lunes, 23 de enero de 2006

BERNARDO ATXAGA, LAS ACEITUNAS Y LA DISCRECIÓN


Su estampa confirma los objetos del placer, pronunciados en la intimidad de una entrevista afable: “unas buenas aceitunas y un vaso de cerveza pueden salvarme la mañana”. Es lo que dice, con su camisa de leñador y su blazer casual en una suite al sur del DF donde también estuvo alojado el cantautor cubano Silvio Rodríguez. “Me encontraste mirando a través de la ventana”, también es lo que dice Bernardo Atxaga, el escritor vasco más querido por el mundo contemporáneo, el poeta imprescindible si uno no pretende de la vida más que un plato de aceitunas y una cerveza helada para aplacar la sed de los desiertos, la sequía de un mar donde nadan los que como él, no quieren ahogarse.
Estuvo en México para presentar su última novela, El hijo del acordeonista (Alfaguara), la música rural que él, un hijo de carpintero, ha elegido como banda de sonido para una vida llena de pasado y de recuerdos.

MARISTAIN: ¿Cuál es su instrumento preferido?
ATXAGA: Depende del estado de ánimo, la música para mí está en correspondencia con el humor. Si tengo un buen día, me gusta la trompeta. En cambio, si tengo un día un poco perdido, me gusta la guitarra, que me parece un instrumento alegre.
MARISTAIN: A camino entre Chet Baker y Paco de Lucía...
ATXAGA: Bueno, bueno, esos son músicos muy grandes...por cierto, a Paco lo he escuchado hace poco. Digamos que me conformo con una buena guitarra rítmica de cualquier grupo pop. El buen recuerdo de la trompeta me viene de las orquestas de mi juventud, de las fiestas, es que es un instrumento que tiene mucha sonoridad, siempre me ha gustado...
MARISTAIN: Hay un poeta argentino que escribió algo así como “mi hijo será trompetista o no será nada...”.
ATXAGA: Es lindo eso.
MARISTAIN: ¿Qué le perdona más a una mujer, que sea desafinada o que no le guste la música?
ATXAGA: Bueno, yo acabo perdonando todo, pero no me gustaría que no amara la música.
MARISTAIN: ¿El acordeón es un instrumento típico del pueblo vasco?
ATXAGA: Y del pueblo mexicano. Es el instrumento de las zonas rurales del mundo. Aunque ahora parezca que la música haya estado siempre en la historia de la Humanidad, lo cierto es que las canciones en las zonas rurales de los principios se hacían con un tamborcito. Luego pasaron al acordeón y de este instrumento lo que más me gusta es que puede ser de lo más humilde como de lo más refinado. Como buen hijo de carpintero que soy, claro, a mí me gusta más el acordeón de pueblo, el humilde.
MARISTAIN: ¿Y usted nació con oído absoluto o sólo escucha lo que quiere?
ATXAGA: Yo nací sordo de un oído y por suerte mi oído bueno es el izquierdo. La música la llevo adentro, pero no tengo oído absoluto. ¿Existirá de verdad el oído absoluto?
MARISTAIN: ¿El Lehendakari (presidente) José Luis Ibarretxe será también sordo de algún oído?
ATXAGA: Yo creo que hay que pensar en él como en un cristiano. Como sabemos, entre los cristianos hay una rama más social, con todas las limitaciones que tiene un credo religioso...pero creo que Ibarretxe es un demócrata cristiano de verdad.
MARISTAIN: De vocación
ATXAGA: Sí, de vocación. No digo que sea un demócrata cristiano a la italiana, al contrario, el lehendakari es un hombre honesto y además alguien muy querido en el País Vasco.
MARISTAIN: Será por eso que las mujeres hasta guapo lo vemos...
ATXAGA: Bueno, tiene la belleza de esas personas que no son sólo carne. Es una belleza un poco a la africana, que le da una importancia fundamental a los ojos, a la mirada, algo que va más allá de la carne.
MARISTAIN: También está esta idea de que un vasco es la imagen de un animal dormido, dispuesto a atacar en cualquier momento...
ATXAGA: (risas) No, qué va. Fíjate que ayer cuando presenté mi libro, se acercó un hombre que venía vestido como un revolucionario de Sierra Maestra. Luego me di cuenta de que el hombre no estaba muy bien. La cosa es que me preguntó si era cierto eso de que los vascos somos extraterrestres. ¿Qué hay de cierto en eso?
MARISTAIN: ¿Y usted qué respondió?
ATXAGA: Que no podía hablar en nombre de todos los vascos, pero que yo no era extraterrestre.
MARISTAIN: Pero hubiéramos resuelto unas cuantas cosas en el mundo aceptando eso como una verdad, ¿no lo cree? ¿No sería más fácil que los vascos fueran extraterrestres?
ATXAGA: Bueno, nada nos daría más alegría que la ruptura de la vida cotidiana que llevamos con la aparición de extraterrestres. Es como cuando nieva en la infancia...
MARISTAIN: O llega el circo al pueblo...
ATXAGA: Así es, o como cuando Antonin Artaud decía que “cuando llega la peste, hay una explosión de alegría”, porque a pesar de lo terrible, esa llegada rompe con la monotonía. La vida cotidiana es un gran peso que llevamos en la espalda, así que se agradece todo lo que la corrompa. Yo no he tenido contacto con extraterrestres, pero sí con personas que parecían serlo. En mi juventud, cuando publiqué mi primer libro de poemas, fuimos a buscarlo con un amigo a la imprenta. Era de noche y el dueño de la imprenta nos decía, ahora les doy el libro, espérenme unos minutos aquí. Y regresaba diciendo- Todavía no han pasado. Se refería a los platillos voladores... – Es que hoy hay paso de platillos, nos decía.
MARISTAIN: ¿Cuál ha sido su canción desesperada?
ATXAGA: He escrito muchas, pero hay una que habla sobre la vida cotidiana y que fue muy escuchada en México pues la pasaba el escritor Jordi Soler en su programa de radio. Dice algo así como “cuando la vida cotidiana comenzó a derramar cucarachas, Otis Redding se sentó en el borde de la bahía para cantar a los aeroplanos...”. Es una canción muy fuerte que habla de Vietnam...lo cierto es que he escuchado muchas canciones desesperadas a lo largo de mi vida, sobre todo francesas, de una cantante de nombre Bárbara...bueno, pero si hablamos de canciones desesperadas recuerdo esa con letra de Gelman que cantaba el Cuarteto Cedrón, la “Balada del ahorcado por amor”: - sobre tu cama palpitante, me balanceo, me balanceo...
MARISTAIN: Entre la canción italiana hay mucho por descubrir...Paolo Conte, por ejemplo...
ATXAGA: Sí, efectivamente. Paolo Conte me gusta mucho, también me gusta Battiato...sí, también creo que hay que escuchar más a la canción italiana...
MARISTAIN: ¿Y hay buenas canciones en la Vascongada?
ATXAGA: Claro, sí...
MARISTAIN: Algunas las debe componer Fermín Muguruza...
ATXAGA: Bueno, él tiene un disco que lleva el título de un poema mío e incluso aparece mi voz. Se llama El verdugo es el hombre de las mil caras. Para mí, el cantante más importante de España, quizás porque ya tiene 70 años y su música es una combinación de ultra-vanguardia con tradición, es Mikel Laboa (N.d.R.: su música aparece en el documental Pelota vasca, de Julio Medem). Yo le hice una canción que se llama “Antzinako Bihotz” (Arcaico corazón), que fue un éxito entre determinados círculos y la verdad es que si te puedes conseguir un disco de él te lo recomiendo mucho. Es un tipo bastante fuera de lo normal, un psiquiatra aficionado a la música...
MARISTAIN: Arnaldo Otegi también es un tipo fuera de lo normal...
ATXAGA: Lo que pasa es que es un hombre que funciona en circunstancias muy difíciles, lo que sin duda lo hace tan particular. Es un hombre, digamos, que cubre la función del delantero centro en un equipo de balonmano. Es ese jugador acosado por todos los defensores y que debe mantenerse en la posición inicial hasta esperar el momento de hacer el gol. Espero sinceramente que este sea el momento en que Arnaldo Otegi y su gente puedan librarse del acoso y poder meter un gol. Eso significaría que los vascos estaríamos tranquilos y el mundo se habría olvidado de nosotros, que ya va siendo hora.
MARISTAIN: Se bebe mucho en el País Vasco, ¿verdad?
ATXAGA: Ay, se bebe mucho en todos lados.
MARISTAIN: Aquí en México no, ¿cómo cree?
ATXAGA: Claro, porque en México antes de empezar a comer lo que te sacan es un vaso de agua y no esa bebida que enseguida te baja todos los humos y que se llama tequila.
Fíjate que yo pensaba que se bebía mucho en todos lados hasta que visité una vez el Norte de Europa, concretamente un pueblito finlandés que se llama Rovaniemi, donde hace un frío tremendo. De pronto, te asomas a la ventana y ves a un montón de gente parada, sin moverse...sucede que están tan borrachos que no pueden avanzar, no pueden dar un paso. Tanto es así que la policía tiene como costumbre pasar con una camioneta de grandes dimensiones levantando gente de la calle.
MARISTAIN: ¿Y qué haría uno en Finlandia más que beber?
ATXAGA: Bueno, tienes un poco de razón. El escritor catalán Joseph Plá se preguntaba por qué vivirían los noruegos en Noruega y cayó en la cuenta de que lo hacían sólo por la costumbre. En fin, yo creo que el alcohol ayuda. Pienso que hay que ser moderadamente favorables al alcohol. Y si no, habría que leer aquella famosa carta de Luis Buñuel a Paco Rabal en la que aquel le dice: “Me alegra que hayas dejado de fumar, que estés bien y que te estés cuidando. Posdata: de todas formas no olvides que un hombre que no bebe ni fuma es un cabrón”.
MARISTAIN: Yo creo que en la vida también hay que ser excesivamente favorable a la cocina vasca. Vamos, el cocinero Karlos Arguiñano es una estrella de rock casi...
ATXAGA: No, debo decirte que Arguiñano es una estrella, directamente. Una vez hicimos una expedición vasca a Cuba, guiados por un troskista. Fuimos a dar conferencias, a cantar y a cocinar. El único que volvió con la medalla al mérito otorgada por el mismísimo Fidel Castro fue Arguiñano. Nosotros regresamos con las manos vacías.
MARISTAIN: Dijo troskista y casi suena como extraterrestre...
ATXAGA: Sí, puede ser. Lo que pasa es que, sin caer en estereotipos, el carácter vasco tiene como cualidad la efusividad. Por ejemplo, ¿cómo se monta una expedición cultural a Cuba? Pues, en una comida de músicos, poetas, el troskista dice que hay que ver qué mala campaña se está haciendo contra Cuba y que esto y lo otro, todo el mundo, contento por las copas y tal, dice: claro, no puede ser, a lo que el troskista responde: - tenemos que organizar una expedición cultural a Cuba. Todos dicen que sí. Pasa esa noche, pasan los días y todos se olvidan de esa promesa, menos el troskista.
MARISTAIN: ¿Y qué es lo más rico que se come en el País Vasco?
ATXAGA: Mira, además de los cocineros conocidos y todo eso, hay un restaurante en San Sebastián, que se llama Zuberoa y que está atendido por el chef Hilario Arbelaitz, donde una vez llevé a comer al editor francés Christian Bourgeois , hombre exquisito si los hay. Acabada la comida, me dijo: - ¡cuánto le agradezco que me haya invitado a comer aquí!. He comido estupendamente. Luego de la comida regresé a mi casa y a las tres horas me llamó Christian para decirme: - Es para reiterarle cuánto agradezco haber comido en el restaurante Zuberoa. Hilario es menos mediático que Arzak, que Arguiñano, pero hace unas combinaciones exquisitas y siempre respeta la tradición. Si llegas a ir pide reserva con dos días de anterioridad y ya me dirás. El propio Arguiñano suele decir: - Hilario es cojonudo.
MARISTAIN: ¿Y a usted qué le gusta comer?
ATXAGA: Tengo en realidad un concepto muy modesto de lo que es el placer culinario. Una buena cerveza y unas buenas aceitunas me pueden salvar una mañana. Me gustan los alimentos poco tratados.
MARISTAIN: ¿Cocina en casa?
ATXAGA: Sí, sé hacer verduras, sé hacer ensaladas y además tengo un famosísimo plato que nunca lo hago. Todo el mundo me pregunta: - ¿cuándo vas a hacer el pollo al plátano?, y yo contesto que ya lo haré, que ya lo haré y así estoy.
MARISTAIN: Usted nació en el año 1951 y dice que es viejo, ¿por qué?
ATXAGA: Antiguamente se decía que esta edad correspondía a la “edad discreta”. No, no me siento viejo pero me ocurre algo que antes no me ocurría y es que cuando miro hacia atrás, veo una vida. Tengo muchos recuerdos...
MARISTAIN: Y está bien, ¿verdad?, finalmente el protagonista de su novela dice que “perder la vida es perderlo todo”.
ATXAGA: Así es.
MARISTAIN: Entonces el pueblo vasco por momentos perdió casi todo...
ATXAGA: En España perdieron mucho los que perdieron la guerra, aunque ahora haya personas que, con un sentido relativista y “cool”, pretendan hacernos ver esa parte de la historia como un enfrentamiento en donde todos eran buenos y todos eran malos. El problema con los vascos es que también se afectó algo que era constitutivo del ser vasco y que es el idioma. A una persona de Burgos, por ejemplo, podían darle cárcel y tal, pero al menos seguía hablando su lengua.
MARISTAIN: Bueno, al fin y al cabo, como dice Mary Ann en su novela, ese idioma lleno de ka y de erres...no es tan bonito.
ATXAGA: Claro que es bonito. Decir lo contrario es como decir que no se puede crear belleza con el hierro. Las lenguas fuera de su música no son nada y muchas veces hay gente que no sabe pronunciar, que no sabe decir...
MARISTAIN: ¿Un escritor bilingüe escribe la novela dos veces?
ATXAGA: Sí, es verdad que un escritor bilingüe escribe dos veces y además está obligado a la corrección. Para mí, corregir forma parte del proceso creativo en un grado enorme. Soy, siempre lo digo, un hombre de firmes convicciones y en cualquier actividad artística hay algo que es primero y que tiene que ver con los principios, con tus convicciones, con tu forma de vivir, que creo que hay que defender con terquedad. Los escritores que han abandonado sus convicciones parecen como esos bailarines del Bolshoi que terminan bailando en Wisconsin. Yo no simpatizo con los bailarines del Bolshoi que van a bailar a Wisconsin.
MARISTAIN: Bueno, a lo mejor la amistad con el troskista lo ha influido un poco...digo, no me gusta mucho la idea de vivir defendiendo algo...
ATXAGA: Pues te diré entonces lo que decía el reaccionario francés Joseph Joubert: “la política que tú hagas se hará en tu contra”. Y, claro, si uno quiere mantener una actitud, una posición, un poco hay que tener un cinturón de hierro...no me refiero a vivir con normas distribuidas en ocho tomos. Para mí alcanza un papelito con diez ideas y no salirte de ellas.
MARISTAIN: Pero, ¿no le aburre un poco discutir siempre de lo mismo, escuchar esas teorías que desmienten o refrendan la supuesta “raza vasca” o la probable desaparición de la lengua?
ATXAGA: Sí, claro, siempre digo que cuando desaparezca el famoso problema vasco, los vascos vamos a levitar y sólo a 30 centímetros para no dar espectáculo. ¿Cuál es el problema de algunos conflictos?, es que no emanan, no sugieren, no crean nada, solamente repiten y repiten situaciones y acaban convirtiéndose en losas que no permiten a la gente vivir. La situación vasca ya no genera nada. En los 70 sí era importante, hicimos teatro, revistas, poesías, canciones, en torno al tema vasco.
MARISTAIN: El tema es que, como se vio en el atentado del 11 M, a mucha gente del poder le conviene mantener vivo el conflicto vasco.
ATXAGA: De repente el poder busca un contra-mito y lo encuentra en un grupo terrorista absurdo que mata a un pobre concejal del PP que es un vendedor de chucherías. El poder, entonces, extiende esa mancha a todos los vascos y así terminamos convirtiéndonos en anti-democráticos, en antiguos, en que no somos modernos, etc.etc.
MARISTAIN: Y el problema del separatismo no sólo no es privativo de los vascos, sino que también es más complejo que eso...
ATXAGA: Mira, ¿sabes cómo veo yo este tema?, y no lo digo porque de esto sepa más que tú...
MARISTAIN: No, claro, lo dice porque usted es más viejo...
ATXAGA: (risas), viejo no, de edad discreta...A este problema yo lo veo como la necesidad que tienen los pueblos de centralidad. Fíjate sino en Portugal, que en otros tiempos fue un país central y ahora es el más pequeño de Europa. Si escucharas la cantidad de discursos nacionalistas y separatistas que han brotado últimamente allí. Si perteneces a una periferia, acontece tarde o temprano un problema con la autoestima.
MARISTAIN: Yo siempre pienso que el conflicto vasco lo van a resolver los intelectuales como usted, como Julio Medem...
ATXAGA: No, qué va...
MARISTAIN: Claro que después lo escucho a Savater y me desconcierto un poco...
ATXAGA: Para mí, Savater ha sido un hombre que ha defendido una posición ideológica en ese punto donde confluyen el de extrema derecha Partido Popular con el Partido Socialista. Me parece que es un hombre que va a tener un papel muy pequeño en la solución del problema vasco. Y Medem y yo vamos a tener también un papel pequeño aunque por otras razones. El otro día encontré en una librería de viejo los artículos de Albert Camus sobre la guerra de Argelia y lo cierto es que la historia ha pasado de esos artículos. Quienes finalmente deciden todo son los políticos. Ahora, en el País Vasco y en España los importantes son Otegi, Ibarretxe, Zapatero...
MARISTAIN: Tanto usted como Medem, ya que hablamos de él, se las han arreglado para trascender el conflicto vasco y convertirse en intelectuales importantes para varias culturas, no sólo para las de su origen...
ATXAGA: Bueno, no sé, a mí eso de intelectual...no sé...yo soy una persona muy insegura que escribe poemas, canciones y que le habla a una sola persona. Siempre pienso que tal cuento, por ejemplo, lo va a leer un hombre en una gasolinera de Ohio y va para él, ¿no? Para mí la única forma de llevar adelante esto que llamamos ficción, esto que llamamos poesía, esto que llamamos cine es dirigirse cada vez más a gente de otras latitudes, de otros mundos, porque de alguna manera esa apertura, esa llegada, tiene la vuelta.
MARISTAIN: Usted es un gran poeta, ¿diría que también es un gran novelista?
ATXAGA: Bueno, lo que sé es que en determinadas culturas, como en la anglosajona, mi poesía va primero que mis novelas. No sé qué decir. Ojalá fuera mejor poeta, pero es tan difícil, poesía que parece buena hay muchísima...
MARISTAIN: ¿Cuándo ha estado usted más cerca del paraíso?
ATXAGA: Nunca he estado en ese lugar.
MARISTAIN: ¿Para qué sirve saber cómo se dice mariposa en vasco?
ATXAGA: Sirve para acordarse de un poema de Nabokov, para acordarse de una persona, de un episodio muy interesante de la guerrilla y que encontrarás en las páginas de mi libro, las palabras son como linternas que te guían en el camino de la vida.
MARISTAIN: ¿Y si uno va a su pueblo encontrará el tronco de un árbol escrito por usted?
ATXAGA: No, pero hay un árbol en mi pueblo (Guipúzcoa) que considero como propio, no tiene inscripciones pero sé muy bien dónde está. Tiene mi misma edad.
MARISTAIN: Es viejo, entonces.
ATXAGA: Y discreto

lunes, 16 de enero de 2006

casinada


Otro día que pasa sin saber
Palabras que escuchaste
Gato salvaje
Rollitos primavera
Los años de Cezanne
Los guantes
Tía
Madre
Sombra
Dónde estabas
Esa risa estruendosa

El tiempo que demoras en dar vuelta el rostro
Y el sismo que origina la piel atravesada
Como un hueco en la tierra

martes, 3 de enero de 2006

insomnio

cajita de madera con té de sri lanka
nubes negras y tom waits

la cabeza pega un brinco hacia la espalda

el insomnio demora el terror
al verdadero significado de las cosas

lengua enredada en las fotos de familia
rouge sobre lava de las cucarachas

la gota de té mancha el único ojo sano de la abuela
tus manos prometen una vejez nerviosa

la cabeza circula de hombro a hombro

el insomnio tiene ahora una edad indefinida
¿siempre será niño el limonero de montale?

el verdadero significado de las cosas
camina desamparado por el aire tangible
de tan espeso el río de la ignorancia
ya no es río ni torrente

la cabeza trota desde el ombligo al techo

insomnio con té de sri lanka
utopía del aroma cítrico distante
lengua pastosa y tom waits

nada que permita
responder a una pregunta