lo quieren mucho en provincia, pero en Latinoamérica lo adoran.
- ¿Le ha dolido a usted cierta reticencia de la intelectualidad mexicana a la hora de reconocer la valía de su padre en la cultura nacional?
- Lo entiendo, es normal. Cierto perfil intelectual tiende a demeritar cualquier cosa que tenga raíz popular. Si quien lo minimizara fuera la voz popular, entonces pensaría que algo está mal.
- ¿Cree que a él le preocupa conservar el amor de la gente?
- No sé si preocupar sea la palabra, pero le toma mucho tiempo tratar de estar vigente. El tema con él es que empezó a tener fama desde muy grande. Roberto Gómez Bolaños tenía 41 años cuando se hizo famoso y eso lo ayudó a asimilarlo mejor.
- ¿Ha sido un padre regañón?
- No, para nada, al contrario, se excedió en la falta de regaño. Creo que parte de su genialidad, porque debo decir que mi padre es un genio desde muchos puntos de vista, también estaba presente en el trato que tuvo con sus hijos. En vez de regañarnos, nos sentaba para que tratáramos de entender qué habíamos hecho mal. Lo hacía hasta con sentido del humor y eso resultaba a la larga más efectivo.
- ¿Es una manera que usted ha tratado de seguir con sus hijos?
- Bueno, trato, no siempre lo logro.
- ¿Buscó usted la aprobación de su padre?
- Desde muy chico. Para mí era importante que él se diera cuenta de lo bueno que era yo jugando futbol.
- ¿En el mediocampo, en la delantera?
- No, adelante siempre, haciendo goles
- Pero, ¿hay registros de eso?
- No, pero los fabrico enseguida.. (risas) La verdad es que la aprobación de mi padre era lo más importante para mí. Ahora, al vivir en tiempos diferentes, tenemos también ciertos puntos de vista distintos. Por supuesto, me dice mucho, lo oigo mucho, pero no siempre estamos de acuerdo, sobre todo en el manejo de los medios, tomando en cuenta además que fue mi más importante maestro. Yo venía con él de la mano a grabar a los estudios y desde entonces comenzó a ser mi maestro. Era algo que le gustaba, vio que esto me interesaba y me daba clases sin que yo me diera cuenta.
- Ahora su padre es un muy crítico con la televisión, nada le gusta…
- No sé hasta qué punto tenga razón o no. La verdad es que en la historia de él conmigo, siempre he pensado que critica de más, pero luego el tiempo le termina dando la razón. Ahora me encuentro en esa circunstancia en la que siento que está criticando excesivamente y espero de todo corazón que el tiempo no le dé tanto la razón, sobre todo cuando se trate de mis programas.
- Usted no tuvo opción a la hora de elegir profesión, al menos eso parece…
- Bueno, desde chico lo que más quise, antes que la televisión, fue ser director de cine. Y eso perdura. En la adolescencia me interesé un poco por la arquitectura y la economía, pero me quedé con la televisión
- ¿Qué tiene la televisión de fascinante para usted?
- Más que la televisión, me interesa cualquier medio que me brinde la posibilidad de contar una historia. Me apasionan la ficción y tener algo de ingerencia emotiva en el público. Mi formación es audiovisual y voy siempre al cine y a la televisión, pero también me gusta el teatro. Soy fundamentalmente un director y tengo un archivo de guiones de cine para hacer y el pretexto universal es la falta de tiempo.
- Bueno, pero tampoco niegue su pasado de actor…
- (risas) Me he dedicado a borrar cualquier registro de ello. Fue como a los 18 años, incluso llegué a trabajar en una obra de teatro, gracias a Dios me di cuenta a tiempo de que no iba a hacer una carrera muy trascendente en esa profesión.
- ¿Le gusta dirigir actores?
- Sí, lo disfruto mucho, entiendo al personaje-actor o actriz y me gusta poder decodificarlo y hacer los malabares necesarios para lograr un resultado efectivo. Me encanta. A veces tienes que ser un maestro de kinder y otras un cuidador de ancianos.
- ¿Los actores de cine son mejores que los de la tele?
- No, para nada. El medio no tiene nada que ver. Hay diferencia, eso sí, entre el teatro y todo lo demás. Hay actores extraordinarios que sólo han hecho televisión y ha otros que han cimentado su carrera en el cine, pero logrando el prestigio a través de las películas más que en su desempeño. Los roles de exigencia están en todos los medios. He dirigido a actrices como Cinthya Klitbo, que ha llegado a hacer cosas extraordinarias en las telenovelas. Mi gran amiga, Kate del Castillo, por ejemplo, desprecia las telenovelas y sin embargo le he visto hacer cosas en ellas que todavía no ha logrado en el cine.
- ¿Cómo es usted con el casting, usted elige a cada uno de los actores?
- Somos un equipo y desde que yo era director en donde me daban mucha entrada a yo poder decidir el reparto, intenté decidir entre todos. Si hay alguna duda fuerte, la última palabra la tengo yo, pero hay veces que inclusive la decisión la tome alguien más. Si veo a alguien muy aferrado a una idea, aunque yo no esté muy convencido, lo dejo hacer. Al final, esa forma ha dado buen resultado.
- ¿Y es capaz de desistir de un buen actor si no propicia el buen clima de trabajo?
- Por supuesto. Trabajar a gusto es lo más importante, después está el talento. Íbamos a tener a un gran actor en Matrimonios, de quien no voy a decir el nombre, pero canceló muchas citas y eso no me sonó muy formal y preferí desistir. Hemos corrido a gente por no llegar puntualmente al llamado.
- ¿Este proyecto, Matrimonios, es un remake?
- Es una novela colombiana que haremos en México. La verdad es que es la historia de contar historias. Hay grandes obras reconocidas que se conocen más por el remake que por el original. Mi bella dama, por ejemplo, es Pigmalión. Y hay miles de historias así. Las historias de las telenovelas se pueden definir con un concepto de remake, vienen de las radionovelas y en México, en donde se generó la monumental industria de la telenovela, las mayorías de las historias eran cubanas, chilenas, argentinas…
- Usted ha dicho en una entrevista que las telenovelas colombianas tienen más poder de universalidad que las mexicanas…
- Creo que son las que más posibilidades de viaje poseen. Presentan circunstancias universales en todo sentido y más que en otras nacionalidades y han encontrado un tono más digerible para contarlas. El público mexicano es más conservador y por eso cuesta aceptar la vanguardia de la Argentina o de Brasil. Y al revés es lo mismo, cada vez más cuesta colocar una telenovela clásica mexicana en Argentina, por ejemplo.
- ¿Matrimonios va a tener humor?
- Tiene algo de humor, pero será principalmente un melodrama con una estructura un poco diferente. Tiene un poco más del drama cotidiano sin las grandes emociones, se trata de historias de amor que reflejan lo cotidiano del conflicto emocional.
- ¿Es un horario difícil el de la noche?
- Muy complicado, ya lo vimos con Alma de hierro. Las 10 de la noche, en muchos hogares, es la hora de apagar la televisión, no de encenderla. Luchamos con eso y también lucharemos con la duración, porque nuestra historia durará solo media hora. Es un reto no generar la sensación de que no pasa nada, porque además tiene menos tiempo para contar la historia.
- Además, se va a estrenar en pleno Mundial de Futbol
- Ni me lo recuerdes. Yo inclusive voy a ver la novela en repetición…no, es broma
- Televisa de pronto es más abierta, más audaz…¿cómo se dio ese proceso?
- Siempre digo que Televisa ha tenido el Emilio Azcárraga que ha necesitado para cada época…
(En ese momento se termina el cassette)
- Pero, qué cortito es tu cassette…
- No, lo que pasa es que usted habla mucho…y eso que me dijeron que era parco…
- Jajaja…siguiendo con el tema de Televisa, cuando entró Azcárraga Jean era lo que necesitaba la empresa. El éxito financiero es total, como nunca. Ha sabido adecuarse a los tiempos modernos y tener una gran visión de apertura. Cada vez que estoy en una junta, siento el deseo de tener una cámara para poder grabar lo que allí hablan Pepe Bastón o Emilio Azcárraga Jean. Quizás la gente no me cree cuando cuento lo que ellos dicen, refiriéndose a la necesidad de crear una televisión que beneficie al pueblo mexicano. Los valores, la necesidad de no hacerle daño al público, de dar lugar a todas las voces…
- ¿Tiene Twitter?
- Sí, pero no lo uso mucho, me da un poco de miedo, porque veo a gente que ha caído en las redes del Twitter o del Facebook…
- ¿Usted es un hombre fuerte de Televisa?
- No sé qué quiere decir eso, pero creo que tengo un lugar importante que ha sido circunstancial, no es algo que haya buscado. Tengo más de lo que he deseado. Me estorba la responsabilidad tan grande…
- ¿No siente a veces ganas de largar todo e irse a dirigir una película?
- Todos los días amanezco con ese sentimiento. No me interesa el poder en lo mínimo y lo tengo, por eso me estorba. A veces estoy más cómodo en la trinchera del set o con mis amigos de la primaria que con el vicepresidente de ABC Televisión.

ENTREVISTA A CHRISTIAN CHAVEZ


“El que se viste de amarillo en su belleza confía”, dice el refrán. Christian Chávez (México, 7 de agosto de 1983) no sabe por qué viste de amarillo “pero últimamente se me ha dado por ese color”.

También se le ha dado por el pelo castaño en oposición a la cabeza oxigenada que ostentaba en los tiempos de Rebelde (la agrupación pop que vendió más de 12 millones de discos y se hizo famosa internacionalmente). “Me dije: ¿de qué color que nunca usé puedo tener ahora el pelo? Y me di cuenta de que nunca había usado mi propio color, castaño”.

Así es como quiere mostrarse ante los miles de fans que lo siguen desde que ingresara en el mundo del espectáculo a los ocho años, grabando avisos comerciales para los triciclos Apache.

La apuesta por la verdad, la suya propia, se ha intensificado desde que en marzo de 2007 el cantante y compositor anunciara públicamente su homosexualidad y su casamiento con el canadiense BJ Murphy, de quien está divorciado.

Desde entonces, la lucha de Christian Chávez por defender y difundir los derechos de la comunidad gay se ha ido radicalizando hasta convertirlo en un verdadero líder para los suyos.

Con la presentación de su primer disco en solitario Almas transparentes (EMI), el artista se ha tenido que enfrentar a censuras radiales, televisivas y de revistas para teenagers que no quieren promocionarlo por eso de “no dar un buen ejemplo para la juventud”.

No quiere dar detalles, de todos modos, de esa censura “porque me muero antes de aparecer como víctima en los medios de comunicación”, dice en entrevista a KIOSKO. Ciento por ciento mexicano y feliz porque en su ciudad natal “los gays puedan contraer matrimonio”, Christian libra una guerra en las que ya tiene ganadas varias batallas. A juzgar por sus fuertes convicciones y su energía para defenderlas, no cuesta imaginarlo como un sólido gladiador moderno en cuya arena belicosa se torna victorioso e invencible.

¿Tuviste miedo al sacar el disco?

Un poco sí, la verdad. Sobre todo por venir de un grupo tan exitoso, pero en la vida hay que hacer lo que uno ama. Para mí era muy importante realizar este sueño y fui por él.

“Sexy boy” es la historia de un chico que consigue todo con su cuerpo.

¡Sí! Es una pequeña crítica social acerca de cómo la gente cuando es muy bella y trae las mejores ropas, los demás se le ponen de tapete, nunca pagan nada, ni el cover ni el drink, todo se lo dan gratis.

Bueno, pero a ti te pagan todo...

No, hombre. Cuando escribí esa canción era un adolescente con acné, todo mal. Nadie me invitaba un drink y menos me dejaban pasar en las cadenas.

Ahora pasas por ahí y no entras...

Claro, me puedo dar ese gusto. ¿Cómo no me abrías la puerta, maldito?

¿Estás al tanto de cómo le va a tus compañeros de Rebelde?

Mira, Maite (Perroni) es una reina. Le está yendo impresionantemente y se lo merece porque es de esas personas que tiene, precisamente, un “alma transparente”. No escuché el disco de Anahí y, en general, es muy rápido para saber cómo le ha ido. Dulce está preparando su disco y será maravilloso porque es buena compositora. Christopher está por estrenar la serie Kdabra. ¿Qué te puedo decir del bombón de Poncho (Herrera)? Al final, todos estamos haciendo lo que queremos y eso es lo importante.

Te vi entre los más bellos de una revista caracterizado como Cantinflas...

Sí y me encantó. Me comentaban que fue una caracterización que nadie quería hacer porque no lo consideraban bello, pero para mí es una persona con una luz muy especial y me identifico mucho con su humor, con su chispa. Me encantaría dedicarme a la comedia.

¿Cómo vives?

Vivo en San Ángel, en una casa chica y siempre voy a comer a la de mis padres. Ahora empecé la promoción de mi disco y vengo de Colombia, donde canté ante 70 mil personas. Agarré y salí con dos bailarinas y me imaginé que una era Maite y que la otra era Anahí y así no me sentí tan solo. Me fue bien, por suerte.

¿Fue buen negocio salir del clóset?

Si valió la pena o no, lo veré con el tiempo, lo digo en términos de mi carrera. Pero ya para mí vale cuando un chavo o una chava se acerca y me cuenta su historia o cuando un padre o una madre vienen a pedirme un autógrafo. Esas son las cosas que pesan. Estoy metido en una lucha y tuve una fortuna de poder ser libre, de poder mostrarme como soy. Ahora tengo un micrófono para poder luchar por lo que soy y por la libertad. Para mí, que en México sea aceptado el matrimonio entre gente del mismo sexo es maravilloso, estoy orgulloso. Ese es un paso tan importante como el que dio la Organización Mundial de la Salud en los 90 cuando determinó que la homosexualidad no era una enfermedad.

Ni era por comer pollos como dijo el presidente de Bolivia, Evo Morales...

Exacto, imagínate, ese tipo de comentarios se hace todo el tiempo y saca las cosas de contexto. Falta mucha información, faltan muchas campañas de sensibilización; es tan fácil señalar a los demás como el diferente y segregarlo.

¿Y vives todo esto como una lucha?

Por supuesto, porque el proceso de aceptación de lo que uno es ya es bastante difícil como para que encima la realidad nos lo ponga peor. Soy afortunado, claro, por eso emprendo esta lucha. Ahora presento mi disco, con una gran disquera atrás, en muchos países. De pronto cuando fui a Colombia pensé que me iban a bajar del escenario a tomatazos, pero no, la gente cantó, se quedó durante todo el show y todo se hace más fácil.

¿Y no tuviste dificultades a la hora de presentar tu trabajo en solitario?

Por supuesto. Una importante cadena de radio me mandó a decir que no iba a pasar mis canciones porque no apoyaba la homosexualidad. Que no voy a hablar igual de eso, ¿me entiendes?, porque no le voy a dar seguimiento a ese tipo de actitudes, estoy en una lucha y enfrentaré cada cosa que se me oponga.

Sé que hubo revistas para “teens” que tampoco quisieron hacerte notas...

Te soy sincero: hay muchos no que han dicho ciertos medios ante mi disco que mis propios representantes no me llegan a contar para no herirme. Pero me doy cuenta, no soy tonto. No le voy a dar peso a la homofobia ni a las cosas que se cierran. Le voy a dar peso a las cosas positivas, porque no quiero que la gente lea una nota en donde aparezco como víctima. Yo no soy el cantante de los gays, soy otro gay más y por eso lucho y esas cosas denuncio.

¿Te gustó que Ricky Martin saliera también del clóset?

Me pareció maravilloso, porque la felicidad que sientes, la paz que experimentas cuando eres libre, no las comparas con los miles y miles de millones de dólares que puedes ganar en el mundo.