domingo, 11 de diciembre de 2011

Qué par de blasfemadores!

Un gesto dadaísta, una sombra que llega del futuro, tal vez: ¿qué es el libro de Jis y de Ari Volovich? ¿Cómo se encuentran un dibujante flaco y de repente abstemio con un escritor voluminoso y pocas veces sobrio? Facebook y Twitter creen en el amor a primera frase: eso es. Los amantes de las redes sociales tienen futuro en un libro con dibujitos y así también lo han entendido Tusquets y su editora Verónica Flores, que han editado recientemente Blasfemias ilustradas, un trabajo singular y gozoso, dos adjetivos que no resultan exagerados. Volovich es un escritor indisciplinado que cuando muestra el pasaporte israelí lo tachan de colonizador, fascista y asesino y que cuando muestra el mexicano lo acusan de ser corrupto, narcotraficante y ladrón. “Las fronteras sacan lo peor de mí”, admite. Jis es Jis sin Trino y sin él. Se trata de José Ignacio Solórzano que narró con su Trinidad Camacho de toda la vida las aventuras del Santo y quien en sus tiras en solitario cultiva un humor fino, intelectual y elegante, no siempre entendido y pocas veces valorado en su justa medida. Por eso de andar poniendo adjetivos, sale, sin vergüenza la palabra genial. Sí, Jis es un genio. No se sabe cuál de los dos blasfema más, pero el dibujante tapatío está empeñado en defender su buen nombre y se apresura a revelar que “por supuesto, el que blasfema más es Ari. Yo casi manejo el humor blanco, soy felizólogo a su lado”. “Bueno, a tú lado me di cuenta de que no soy tan calvo”, retruca Volovich. “Y tú muy gordo”, acusa Jis. Así se la lleva este par de blasfemadores, que sólo conocieron sus respectivos rostros en persona cuando la editorial los juntó para presentar el libro que habían realizado vía Internet. - Ari, usted tiene una carrera de escritor y periodista un poco más tradicional que esto que ha hecho con Jis, ¿cómo nació Blasfemias ilustradas? - Es una compilación de mis escritos en Facebook y Twitter, una experiencia que me hizo explorar el aforismo, una técnica que nunca había intentado. Soy fan del aforismo y las redes sociales limitan el espacio de expresión, así que en mis ratos de ocio, que son muchos, le di de lleno al tema. Ahora no digo que soy periodista, digo que soy “aforista”. Este es el fruto de dos años de estados contemplativos, de distintos estados de ánimo, de ocurrencias… - Somos amigos de Facebook. De hecho, estamos aprovechando estas entrevistas de promoción para conocernos. Hola, Ari, ¿cómo estás? (Jis) - Bien, muy bien…¿y tú? - O sea, que lo que Facebook ha unido que ni Dios ni el Diablo lo separen… - (Jis) Sí, así es, por increíble que parezca. Aunque ahora me estoy sintiendo un poco abandonado, porque Ari es más twittero y yo soy más facebookero. Una de nuestras tantas diferencias, de todas de las que me fui dando cuenta una vez que acepté entrar en el proyecto, es esa. Honestamente, Ari es mucho más amargo que yo. Más bien estoy en una etapa de mi vida en la que me siento saludable, luminoso, hago yoga en las mañanas. Y este hombre está en unos viajes de oscuridad, de borracheras tremendas, de crudas horribles, despotrica, insulta…así que el libro básicamente está formado por sus escritos. Lo que yo hice fue subirme al tren de la amargura de este monstruo. - (Volovich) Difiero con Jis. Siento que el libro es un maridaje perfecto y que sus ilustraciones le dan una fuga a esa amargura. También le dan chance al lector de irse por otro lado… - Pero hay algo que los une y es ese humor reflexivo, de no reírse a la primera… - (Jis) Exacto. Y uno de los temas que tocamos los dos en forma frecuente es esa desazón existencial. Nos desune la política, creo. Él está haciendo referencia constante a los políticos con nombre y apellido y yo soy profundamente apolítico. En el aspecto espiritual, él es ateo y yo me considero más bien “misticoide”. - Lo que lo separa también es la edad. Y como usted tiene un humor que no siempre se ha comprendido y Ari Volovich es un hombre muy joven…¿será que se viene toda una generación de comprender a Jis? - (Jis) Sí, puede ser. También pasa que siempre me ha gustado el trabajo en colaboración. El caso más notorio es Trino, pero ha habido otros y siempre disfruto mucho el diálogo con otras personas. Con Ari no fue fácil, porque muchos de sus aforismos ya venían con el chiste incluido, eran redondos, no había que dibujarles nada. - (Volovich) Creo que una parte de la riqueza de este libro es que Jis fue muy selectivo a la hora de elegir los aforismos que iba a ilustrar. En ese sentido, el trabajo tiene mucho oxígeno, no es barroco, no está cargado de más… - Lo triste es que hayan revelado que para mucha gente la vida es un eterno déjà vu. Ya se sabía, pero no era como para andar contándoselo a todo el mundo… - (Volovich) ¡Alguien tenía que señalarlo! Dos más dos es uno y uno Jis está un poco obsesionado con la idea de que en Blasfemias ilustradas el lector note las diferencias de pensamiento y de espíritu que hay entre él y Ari Volovich. “Tienen miedo de que lo linchen en Guadalajara”, apunta el escritor. Lo cierto es que nunca mejor mencionado el cliché que predice que cuando las cosas pasan “por algo será”. Blasfemias ilustradas es algo que hicieron dos personas y cuya entidad independiente supera la individualidad de los hacedores. Ya no importa mucho determinar qué hizo cada quién, sino más bien disfrutar el postre para cuya receta ambos aportaron distintos pero sustanciales ingredientes. - (Volovich) El libro es muy redondo y uniforme, el texto y las ilustraciones tienen el mismo peso y se puede respirar en sus páginas. El lector puede leerlo de principio a fin o en forma azarosa… - Es un libro hecho a partir de las redes sociales, pero las redes sociales no aparecen en el libro. Blasfemias…es un objeto clásico de dibujo y texto… - (Jis) Sí, es verdad. En algún momento incluso pensé en establecer un diálogo en contrario con Ari, retrucándole algunas de las cosas que decía en sus aforismos, pero no lo logré, así que me dediqué a acompañarlo. - Como pareja recién formada, ¿quisieron en algún momento devolver la libreta de matrimonio? - (Jis) Creo que el que más dudas tuvo al respecto fui yo. Ya estaba con el vestido puesto, ya había dicho que sí, las invitaciones habían sido enviadas, y de pronto me di cuenta de que me iba a casar con una bestia. Que no quepa duda: entre nosotros, yo soy la Bella y Ari es la Bestia. - (Volovich) Yo, para nada. Para mí fue un verdadero halago que Jis haya querido hacer este libro conmigo. No lo considero un monero solamente, sino un artista conceptual, integral. Nuestra juntada fue espontánea. Diana, la hermana de Jis, nos presentó en Facebook. Él me dijo que le gustaba lo que yo escribía. Le propuse hacer un libro, me dijo inmediatamente que sí y luego, ya ves, se arrepintió. - ¿Le pasa mucho eso, que le dicen que sí y luego se arrepienten? - (Volovich) Me pasa muchísimo, pero no lo pongas - (Jis) ¡Sí, ponlo! - (Volovich) ¡Hasta con mis padres me pasó! Cuando nací dijeron: ¿Qué hicimos? - ¿Trino no se puso celoso, Jis? - Fíjate que ya ni me habla… - (Volovich) Una de las cosas que nos pasa con el libro es que el humor corrosivo que manejamos resulta un poco fuerte para mucha gente en México. Viví mucho tiempo en Israel, donde es más común el humor más directo y aquí por poco algunas personas nos llaman el Anticristo. Y en mi caso al menos, esta manera de expresar lo que pienso es lo natural, así soy, no se trata de un gesto de valentía ni de provocar ni nada…Esto que será escandaloso y desolador para mucho, es algo genuino en mi vida. - En un país donde mucha gente pide que no le hablen “golpeado”, tal vez este libro sea mucho… - (Volovich) Sí, estamos viviendo una guerra del medioevo con tipos decapitados en las calles, con cadáveres que cuelgan de los puentes, pero dices cabrón en la radio y por poco te fusilan… - Si tuvieran que poner este libro en un estante de la tienda, ¿dónde lo pondrían? - (Jis) Tendría que estar en la sección de humor, si es posible junto a los libros de Guillermo Sheridan, de quien soy fan… - (Volovich) Al lado de los de Groucho Marx, por favor. - Hubo épocas en la historia del arte en las que se juntaban, por ejemplo, Luis Buñuel y Salvador Dalí y salía El perro andaluz…ahora es mucho más difícil que los artistas se junten para hacer cosas… - (Jis) Es verdad, quizás por eso me están gustando tanto las redes sociales. Allí se producen verdaderas tertulias en torno al arte, al trabajo, que me encantan. Vivimos tiempos en que la gente es muy peleonera, es más fácil deshacer que hacer. En Facebook transcurren verdaderos talleres creativos ante mis ojos, es como estar en una especie de café discutiendo con amigos acerca de la pintura, del dibujo, de la literatura. - (Volovich) Y lo que podría diluirse en una charla de cantina, se convierte en un libro. Sale un libro del ocio, del Facebook… - (Jis) Sí, de pronto tengo problemas con mi mujer porque dice que le dedico demasiado tiempo al ocio facebookero, así que lo quiero hacer ahora es llegar a mi casa con el libro en la mano y demostrarle a mi esposa que todavía soy un ciudadano ejemplar… - (Volovich) Un buen samaritano digital. - Lo cierto es que no hay arte sin disciplina, aunque ustedes hablen bastante del ocio
- (Volovich) Soy contemplativo, me dejas mirando el horizonte y me puedo quedar días. Ahora me propuse dedicarle menos tiempo a la cantina y más a la pluma. - (Jis) Tal vez haya artistas malditos que trabaja en medio de la perdición total, pero yo pertenezco al otro lado. Idolatro la concentración.

lunes, 5 de diciembre de 2011

STEVEN SPIELBERG, UN VERDADERO HIJO DE HOLLYWOOD

(Nota especial para GENTE Y LA ACTUALIDAD, edición diciembre)
Todo lo bueno de Hollywood está concentrado en la figura omnímoda de Steven Spielberg. Todo lo malo, también. En el lado oscuro de la báscula donde brilla el peso específico del productor y director más poderoso de la llamada Meca del Cine, hacen fuerza los creyentes en las teorías conspirativas. Para ellos, el célebre hacedor de éxitos descomunales como Tiburón, E.T., el extraterrestre y La lista de Schlinder, entre otras, sería el portador del virus con que la cultura estadounidense ha logrado conquistar el mundo, llenando el estómago de los espectadores con muchas palomitas y sus cerebros con infinitas cantidades de células madre donde el bueno siempre es el gringo y el malo es el otro, el distinto. Él, entre los muchos honores recibidos por su larga y fructífera carrera cinematográfica, por caso la Orden del Imperio Británico, vive con mucho orgullo sus estigmas hollywoodenses. “Hollywood tiene una reputación terrible, pero no se lo merece, Hollywood tiene mucha lealtad. En Hollywood hay muchas personas que creen en los valores, pero sólo leemos acerca de las malas noticias de ahí”, declaró recientemente. La balanza, no obstante, se inclina fuerte hacia el lado aquel donde el cineasta de 64 años, judío fervoroso y magnánimo, se levanta como un tótem donde podría dibujarse el contorno de gran parte de la cultura contemporánea. Al fin al cabo, es Spielberg el mago que condensó las fantasías del público en filmes icónicos como Indiana Jones y En busca del arca perdida. Es él el tipo acendrado en los mitos de su país de origen, interesado por la historia del mundo, capaz de analizar la Segunda Guerra Mundial con la lente trágica del Holocausto o de atravesarla navegando el océano, peleando a cuerpo descubierto en Pacific, la serie que produjo para HBO junto a su amigo Tom Hanks. Band of brothers, la otra serie, y Salvar al Soldado Ryan, la película, son los otros proyectos “bélicos” que unieron al famoso actor de Forrest Gump con el no menos reconocido director de Jurasic Park. Ambos decidieron contar “la totalidad” de la Segunda Guerra Mundial, probablemente porque ambos son así: hombres que no se miden a la hora de encarar empresas imposibles. Que se vienen los dinosaurios El cantautor brasileño Zeca Baleiro, uno de los más populares de la música contemporánea de aquel país, ha dedicado lo que él llama un “tecno shashado” a Steven Spielberg. Aficionado a los juegos de palabras, el artista habla de un amigo llamado “Juracy” que lo invita a pasear por un parque y, así, el Jurassic Park de Hollywood se convierte en el Parque da Juracy, de San Pablo. Ambos inspiran miedo, sobre todo porque no existen. Levantaron la voz casi hasta los gritos los estudiosos de la prehistoria cuando se dieron cuenta de que los dinosaurios de la legendaria película de 1993 protagonizada por Sam Neill, Laura Dern y Jeff Goldblum, definitivamente nada tenían que ver con las auténticas criaturas que vivieron 200 millones de años antes que los hombres. Ya era tarde. Cuando una persona piensa en un dinosaurio, piensa en uno de esos bichos verdes que Steven creó con la ayuda de Michael Crichton en el guión y, por supuesto, con la música de fondo de John Williams, sin cuyos sonidos no es posible entender el universo-Spielberg. Recientemente, en el programa español El Hormiguero, uno de los más vistos de la señal de aquel país Antena 3, el actor inglés Jamie Bell, recordado por su extraordinario protagónico en Billy Elliott, jugó a adivinar las melodías de Williams que un equipo del show entonaba desde el fondo del agua. Acertó con todas. Fue aquella música la que sonó en sus audífonos cuando salió de una reunión donde Steven le ofreció ser Tintín en la pantalla grande. Lloraba (lo cual es lógico: no todos los días te reúnes con SS) y tarareaba las melodías de John Williams, recordando cuando a los 8 años fue a ver por primera vez Jurassic Park “y me cambió la vida”, según declaró. “Creo que todos alguna vez han tenido esa experiencia con alguna película de Steven Spielberg: te cambia la vida porque te hace sentir cosas increíbles”, afirmó Bell, uno de los jóvenes más centrados, divertidos y sencillos del mundo del entretenimiento. Y Hergé no estará para verlo A Steven Spielberg le llevó casi 30 años cumplir el propósito de juventud consistente en reflejar en la pantalla grande Las Aventuras de Tintín. Como dijera un crítico español: Hergé (apodo del belga George Remi), el célebre creador del personaje que aún hoy mantiene en vilo a muchos aficionados a los cómic, y el todopoderoso hombre de Hollywood estaban destinados a encontrarse. Antes de morir, en 1983, Hergé, conmovido por las similitudes que encontraba entre Indiana Jones y Tintín, le levantó el pulgar a Spielberg para que llevara al cine su personaje entrañable. La primera entrega de ese encuentro cósmico verá la luz en México en diciembre. Se trata de Las aventuras de Tintín: el secreto del unicornio, una película de animación hecha con actores reales. O un filme de personajes reales llevados a su fase caricaturesca. Pionero como siempre ha sido en las tecnologías, la técnica del nuevo filme de Steven, producido, oh sorpresa, por el genial neocelandés Peter Jackson (remember El señor de los anillos?), es magistral, tal como pudo verse en el pasado octubre, cuando se estrenó en Bruselas, la tierra natal del dibujante. Spielberg, sin embargo, advierte en una entrevista otorgada al periódico español El País: “Tenemos que tener cuidado y no dejar que las nuevas tecnologías, que todos los iPad y iPhones, Twitter o Skype nos hagan pensar diferente. Es cierto que facilitan nuestras vidas y aumentan las vías de comunicación pero toda la tecnología a nuestro alcance no nos va a acercar. De ahí mi preocupación por las historias que quiero contar. Porque creo que el mundo precisamente está falto de una mejor comunicación” Jamie Bell en el rol del periodista sagaz y prístino que hace de la lealtad un modus vivendi, Daniel Craig como el villano, Andy Serkis como el Capitán Haddock, por supuesto el perro Milú y la consabida música de John Williams: el espectáculo del 3 D y de ese universo fantástico al que le ha dedicado su vida el oriundo de Cincinatti nacido como Steven Allan Spielberg el 18 de diciembre de 1946, despliega sus anchas alas para producir lo que es considerado el lanzamiento cinematográfico más importante del mundo en el 2011. “Creo que a Hergé le hubiese gustado la película. Honestamente”, dijo el cineasta. En diciembre es probable que le demos la razón.

MILLA JOVOVICH, ESA RARA BELLEZA UCRANIANA

(Nota especial para revista GENTE Y LA ACTUALIDAD, edición diciembre) En el mundo voluble de las apariencias, la moda de “las raras” infrin
gió varias veces el canon de la belleza clásica, lo que nos ha servido sin dudas para ampliar nuestros horizontes visuales y ver más allá de la figura icónica representada por una rubia o una morena de aspecto más o menos uniforme. Prueba de ello es la presencia contundente en el universo del entretenimiento de la modelo y actriz ucraniana Milla Jovovich, una mujer “distinta”, cuya hermosura jamás se cuestiona y que, por el contrario, la ha llevado a trabajar de forma incansable en las pasarelas y en los sets. Cumple la oriunda de Kiev de 35 años el tópico que establece que muchas veces serán los hijos los responsables de realizar los sueños de los padres y fue Galina Loginova quien crió a su niña para que fuera una estrella de cine. Lo hizo en Los Ángeles, California, adonde se trasladó la familia de origen aristocrático y millonario, luego de huir de la Unión Soviética a disgusto con el régimen comunista. “Odiaba que mis compañeros de escuela me llamaran espía rusa, justamente a mí, que odio las multitudes”, dijo Milla en una ocasión. Jovovich tenía apenas 11 años cuando la descubrió el famoso fotógrafo de modas Richard Avedon. Un año después fue portada de la revista Face y alimentó la polémica mediática en torno a los niños que trabajan en el show business. Nacida como Militza Natasha Jovovich, siempre ha ido a su aire, demostrando talentos varios, uno de los cuales es saber levantar muy bien la pierna cuando tiene que pegarle una patada a su enemigo de ocasión. Ha sido esa virtud y un desempeño aceptable como actriz los que la han llevado a reinar en el cine de acción. La vimos empuñar un arma láser, realizar complicados movimientos acrobáticos y besar a Bruce Willis, todas tareas de alto riesgo, en El quinto elemento, la película que en 1997 dirigió el genio loco y francés Luc Besson, quien por entonces era su esposo. Ese hombre enamorado la inmortalizó en Juana de Arco, en un papel que muchos habrían destinado a actrices más experimentadas. Ahora ella es la feliz esposa del también director de cine Paul W.S.Anderson, con quien se casó en 2009 luego de un noviazgo fugaz con el ex guitarrista de los Red Hot Chili Peppers, John Frusciante. Ajena a las críticas, Jovovich es también la heroína inolvidable de la saga de Daredevil y como siempre acepta los desafíos que le impone la industria, lució rizos y pesados trajes de época en la reciente Los tres mosqueteros, junto a Orlando Bloom. Milla Jovovich pasa de la moda al cine y viceversa con una plasticidad deslumbrante y es así como a los portfolios donde promueve grandes marcas de cosméticos o jeans Calvin Klein, se suman ahora las increíbles fotografías tomadas por el excéntrico y talentoso fotógrafo francés Dimitri Daniloff para el 13 Calendario Campari. Sus imágenes que recrean un presunto fin del mundo han recorrido el ídem, demostrando con ello que esta chica que también canta con una voz de pájaro y tiene su propia línea de ropa, es por cierto única. Efectivamente, mujeres hermosas hay muchas. Milla Jovovich sólo una.

domingo, 20 de noviembre de 2011

SER

La frente como una bandera perdida te arrastro cuando estoy solo por calles frías por habitaciones negras gritando miseria no quiero dejar tus manos claras y complicadas nacidas en el espejo cerrado de las mías todo lo que queda es perfecto todo lo que queda es aún más inútil que la vida agrieta la tierra bajo tu nombre un mantel de agua cerca de los senos donde hundirse como una piedra - PAUL ELUARD

lunes, 7 de noviembre de 2011

PETER GABRIEL, EL ARTISTA QUE NUNCA PERDIÓ LA CALMA


(Artículo publicado originalmente en la revista GENTE Y LA ACTUALIDAD, edición noviembre 2011)



El mítico compositor e intérprete inglés ofrecerá 4 conciertos en noviembre

Peter Gabriel, nacido en 1950 en Surrey, Inglaterra, más sabe por viejo que por zorro, aunque a lo largo de cuatro décadas de carrera artística intensa, ecléctica e ininterrumpida, sus mañas le han servido, como declaró recientemente a una agencia de noticias internacional, “para llevar una buena vida, sobre todo tranquila”.

El ex líder de Genesis, la legendaria banda de rock progresivo nacida a fines de los ‘60, ha sabido, por otro lado, mantener la calma en momentos en que todo ardía alrededor suyo y construir un camino donde, sin ser Steve Jobs, pudo, como el célebre fundador de Apple recientemente fallecido, ser identificado a partir de marcas y sellos propios, inolvidables.

A los 61 años, Peter Bryan Gabriel, tal el nombre completo con el que está bautizado, es también Real World, el sello y estudios discográficos que ha impulsado la carrera de artistas fundamentales de ese híbrido no demasiado bien definido llamado world music, por caso el exitosísimo senegalés Youssou N'Dour.

El derivado Real World Publishing, además, es un catálogo musical mundial que reúne más de 5.000 títulos que han ganado, algunos de ellos, Oscar y Globo de Oro.

Peter Gabriel es Womad, sigla conformada por las iniciales de las palabras World Of Music, Arts & Dance (Mundo de la Música, las Artes y la Danza), una serie de festivales de música popular, étnica y artesanías que se celebra en distintas partes del mundo.

El artista fundador de OD2, una empresa cibernética dedicada a distribuir música en la red, es el impulsor del Día de la Descarga Digital de la Música, cuya primera edición se celebró el 21 de marzo de 2003 y quien, junto a su amigo y colega, el siempre inquieto Brian Eno, escribiera en 2004 el manifiesto Mudda, propiciando la venta de música online y no exclusivamente a través de los sellos discográficos.
Todo eso y más lo ha hecho Gabriel conservando el temple cuando los ex integrantes de Genesis lo acusaran de excesivo protagonismo por la atención total que convocara con sus ropajes extravagantes y su desempeño teatral al frente de una propuesta musical dramática y profunda.

Él, que de vestuarios insólitos conoce un buen rato, no tiene ahora empacho en alabar el desempeño de las jóvenes Katy Perry y Lady Gaga, aunque la música –previene- “es lo que finalmente queda de los artistas”.

Tranquilo llegó Peter al tercer milenio, mucho más que su ex novia Sinead O’Connor, quien recientemente ha expresado en twitter sus deseos de suicidarse y en paz con su propia obra regresó al disco, entregando recientemente el soberbio New Blood, un trabajo sin guitarras, ni bajos, ni baterías, en el que una orquesta de cuerdas recrea sus temas clásicos.

Esa es la propuesta que Peter Gabriel traerá a México, país en el que ofrecerá cuatro conciertos, dos de los cuales se llevarán a cabo el 23 y el 24 de noviembre en el Auditorio Nacional. El 21 de noviembre actuará en Monterrey y el 26 del mismo mes hará lo propio en Zapopan, Jalisco.

Luego de ello, el también activista por los Derechos Humanos y padre de cuatro hijos, regresará a los estudios para grabar su próximo álbum.

sábado, 1 de octubre de 2011

FERNANDO VALLEJO, EL ARTISTA INJURIOSO


Dice Fernando Vallejo (24 de octubre de 1942 en Medellín, Colombia) que escribir es muy fácil. “Podría hacerlo indefinidamente”, admite este artista nato para el que el horizonte de la creación siempre ha planteado desafíos inconmensurables: dirigir cine, ser un gran concertista de piano, hacer una novela que lean muchos de sus congéneres y que le den cierta notoriedad entre sus pares.

Todo lo ha logrado este colombiano de voz atiplada, de suave decir aun cuando sus ideas firmes sobre temas comunes resulten polémicas y difíciles de escuchar.

Por estar en contra de muchas cosas y no callarlo, el recientemente galardonado con el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2011 (honor que ha recaído ya en autores de la talla de Juan José Arreola, Nicanor Parra, y Antonio Lobo Antunes, entre otros) no le cae bien a tantas personas, sobre todo a aquellas que como él han nacido en tierra colombiana, digámoslo así: sus compatriotas.

De Medellín es, por ejemplo, el cantautor Juanes, alguien que baja la mirada cuando le preguntan si ha leído a Fernando Vallejo. “No me interesa para nada, siempre está en contra de todo”, dice el músico, un contemporizador nato, de esos que creen todavía en los mensajes optimistas que traen algunas canciones, sobre todo aquellas que él compone.

Poco le importaría al célebre autor de La virgen de los sicarios conocer a ciencia cierta la opinión que tiene de él el compositor de “La camisa negra”; al fin y al cabo, para Vallejo “Esa es una gentuza asquerosa. Eso no es música, nada de eso me llega al corazón. Juanes es una vergüenza de Antioquia”, como le ha dicho al periodista colombiano Sebastián Trujillo.

De música, Fernando puede hablar un rato largo. A su colega, el mexicano Juan Villoro, le confesó: “Lo que yo hubiera querido ser en la vida es músico, compositor. Pero como no tenía música en el alma, no me quedó más remedio que dedicarme a esas dos artes menores del cine y la literatura. Gluck y Mozart son lo máximo. Después sigue El Quijote.” Hace unos días, su amiga Elena Poniatowska, contó que en la casa donde vive Vallejo con su compañero de vida, el escenógrafo mexicano David Antón, “el piano ocupa el lugar de honor”. Será el mismo piano que, el recientemente fallecido escritor cubano Eliseo Alberto decía que “Fernando tocaba en un restaurante de La Condesa”. Modesto como es, será difícil que el autor de El desbarrancadero, la obra por la que obtuvo en 2003 el importantísimo premio Rómulo Gallegos, acepte que es un buen ejecutante del instrumento, pero al menos le gusta todavía dar fuertes opiniones musicales, entre ellas admitir que en estos días “me gusta más José Alfredo Jiménez que Mozart y la voz de Chavela Vargas que la de cualquier cantante de ópera, con excepción de María Calas”.

“Las voces de las cantantes de ópera carecen de personalidad. La Calas tenía un poquito de esa personalidad que le sobra a Chavela”, agrega.



Los ojos y la memoria



Con 68 elegantes años, dice Fernando Vallejo que está en el final de su vida. Lleva cuatro trasplantes de córnea y según él mismo lo ha confesado está perdiendo un poco la memoria. Fueron sus ojos, obligados a usar lentes de contacto en forma permanente, los que le exigieron volver a sacar el pasaporte colombiano, un status al que había renunciado en 2007, cuando la justicia de su país de origen le entabló un juicio por una columna que había escrito en la revista Soho en contra de la religión.

Contó el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, uno de los pocos compatriotas y colegas que Fernando Vallejo admira y respeta, que “él tuvo que recuperar su ciudadanía hace poco. Estuvo en Bogotá haciéndose un transplante de córnea y en Colombia está prohibido que se donen córneas a los extranjeros. Tuvo que desempolvar la cédula”.

Le regalaron un iPod con 40 días de música, que él redujo a uno lleno de boleros, rancheras, tangos, “esa música latinoamericana del pasado y que es la que me llega al alma en estos días, una música de fantasmas que ya no le interesa a nadie”.

“La oigo muy de vez en cuando y siempre es una experiencia muy intensa que me remite a mi niñez, a mi juventud. Esa música me ayuda a no desintegrarme, a sostener todavía el espejismo del yo, del que soy aún el que fui. Esa virtud tiene la música”.

Fernando Vallejo también escucha a Debussy, a Mahler, a Ravel y escribe sin parar. En estos días, una biografía del filólogo colombiano Rufino José Cuervo, de quien se conmemoró el 17 de julio de 2011 el centenario de su muerte.

“Fue otro de los que se fue de Colombia para nunca volver. Era un hombre de una inmensa nobleza que me viene acompañando desde mi niñez. Entonces, estoy haciendo otro intento de biografía (Vallejo escribió en 1991 El mensajero, la biografía del poeta Barba Jacob y, en 1995, Almas en pena, chapolas negras, sobre la vida del también poeta José Asunción Silva), sabiendo que no lograré lo que intenté con las otras: hacer de la biografía un gran género literario. La biografía seguirá siendo un género menor de la literatura al lado de la novela, nunca la desplazará”.



Contra la iglesia, “una estructura criminal”



“Cuando me saqué de encima la educación religiosa que había recibido, me di cuenta de que los animales son mis hermanos y supe que, aun cuando había pensado que podía ser feliz, esa ilusión se esfumó para siempre”, dijo el escritor, famoso por su posición crítica frente a la Iglesia Católica, a la que considera “una estructura criminal”.

“El sufrimiento de los animales es el mío”, dice quien desde hace cinco años se adscribió al vegetarianismo. “Durante buena parte de mi vida me comí a los animales: a las vacas, a los cerdos, a los pollos, a los peces... Y esa infamia mía no tiene perdón del cielo, me siento un criminal. Sólo en estos últimos años me he podido quitar de los ojos la venda moral que me puso el cristianismo y he logrado ver a esos animales como mi prójimo. Que es lo que no alcanzó a ver el loquito de Galilea”, dijo en una ocasión.

Si a Jesús le cabe el mote de “Loquito de Galilea”, qué no dirá Fernando Vallejo de Mahoma. “Esa bestia reproductora y lujuriosa”, como declaró en una entrevista realizada por Juan Villoro vía correo electrónico y en la que no quedó nadie sin “disfrutar” lo que los críticos han llamado “el arte de la injuria” que tan bien practica el autor de Los ríos del tiempo y El don de la vida.

“Máteme a todos los de las FARC, a los paramilitares, los curas, los narcos y los políticos, y el mal sigue: quedan los colombianos”, dijo entonces, para aclarar inmediatamente que si Thomas Bernhard insultaba a Austria porque la odiaba, él blasfema contra Colombia, “Porque la quiero. Y porque la quiero, quiero que se acabe: para que no sufra más.”.



Entre la diatriba y los candidatos



Su libro de 2007 La puta de Babilonia, publicado por editorial Planeta, es un ensayo profundo sobre la fe dogmática cristiana y la responsabilidad eclesiástica en el derramamiento de la sangre de humanos y en el atropello a los animales, cuya defensa es la gran causa de vida del escritor, al punto de que los 150 mil dólares que le corresponden por el recientemente otorgado Premio FIL lo donará a la asociación “Amigos de los Animales”, de Xalapa y a “Animales Desamparados”, del Distrito Federal.

En su juventud estudió cine en Roma y llegó a dirigir dos películas sobre la violencia en Colombia: Crónica Roja (1977) y En la tormenta (1980). Un tercer filme La derrota (1984), coescrito con Kado Kostzer, significó su último trabajo como director.

Fue el cine, precisamente, lo que le dio fama internacional, mediante la película La virgen de los sicarios, basada en su novela homónima y dirigida por el francés de origen iraní Barbet Schroeder en el 2000. Sus novelas, en cambio, lo han erigido en un autor polémico defendido por muchos y criticado por otros tantos.

Su prosa exaltada, fresca y sin ataduras, explora la homosexualidad, la adolescencia, la marginalidad, las drogas y de la violencia, este último un tema del que Vallejo se siente alejado. “Escribí La virgen de los sicarios en 1994 y ya no quiero hablar de la violencia. Ahora me interesan las palabras”, dice el también autor de Logoi: una gramática del lenguaje literario. Amante y estudioso del idioma (cuando le preguntan cuál es su profesión responde: gramático), levantó la voz para protestar por las recientes reformas sugeridas por los catedráticas a la lengua española.

Al escritor le chirría que se prohíba acentuar palabras como “truhán”, que ahora se considerarán monosílabas. “Truhán es bisílaba. Si tuviera sólo una sílaba no llevaría la h intermedia y la podríamos decir con un solo golpe de voz”, explicó. El controvertido novelista tampoco acepta que la “b baja” pase en toda Hispanoamérica a llamarse “uve”, como se la denomina en España. Con todo, Vallejo sí concuerda con dejar de llamar “i griega” a la “y”, que pasaría a decirse “ye”.

De todos modos, no hay vocablo que le moleste más que “candidato”. “Pensar que viene de cándido, que significa bueno, inocente. Ahora es un término vil que significa aspirante a la infamia”, dice con vehemencia, así como afirma sin ninguna duda que “no hay político bueno, eso es un oxímoron, es como decir que hay un ladrón honrado”.



El ruido de la jungla



“Uno es del país donde nació y del país donde va a morir, así que puedo decir que soy colombiano y mexicano”, dice Vallejo, sin por ello dejar de destacar que “no puedo perder el tiempo hablando de cosas sin importancia como los pasaportes o las nacionalidades”.

Vive ahora “con una sola perrita que rescaté porque no podía no hacerlo”, en el mismo departamento que habita hace 40 años, desde 1971, en la Colonia Condesa, que “era antes un lugar muy tranquilo y ahora se ha vuelto insoportable. Es un sitio muy ruidoso”.

“El Estado ha abandonado sus obligaciones tanto en Monterrey (dijo haciendo alusión al atentado en un casino de esa ciudad norteña y que dejó 52 muertos) como en La Condesa, donde el ruido es tremendo y se impone la ley de la jungla”, dijo el escritor.

Lamenta por otra parte que “el mundo vaya tan rápido y deje atrás todas las cosas, entre ellas mis libros”, no obstante lo cual tiene proyectos literarios de largo alcance como terminar, más temprano que tarde, “un trabajo donde quiero dejar asentadas todas mis conclusiones literarias” .

El escritor, que recibirá su premio el 26 de noviembre, en la jornada inaugural de la 25 Feria Internacional del Libro en Guadalajara, tampoco quiere mucho a los periodistas y son raras las ocasiones en que concede entrevistas.

“Me cambian mis respuestas, sacan una frase mía de contexto y la ponen de título y quedo como Dios Padre tronando desde el Sinaí, e indefectiblemente, cuando veo mis entrevistas publicadas se me cae la cara de vergüenza. Les tengo más miedo a los entrevistadores que llegan a mi casa con papel y lápiz que a los sicarios de Medellín”, dijo.

ENTREVISTA A ALEJANDRA BARRALES


Morena atractiva que gana notablemente en las distancias cortas, Alejandra Barrales Magdaleno está acostumbrada a conseguir lo que quiere y a hacerlo con una determinación casi escalofriante, propia de alguien que ha podido transitar, literalmente hablando, el cielo de la política y de su propia vida.

Quien dude de esta avezada facultad para hacer realidad los sueños de la infancia, se sacará la comezón con un vistazo a su rutilante historial, que incluye la conducción del Sindicato de Sobrecargos de México cuando apenas tenía 22 años.

Hoy, con 44 esplendorosas primaveras encima, la diputada de izquierda hace un balance de una existencia plena. Cuando era niña, quería ser aeromoza. Cuando cumplió 20, fue aeromoza. En sus divagues tempraneros en la colonia Tránsito, donde creció, también fantaseaba con ser diputada. “Veía que los diputados decidían muchas cosas y eso me interesó”, confiesa. Ahora, gracias a los resultados electorales del 2009, Barrales es Diputada de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal por el Distrito 13 y coordina la bancada de su partido, el PRD.

Hay un solo sueño que uno de los cuadros políticos crecidos a la sombra de Andrés Manuel López Obrador e impulsada por los fulgores del actual jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, quien la tiene de favorita para su sucesión, no ha cumplido: leer las noticias en la televisión. ¿Adela Micha es su modelo? No, ella quiere ser como Lolita Ayala, a quien admira desde su niñez.

Bueno, Alejandra Barrales ya no podrá tener su noticiero, si se acepta que ella será la candidata de la izquierda para acceder a la Jefatura del gobierno del DF en el 2012. “No quiero cancelar ese sueño, ¿por qué habría de hacerlo?”, se apresura a aclarar con sus profundos ojos negros bien abiertos y sus ademanes de brazos ampulosos y firmes.

Todo en ella es firmeza. Por empezar, su delgada contextura física es propia de alguien que hace ejercicios a diario. Le gusta correr por el bosque de Chapultepec o por los alrededores de la UNAM. Cuando no puede, visita el gimnasio del hotel Hilton de la Alameda, donde tiene una de sus oficinas. Pulcra y elegante, la mujer que ha sido criticada entre otras cosas por posar con aire sensual (y vestida) para una revista para caballeros, no tiene la sonrisa fácil. Su rostro, a veces duro, cobra una luminosidad poderosa cuando se relaja. Claro que la calma no parece estar entre sus planes inmediatos. Al menos así lo corroboran sus propios colaboradores cuando comentan admirados que se levanta a las 5 de la mañana, que duerme apenas cuatro horas por día y que como jefa es muy exigente.

No tiene esposo (se ha separado recientemente del ex sobrecargo Julio César Nicholson), no tiene hijos, no tiene mascotas y por no tener tampoco tiene mucho tiempo libre, pero le alcanza para leer una y otra vez su libro favorito, El arte de amar, de Erich Fromm, para volver a ver Luna amarga, la célebre y retorcida película de Roman Polanski, y para escuchar en su iPod todo el jazz que le venga en gana. Eso sí, también se da tiempo para bailar salsa y para salir de compras, víctima de la moda como puede serlo alguien tan preocupado por su aspecto exterior.

Dice, eso sí, que con el tiempo ha aprendido a darse cuenta de que andar de guapa por la vida no es algo que ayude en la política. “Hay gente que presupone poca inteligencia, poco contenido, pero estoy acostumbrada a ese escepticismo”, afirma.

Un vuelo rasante

De la lucha social emprendida cuando la aerolínea para la que trabajaba quebró y despidió a 5000 trabajadores, a la dirección del PRD en la capital o a su puesto de Secretaria de Turismo del Distrito Federal durante la gestión de Marcelo Ebrard, la carrera política de Alejandra Barrales ha sido como un vuelo rasante desde el piso más plano hasta el alto techo donde se toman las grandes decisiones.

Su vida también ha estado muchas veces en las nubes, no sólo por el trabajo que eligió desde edad temprana, sino también por su afición a los aviones y a las avionetas, vehículos que han sabido traerle dolores de cabeza, por caso aquella Piper de dos plazas, modelo PA-28, que costó alrededor de 20 mil dólares y que le regaló a su ahora ex marido en 2005.

Declarada como parte de un patrimonio personal que incluye un condominio en Acapulco, un departamento en el DF y tres automóviles, la aeronave despertó una oleada de críticas desplegada con fruición en periódicos y revistas.

Ella defendió la posesión de la avioneta, así como defendió sus fotografías en la revista H, pues según su visión “me sirvió para darme a conocer y para que muchos de mis proyectos legislativos llegaran a buen término”.

La pregunta es si Alejandra Barrales tendrá alas largas como para salir airosa de una contienda electoral que se presenta reñida, sobre todo porque hay muchas y muy interesantes mujeres como rivales, entre ellas la destacada y experta priísta Beatriz Paredes y la joven panista en ascenso Gabriela Cuevas. Se suma también la prima de la Primera Dama, Mariana González del Campo.

Todas ellas deberán primero ganar las pujas internas para poder ser nombradas candidatas. Podría decirse en ese sentido que es Alejandra Barrales quien lo tiene más difícil. En sus propias aguas se tejen maremotos y hay quienes aseguran que serán sus compañeros del PRD los que no la dejarán alcanzar una velocidad supersónica. Por lo pronto, la bella diputada trabaja y trabaja en la Asamblea, obsesionada ahora con sacar adelante un proyecto a favor de las mujeres golpeadas.

En los últimos tres meses del 2010, se hicieron 5 mil denuncias en el marco del gobierno capitalino. Todas provenían de mujeres que fueron agredidas por hombres cercanos.

Barrales quiere propiciar el arresto inconmutable por 36 horas de los agresores y para ello cambiar el Código Penal y Civil del DF.

La entrevista

Alejandra Barrales llega de un desayuno de trabajo en El Gardenal. Antes, pasó por todas las mesas saludando a quienes la reconocieron, entre ellos, Malova, el pintoresco gobernador de Sinaloa, de visita en el Distrito Federal.

Impecablemente vestida en los tonos de blanco, negro y beige, por consejo de sus colaboradores, preocupados por la inesperada baja temperatura que agobia al DF en esta fría mañana de mayo, prefiere acomodarse en un sillón interno del hotel donde se llevará a cabo la entrevista. En la terraza, un poco decepcionados, pasean los meseros que se mostraban ansiosos por atenderla. “Está un poquito mal de la garganta, mejor que se quede adentro”, dice su jefe de prensa. Para romper el hielo, le preguntamos si es bueno que a uno lo cuiden tanto. Alejandra contesta con sequedad y el hielo no se rompe hasta bien entrada la charla. Lo dicho: la diputada no es de sonrisa fácil y por momentos parece que la conversación naufragará en la enunciación de fórmulas políticas aprendidas de memoria. Como su seriedad no es forzada, no se cumplen las sospechas. Barrales no se hace la simpática y se deja llevar por la charla, hasta que abre sus alas y vuela, como le gusta.

- ¿Le ha llevado parte de su salud esta actividad a la que se dedica?

- Por fortuna soy una persona muy disciplinada que cuida estar en buena condición, por dentro principalmente y por fuera cuando tengo tiempo.

- ¿Qué hace para estar bien?

- Hago ejercicios desde hace muchos años, me cuido en la alimentación, procuro cuidar mi sueño y trato de tener una actitud positiva, que eso siempre ayuda a sentirse y verse mejor.

- ¿Era su sueño dedicarse a la política?

- Inquieta siempre he sido. Desde pequeña he sido también muy soñadora y entusiasta. Siempre quise ser sobrecargo de aviación y aunque no tenía muy claro qué significaba eso, anhelaba desde chica ser diputada.

- ¿Había mucha política alrededor cuando usted era pequeña?

- No, la verdad no. Mi infancia transcurrió normalmente, aunque tuve que hacerme cargo de mis hermanos desde niña pues mis dos padres trabajaban. Nací en el Distrito Federal y crecí en una colonia del centro, la colonia Tránsito.

- ¿Va todavía por ahí?

- Aún tengo amigos que me reconocen y nos saludamos. He ido eventualmente a recorrer las calles. Regresé ahora como legisladora de esa zona y me da mucho gusto reconocer a mis amistades y a mis vecinos de aquella época.

- ¿Cómo ve a la ciudad de México en un contexto de país tan difícil?

- Soy una eterna enamorada de esta ciudad. Lamentablemente, ante lo que hoy está sucediendo en otros municipios del país, el Distrito Federal tiene un atractivo adicional. Es muy importante que sigamos trabajando para que esta ciudad siga teniendo una condición diferente. Mucho de lo que hoy pasa de bueno en la capital tiene que ver con la forma de hacer gobierno de la izquierda a la que pertenezco.

- ¿Por qué el narcotráfico no se expresa en la ciudad como en el interior?

- Bueno, el narcotráfico por desgracia ha buscado penetrar en todo el país, pero en la ciudad le hemos hecho frente de una forma diferente. Cuando tú le das a la gente que no tiene recursos la posibilidad de tener el apoyo económico para ir a la escuela, cuando le das ayuda a los adultos mayores, las personas no ven en el narco una alternativa como está pasando en otros lugares de la República. Aquí todavía tiene sentido que los jóvenes vayan a la escuela, las familias busquen formas legales de obtener recursos y esa visión social que ayuda a la gente más necesitada es la que nos coloca en una posición diferente en el tema de la inseguridad.

- ¿Y qué piensa de la obra pública en la ciudad? A veces pareciera que la ciudad nunca va a dejar de estar en obras…

- A lo largo de estos 14 años de gobierno hemos logrado combinar la protección social que es nuestra prioridad con la capacidad de tener inversión pública y privada para obras que tienen como objetivo facilitar el traslado de los capitalinos. Aquí vivimos más de ocho millones de personas, que se hacen veinte contando la zona metropolitana, por lo tanto tenemos que idear cómo nos trasladamos de un lugar a otro, cómo tenemos más calidad de vida, cómo nuestros trayectos son menos complicados.

- ¿Y en el tema del medioambiente el gobierno le parece tan eficaz?

- Somos la tercera ciudad más grande del mundo, tenemos esa realidad. No obstante ello hay políticas definidas para hacerle frente al cambio climático, lo que ha sido reconocido positivamente por otras ciudades. Eso no quiere decir que esté todo resuelto en la materia. Efectivamente, hay que buscar una forma diferente de convivir entre nosotros, cómo atendemos el tema de los residuos sólidos, de la basura, el tema del agua para los próximos 20 años, cómo buscamos que lo que estamos haciendo hoy no extermine los espacios verdes en el futuro, tenemos que regresar a la recuperación de espacios para garantizar la práctica deportiva. Si tú sales un domingo por esta ciudad, por avenida Reforma, te vas a encontrar a miles de personas que vienen al Ciclotón o a los conciertos al aire libre. En el monumento a la Revolución, recientemente recuperado, ves a familias enteras tomando un baño en las fuentes y ves cómo la gente sale a la cultura, al esparcimiento, que es un sello de un gobierno de izquierda.

- Ese sello de un gobierno de izquierda es acusado con frecuencia de no ver mucho más allá de Reforma, que hay zonas como Iztapalapa, por ejemplo, que no se ven tan bien…

- Precisamente el trabajo que estamos haciendo es para disminuir esa distancia entre los que tienen más recursos y los que no tienen. Por desgracia es una condición de todo nuestro país como consecuencia de políticas equivocadas que han duplicado las cifras de desempleo en diez años. Es imposible que el Distrito Federal no se vea impactado por esas políticas, no es una isla. Por eso estamos trabajando para llevar a esas zonas del Oriente de la ciudad, las mejoras del centro. Hay zonas como Miguel Hidalgo, por ejemplo, donde se han colocado grandes centros comerciales que dan un giro importante al lugar. Creo que el centro de la ciudad estaba a pasos de convertirse en una zona perdida por la inseguridad, por la basura y hubo todo un proceso de recuperación del centro y hoy es una de los lugares más hermosos del Distrito Federal.

- ¿Quiere ser jefa de gobierno?

- Lo que realmente quiero es que la gente vuelva a confiar en la izquierda para que siga gobernando esta ciudad. Es importante que no se pierda de vista que los capitalinos son personas con una visión progresista y libertaria.

- ¿Los hombres del PRD la dejarán ser candidata?

- He crecido y transitado por el escepticismo de muchos, mayoritariamente hombres, pero nunca he pedido permiso para hacer todo lo que hice a lo largo de mi vida.

- En este no pedir permiso, tendrá que vérselas con rivales mujeres…según parece…

- Bueno, la competencia hoy que tiene el PRD es diferente a la de otros años. Hay un desgaste natural que proviene de los 14 años de gobierno al frente de la ciudad y estamos obligados a pensar con otra lógica, en nuevas condiciones, pues la competencia ahora sí está más marcada con los otros, no en la interna.

- Cuando usted habla se la escucha muy “marcelista”. Si gobierna la ciudad, ¿traerá alguna idea diferente a la de Ebrard o su mandato será una continuidad absoluta?

- He compartido el gobierno de la ciudad en diferentes instancias. Primero con Lázaro Cárdenas, luego con mi incorporación al PRD gracias a una invitación hecha por Andrés Manuel López Obrador y he trabajado para fortalecer el proyecto de Marcelo, que es en el que creo. Lo que siempre me ha preocupado es el derecho de la gente y seguiré trabajando en esa línea.

- ¿Cuáles son sus rincones favoritos de la ciudad?

- Me gusta mucho ir a Chapultepec, porque soy corredora, lo que más me relaja en esta ciudad es poder escaparme para correr. También me gusta mucho Ciudad Universitaria, el bosque de Tlalpan

- ¿Qué es México para usted?

- Todo. Es mi pasión, es algo que llevo dentro desde siempre. Ni yo misma no termino de entender a veces por qué me importa tanto mi país.

EL CIELO DE LA TELEVISIÓN POR CABLE BRILLA CON ESTRELLAS PROPIAS

La frontera entre la televisión abierta y la de paga es lábil y cada vez más difusa. Si en tiempos de nuestros padres, la también llamada pantalla chica servía para dictar costumbres, construir modelos a imitar y, al mismo tiempo, espantar, doblegar o calmar los gritos inoportunos de nuestras buenas conciencias, ese papel le corresponde ahora a la tele privada, que en México ha tenido un fuerte crecimiento.

De acuerdo a una nota aparecida en la revista especializada Summa, “el negocio de la televisión de paga se consolidó como el cuarto con los mayores ingresos dentro del sector de telecomunicaciones en México, desplazando incluso al segmento de Internet y banda ancha”.

Al cierre del 2009, la base de suscriptores de televisión paga en México llegó a 8 millones de usuarios, cifra que se compara positivamente contra los 6 millones 992 mil registrados en el 2008, es decir un aumento en la base de clientes de casi 16%.

Con estos números no sorprende que de esa esfera antes constreñida a unos pocos privilegiados que tenían cable hayan surgido verdaderas estrellas televisivas que, por las características de sus programas y quizás por las propias cualidades del medio, tienen una presencia protagónica en nuestras vidas cotidianas.

La pantalla cableada se hizo grande con lo micro, apelando al sentido común y ofreciendo más que nada un servicio a la creciente comunidad de espectadores. Comenzó a hablarle al televidente con un tono casi íntimo y familiar y ofreciendo soluciones a una infinita gama de problemillas caseros.

Adelgazar, cocinar, aprender a hablar en una lengua que no es la propia, cómo reaccionar frente a un familiar que sufre alguna adicción, cómo imponer disciplina a los adolescentes demasiado rebeldes, cuidar bien a las mascotas, distinguir entre un vino bueno y otro que no lo es tanto: la televisión de paga se ha convertido en una verdadera maquinaria de soluciones.

Lo que antes le preguntábamos a la abuela o a la tía veterana, hoy se lo consultamos al chef más famoso del mundo, al entrenador de perros que de tanto aparecer en la pantalla ya parece un primo a quien se menciona por su nombre de pila o a la médico forense que nos lleva a un viaje por el cuerpo humano con un escalpelo en la mano y otro imaginario en la lengua en un programa no apto para cardíacos o gente muy impresionable.

Frutos jóvenes de una buena idea que encontró en la pantalla flexible de la televisión por cable un territorio para desarrollarse, los nuevos conductores y especialistas suelen también ser el rostro visible de una sólida industria que produce no sólo el programa de tele, sino también libros, discos compactos, prendas de vestir, objetos varios.

Las estrellas televisivas del siglo XXI, además, se presentan como expertos en ese difícil arte de llevar a la fama a personas comunes, a las que guían dándoles consejos de cómo decorar su casa o cuál es el traje que más le conviene para su boda.

En el vertiginoso océano de programas que inundan la pantalla paga, ese gran negocio que en sus inicios había prometido no tener avisos publicitarios, algo que evidentemente no cumplió y que a los espectadores en ascenso parece no importarle, se destacan ciertos personajes que han tenido un éxito arrollador.

Crean tendencia, dictan normas de conducta, son citados en reuniones familiares y de amigos como verdaderos gurúes de la materia que presentan en sus venerados programas y son aplaudidos por una gran cantidad de gente que reparte igualitariamente su admiración entre el esnobismo y la pasión verdadera.

DÍA SIETE hizo una selección de estos inesperados líderes de opinión, siempre listos para brindar sus conocimientos a un solo toque de nuestro control remoto.



Gordon Ramsay: el cocinero loco



Con doce estrellas Michelin, un holding que mueve millones merced a 17 restaurantes que llevan su sello en ciudades como Londres, París y Dubai, entre otras y un concepto gastronómico que propicia el equilibrio exacto entre “los platos más populares y la experimentación con nuevos sabores”, el escocés Gordon Ramsay (14 de noviembre de 1966) se ha convertido en uno de los chefs más importantes del mundo.

Claro, también están el rostro con esas arrugas proverbiales, su temperamento fogoso, esa manera de insultar a mil palabras por segundo, un cuerpo de ex futbolista que mueve eléctricamente mientras en la cocina el aire se corta, literalmente, con un cuchillo, que lo convierten en una mezcla explosiva de muchacho pandillero, provocador y muchas veces genial que reina en la pantalla de la televisión por cable.

Programas como The F Word, Ramsay’s Kitchen Nightmares, Hell’s Kitchen y Cookalong, transmitidos por la BBC Entertainment, Casa Club TV y Fox Life TV, le han dado al célebre cocinero de la realeza británica una ubicuidad televisiva extraordinaria. En términos de exposición mediática y en grado de inserción en el imaginario de los espectadores locales, sólo el entrenador de perros mexicano César Millán podría discutirle algunos puntos.

La edición en nuestro país de sus libros Un chef para todo el año y Cocina del mundo, a cargo de la editorial Planeta, han ensanchado aún más el territorio de un público vernáculo que lo venera y lo sigue con una fidelidad extendida en las conversaciones familiares, en un año que también ha tenido sus puntos oscuros para el carismático chef.

No sólo la crisis económica lo han obligado a cerrar sus locales en Nueva York y Praga, sino que también el fisco estadounidense lo persigue para cobrarle una deuda de medio millón de dólares. Como si fuera poco dolor de cabeza, un participante de su reality show Ramsay’s Kitchen Nightmares se ha suicidado arrojándose a las aguas del Hudson.



Para sacudirse la mala vibra está su gran amigo David Beckham, con quien –se comenta- Gordon abrirá próximamente un pub de estilo inglés en Los Ángeles que llevará por nombre, cómo no, The Queen Vic. Para cantar Victoria, como quien dice.



César Millán: el encantador de perros



La historia de este mexicano nacido en Culiacán el 27 de agosto de 1969 es una de esas sagas de superación personal que suelen conmover al gran público y hacer más cercano a su protagonista. Como muchos de nuestros compatriotas, el conocido mundialmente como “el encantador de perros”, llegó a los Estados Unidos con una mano atrás y otra adelante y, fundamentalmente, sin una green card.

Nadó por el río Bravo y al llegar a territorio estadounidense primero fue un indocumentado que probó suerte empleándose en una peluquería para animales en San Diego y luego con un refugio para perros con problemas.

César quería ser el mejor entrenador de perros del mundo desde que, a los 13 años de edad, comenzara a darse cuenta de que tenía un don especial para tratar con la raza canina. Después de leerse todos los libros sobre comportamiento animal que encontrara en las bibliotecas públicas, decidió crear su propio método, una herramienta que busca la sumisión canina en un sistema donde el dueño de la mascota debe convertirse en el líder de su manada.

Estrellas de Hollywood como Jada Pinkett Smith, Oprah Winfrey, Anthony Robbins, Deepak Chopra, Dr. Phil McGraw, fueron sus clientes consentidos y luego sus máximos difusores. Con ellos se abrió el camino de la televisión y a partir de allí desarrolló un negocio multimillonario que incluye libros, colección de dvds, gorras, artículos para perros, todos contenidos en la empresa CMI.

Además de su exitoso programa y su estrellato global, César Millán tiene un proyecto multimillonario junto con Jada Pinkett Smith, la esposa del actor Will Smith, para construir un enorme parque de diversiones para perros.

Para dar una idea de su fama e influencia, hay que decir que recientemente fue parodiado en un episodio desopilante en la serie Souht Park (donde el famoso psicólogo de perros intentó con sus métodos domesticar al incorregible Cartman) y fue invitado especial al famoso programa de entrevistas de la BBC que conduce el inefable Graham Norton.

Claro que no todo es miel y rosas en el edén del sinaloense. Recientemente, mediante un comunicado a la prensa, Millán admitió haberse divorciado de su esposa durante 16 años, Ilusión Millán, una ex delincuente juvenil estadounidense que trabaja ayudando a los chicos de la calle y con la que procreó dos hijos.

El programa de Millán, que en español se llama El encantador de perros y en inglés, Dog Whisperer, se transmite a más de ochenta países.



Gok Wan: el Dios de la autoestima femenina



Hijo de padre chino y madre británica, nacido en Leicester en 1974, Gok Wan consigue muchas cosas con su célebre programa How to look good naked (Cómo verte bien desnuda). Por lo pronto, con una gran reserva personal de pañuelos de papel, obtiene profusos llantos de las numerosas mujeres que se acercan a verlo en sus presentaciones públicas o en su popular show. Al final, cuando luego de un prolijo acicalamiento y una dulce mirada sobre el cuerpo femenino que se le ponga enfrente, las damas en cuestión se quitan toda la ropa y desfilan a pecho descubierto con una cara de satisfacción y una confianza en sí mismas que jamás hubieran imaginado, el estilista y conductor recibe sonrisas, abrazos y elogios varios.

Como bien dice la periodista de The Observer Rachel Cooke, que lo entrevistó en 2007, todo es “magnífico” en el universo Wan. Quizás porque él mismo fue un adolescente hiperobeso hasta los 20 años, cuando mediante una dieta de choque que duró nueve meses se sacó 40 kilos de encima. Quizás porque tardó en aceptar su evidente homosexualidad y mucho más demoró en decírselo a sus padres, “por miedo a perderlos”. Lo cierto es que Gok Wan, es positivo hasta el hartazgo. Para él, los defectos físicos son tan inexorables, “salvo que te hagas una cirugía, tendrás que aprender a vivir con ellos”, que constituye una verdadera estupidez amargarse la existencia por ellos.

Él, por ejemplo, ha confesado que “no lamento haber sido gordo en absoluto. Aún cuando era enorme me ponía un chaleco bonito y me sentía de maravilla”.

Entre polvos de maquillaje, ropa interior de seda, 90 mil seguidores en la red de Twitter, el conductor celebra el cuerpo femenino, cualquiera sea su tamaño y su peso, para poner en evidencia que no hay mejor negocio que vivir teniendo confianza en uno mismo.

Vocero de la organización británica Kidscape, Wan lucha contra la discriminación y la intimidación infantil, de la que él mismo fue objeto por “mestizo, gordo y gay” durante la escuela primaria.

En noviembre del 2009, Gok le dio a su cruzada por la confianza en uno mismo, tintes políticos al entregar una petición con 45,000 firmas en la sede del gobierno británico para que se incluyan clases de imagen personal positiva en los programas de estudio escolares.

Su programa, que ya va por la tercera temporada, ha tenido tanto éxito, que cuenta ahora con una versión en Estados Unidos, que lleva el mismo nombre y que conduce Carson Kressley.



Graham Norton: La irreverencia al poder



Nadie es más irreverente, más hilarante y más mordaz que este irlandés nacido en 1963 en el condado de Cook. Conductor de El show de Graham Norton, uno de los programas más vistos de la televisión inglesa y que en nuestro país transmite todos los jueves el canal en español de la BBC, el también cómico y actor de cine, ha conseguido que todas (decir todas no es una exageración) las celebridades de Hollywood pasaran el examen de su sarcasmo y consiguieran mostrarse tan cool y evolucionadas como el mejor humor inglés.

En su show, Isabella Rossellini explicó con unas posturas físicas inolvidables cómo tienen sexo los animales, el director Tim Burton se mostró locuaz y sociable y el siempre sobrado Robert Downey Jr., se tragó unas cuantas dosis de desesperación cuando, al presentar la película Sherlock Holmes, vio cómo en unos cuantos tramos del programa Graham le daba la espalda o de plano lo ignoraba para interactuar con el público.

Nada de flema británica: más bien, una manera feroz de reírse de todo el mundo, sobre todo si es célebre (Amy Winehouse, Camilla Parker Bowles y Susan Boyle están abonadas al programa) y un modo inteligente de burlarse de sí mismo sin contemplaciones ni enmascaramientos.

Uno de los episodios inolvidables del programa de Graham lo protagonizó el incombustible Ozzy Osbourne, quien acompañado de su no menos pintoresca esposa Sharon, no escondió las ganas de ir al baño y llamó tonta en su cara a la australiana Olivia Newton John, cuando esta hablaba de las presuntas bondades de una hierba del Amazonas que comercializa su marido.

Jan Garavaglia: La doctora Muerte




Un cerebro trepanado a la luz de la cámara televisiva, un estómago abierto en dos y que muestra los tumores imparables de un cáncer de páncreas que el occiso ignoraba que tenía, el rostro afable de la médico forense Jan Garavaglia, quien al frente de su programa Doctora G, transmitido por el Canal Infinito, explica con rigor científico las causas de muertes misteriosas en personas que perdieron la vida en forma violenta o accidental.

El show (no puede llamárselo de otra manera) tiene una vertiente morbosa que hace que el espectador mantenga la atención fija hasta el final y posee también un aspecto didáctico indiscutible. Frente a ese enigma insondable de la vida y la muerte, la profesional antepone la ciencia como camino de luz.

No faltan los consejos para cuidar la salud ni la mención de los modos de prevención para evitar las muertes sorpresivas.

De hecho, la médico tiene un libro editado por Random House Mondadori titulado, precisamente, How no to die (Cómo no morir).

Nacida en Missouri en 1956, madre de dos niños, Jan se ha convertido en una estrella televisiva merced a los casos escandalosos que suele esclarecer, como el acaecido en una funeraria de Florida, cuando fueron encontrados 37 cuerpos en avanzado estado de descomposición. El trabajo de Garavaglia y de su equipo permitió detectar el crimen cometido por el dueño de la casa de sepelios, quien para ahorrarse el dinero de los ataúdes que cobraba puntualmente a los familiares de las víctimas, colocaba varios cadáveres en un mismo cajón y luego los enterraba.



Jools Holland: el dueño de toda la música



Para cualquier melómano que se precie, resulta frustrante ver el adictivo show del inglés Jools Holland, quien es además músico y fundador de la banda Squeeze. No sólo porque el programa que transmite dos noches por semana la cadena HBO deviene en exquisito compilado de lo que puede considerarse la mejor música del mundo del momento, sino también porque frente a tanto despliegue de conocimiento por parte del célebre conductor, cualquiera que se considerara experto en la materia quedaría como un soberano ignorante.

Sin embargo, no hay soberbia ni pedantería en este auténtico caballero británico que inició su carrera televisiva en 1994 al lado de la finada Paula Yates (la ex de Bob Geldof y de Michael Hutchence, muerta por una sobredosis de drogas en el 2000) y cuyo trabajo como difusor de la música se ha constituido en un verdadero trampolín a la fama para los más variados grupos y solistas de todo el mundo.

El argentino Andrés Calamaro, por ejemplo, a menudo declara que uno de sus sueños es ser invitado por Jools a tocar a su programa y los mexicanos de Café Tacvba fueron oportunamente seleccionados por el conductor, pero no pudieron aceptar el convite por problemas de agenda.



Estilos, tendencias, figuras en ascenso…los latinos y mexicanos de moda




No tienen el poder de un Gordon Ramsay ni la masividad de un César Millán, pero su trabajo en la televisión por cable ha vuelto a sus rostros familiares y a sus programas verdaderas citas de culto para los espectadores más avezados.



1) Jorge Lanata: El fundador del periódico argentino Página 12 es un animal de redacción y siempre dice que ha venido a este mundo a escribir. Así que para él fue todo un desafío aceptar la televisión como uno de sus medios de expresión. No le fue mal y hoy es una de las estrellas de Canal Infinito, que ha transmitido su serie BRIC, donde el profesional nos ha explicado cómo se divide el poder en el mundo contemporáneo. Ahora prepara un programa que lo llevará por todo el mundo a entrevistar a las 26 personas que están cambiando el planeta.

2) Paulina Abascal: Nadie con esa voz podría haber triunfado en la televisión, pero la chef mexicana ha tomado el ejemplo de la actriz estadounidense Fran Drescher, quien con esa sonoridad de silbato en su garganta triunfó al frente de la serie The Nanny, y decidió comerse la pantalla televisiva conduciendo un programa para el Canal Gourmet en el que enseña a hacer postres. Nadie la iguala en la alquimia de los chocolates, las fresas y las mieles de un éxito que disfruta con su garganta profunda y almibarada.

3) Dave Salmoni: Muerto el rey, hacía falta otro monarca que se animara a enfrentar a los leones y los tigres más temibles en su propia guarida. El estadounidense Dave Salmoni anima la pantalla de Animal Planet con un programa que se llama Ataque salvaje. Se hace llamar “experto en depredadores” y su coraje evoca al que ostentaba el finado Steve Irwin, el cazador de cocodrilos.

4) Aquiles Chávez: Un bigote extenso y la cara más simpática entre todos los chef televisivos han hecho al mexicano un imprescindible entre los programas de cocina. Con El toque de Aquiles, que transmite Utilísima, el joven tabasqueño ha reinventado la cocina mexicana (si es que eso fuera posible en una gastronomía tan compleja como la nuestra).

5) Mary Portas: La elegante inglesa es un bálsamo en la pantalla de la BBC para Latinoamérica, cuando con su proverbial amabilidad y su indiscutible ojo experto para abrir las tiendas más atractivas, acude en ayuda de los comerciantes desesperados. Su programa se llama Queen of shops y ella es, efectivamente, la reina de las tiendas.

6) Kim Woodburn y Aggie Mackenzie: Temibles y obsesivas, al punto tal que una de ellas una vez se puso a limpiar un monumento en plena calle de Roma, las señoras inglesas entran en casas absolutamente sucias y que sólo ellas encuentran, para dejarlas transparentes y brillantes. Con escoba en ristre y guantes de goma, las conductoras del programa de la BBC How clean in your house no son recomendables para quienes acostumbran esconder la basura debajo de la alfombra.

7) Max Espejel: Este adorador de la música de Gustavo Cerati y de Paolo Conte, degustador contumaz de las cocinas china y mexicana, se ha convertido en uno de los talentos más reputados del Canal Infinito, gracias a su programa especial para el Día de la Tierra, un maratón de 24 horas que llevó a cabo en 2010. Desde 2009, el mexicano que inició su carrera en el Canal 11, conduce In coming.

8) Nigella Lawson: la inglesa tiene uno de los rostros más perfectos de la televisión por cable y al frente de dos programas en el Canal Fox Life, la chef y entrevistadora de celebridades muestra su desparpajo y su gusto sensual por la comida bien hecha y abundante. Nada de dietas ni de comida “sana” y sin sabor. Adorable.

9) Jamie Olivier: el niño mimado de la cocina inglesa rescata chicos de la calle a los que les da una oportunidad de hacer una carrera en la gastronomía y de regentear su propio restaurante. También tiene otro show (en Fox Life) donde da rienda suelta a sus extravagantes ideas culinarias. En otro aparece cuidando a sus niños, visitando a sus abuelos o practicando esquí acuático.

10) Chepina Peralta: uno de los íconos de la cocina mexicana no se ha sustraído a la moda de aparecer en la televisión y, al frente de su programa Chepina en tu cocina descubre los secretos de sus recetas nutritivas. Va por Utilísima.

CUANDO LLEGARON LOS BÁRBAROS



“Cuando llegaron los bárbaros cambió todo, señorita”, le dice con profunda tristeza un viejo campesino de la sierra de Bariaguato a la cronista. Y así Magali Tercero encontró el título para su libro.


Los muertos en Libia o en Siria, los descuartizados en Los Mochis o en Ciudad Juárez, acaso cada uno de los 76 acribillados en la horrible matanza en un camping noruego: todos son números que suman para la estadística de la gran tragedia humana en el mundo. Las cifras, aunque espeluznantes, nunca tienen rostro ni nombre, se apilan sin identidad en los titulares de los periódicos y propician, al ritmo cruel de la violencia inexplicable, el tan consabido equilibrio demográfico de una especie que aprende día a día muchas cosas, menos como convivir entre sí.

En 1999, el periodista argentino de origen inglés Andrew Graham-Yooll escribió un libro titulado Memoria del miedo. Pasó, como tantos otros trabajos dedicados a la cruenta dictadura que asoló el país sudamericano entre 1978 y 1983, a engrosar una bibliografía vasta aunque nunca suficiente destinada a narrar la peripecia de miles de hombres y mujeres condenados a vivir en medio del terror. En esos días, Graham-Yooll declaraba “sólo la ficción puede contar estas historias, porque impresas como testimonios parecen falsas”. Un drama que vivió también el suicidado escritor italiano Primo Levi, quien dedicó toda su vida a tratar de encontrar las palabras justas que le permitieran contar a las generaciones venideras la tragedia del Holocausto.

Levi, que murió sin perdonar a Alemania por los crímenes del nazismo, estuvo prisionero durante un año en el campo de exterminio de Auschwitz.

En casos de violencia ciega que deja un gran número de víctimas inocentes (podrían llamarse así a los que pierden la vida porque estaban en el lugar y el momento equivocados), como el reciente atentado al Casino Royale en Monterrey, ni la prensa sensacionalista, ni los rigores historicistas o los análisis minuciosos, alcanzan a dar cuenta de un fenómeno que traspasa las fronteras del terrible hecho en sí y se incrusta con voluntad de larga duración en las cabezas y en los corazones de los testigos, familiares de víctimas, miembros de una comunidad cercana, habitantes de la nación implicada: es lo que la psicología llama estrés post traumático o lo que, más prosaicamente, se describe en la prensa como “daños colaterales”.

El gran riesgo ambiental que produjo por ejemplo el derrame de petróleo en el Golfo de México o los daños personales y sociales acontecidos durante el huracán Katrina en los Estados Unidos dejaron profundas huellas en los individuos directamente afectados. Arwen Podesta, psiquiatra en la universidad de Tulane, llegó a decir al respecto que “La gente tiene cada vez menos esperanzas y se siente indefensa. Se siente desesperada y abrumada. Ya hay más estrés postraumático y más problemas con la violencia doméstica, las amenazas de suicidio y el alcohol y las drogas”.

En Memoria del miedo, Andrew Graham-Yooll, saca diapositivas instantáneas sobre un pasado reciente de un modo que no aparece en las estadísticas. Son crónicas cotidianas de una manera de vivir que, en tiempos de conmoción social, se convierte en costumbre y transforma hondamente los mínimos actos diarios.

El miedo a diario

Una madre que le dice a su hija adolescente que le indique dónde queda la discoteca a la que va a ir a bailar esa noche, para poder ubicar las comisarías más cercanas e ir a buscarla allí por si no aparece después de las 12 de la noche (durante la dictadura argentina había una ley que permitía detener durante 24 horas a cualquier persona sin motivo aparente y sin que ninguna autoridad se viera obligado a justificar el hecho) ; una familia de clase media regiomontana que se compra dos refrigeradores para proveerlos de alimentos que le permitan hacer cenas de amigos en su casa, puesto que ya no va a sus restaurantes favoritos por miedo a ser víctima de una balacera; una joven estudiante de Sinaloa que declara: “Cuando termine la carrera sé que voy a lavar dinero. Incluso sin darme cuenta. Es parte de la vida aquí”: acciones reflejo frente a una realidad absurda y peligrosa, ante la que la adaptación constituye el gesto más conmovedor del instinto de supervivencia.

Así lo muestra la periodista mexicana Magali Tercero en su reciente libro Cuando llegaron los bárbaros, un largo viaje de tres años a la Sinaloa profunda, por medio del cual la profesional, Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2010, intenta develar las claves de la violencia sorda en lo que se ha constituido “el laboratorio del actual desastre de gran parte del país”.

¿Cómo irrumpió la violencia en la vida cotidiana? ¿Qué significa vivir con miedo? ¿Por qué las madres perdieron a sus hijos en balaceras donde no tenían vela y entierro?, son algunas de las preguntas que buscan respuesta a lo largo de 214 páginas apasionantes y certeras, donde personajes de la más distinta laya, provenientes de todas las clases sociales, relatan sus vivencias frente a una observadora atenta y respetuosa.

Tercero, que descubre en su periplo que el tema del narcotráfico está hondamente ligado al problema de la tierra, sigue también las pistas de un drama familiar personificado en la figura de su abuelo, asesinado en tiempos ha, en tiempos otros.

“Un libro que va más allá de las notas periodísticas sobre el narcotráfico en México”, dice la contraportada. Un libro que nos invita a reflexionar sin tomar en cuenta los titulares sensacionalistas, podríamos agregar.

Los actores secundarios

- Los muertos son estadísticas, cifras…

- Es verdad, aunque se están haciendo muchos esfuerzos para combatir eso. Hay actores de la vida civil que han hecho blogs, libros, para dar nombre a los caídos…

- Su libro es un intento de llegar al corazón del día a día en Sinaloa…¿verdad?

- Efectivamente. Sinaloa es una zona traspasada por la violencia, se trata de una especie de laboratorio de lo que ocurre hoy en todo el país y he tratado de reflejar lo que pasa en la vida cotidiana de esa gente que nunca es entrevistada en los medios, porque no son los actores principales. No son los capos, los políticos ni las víctimas directas. Nunca se le pregunta ¿cómo te sientes?, a ese ciudadano normal, iba a decir “los de a pie”, pero Sinaloa es una ciudad muy al estilo americano, con avenidas muy anchas y es poca la gente que camina; más bien casi todos van sus camionetas…

- En sus camionetotas, como dice en su libro…

- (risas) Sí. El proceso por el cual hice el libro llevó cinco viajes largos a la zona en el espacio de tres años. Trataba de estar más o menos dos semanas en cada uno de esos viajes. Todo surgió con la petición de Ricardo Cayuela, de la revista Letras Libres, para que hiciera un reportaje sobre Sinaloa. Como no me dio directrices, hice lo que sé hacer desde los 90, es decir, crónicas de la vida cotidiana. Luego me quedó mucho material que, obviamente por razones de espacio, no pudo ser publicado en la revista y fue así como Braulio Peralta, de la editorial Planeta, me dio la idea del libro.

- Al leerlo, uno se forma la ilusión de que realmente fue muy fácil llegar con la grabadora a esa zona y tomar los testimonios de los pobladores…

- Sí, pero no fue así. El método y el resultado exigen varios viajes, determinado trato con las personas, no usar grabadora la mayor parte del tiempo. En Badiraguato, por ejemplo, ni la libreta pude usar… Alguna vez incluso hice el ridículo porque estoy segura de que se dieron cuenta, durante la entrevista con unos funcionarios priístas, excelentísimas personas por lo que pude ver, escritores, artistas, esos priístas románticos a la antigua…puse mi pequeña grabadora en una bolsita que uso para el teléfono celular y un jovencito que estaba en la reunión no paraba de mirarla…fue obvio que estaba tratando de grabar…y al final no grabó nada. Con los periodistas y los académicos no había problemas para grabar, pero luego ellos mismos te aconsejaban que no sacaras tu equipo de trabajo. Así que lo que hacía en mis viajes era aprovechar los momentos de soledad para ponerme a escribir todo lo vivido, apelando a la memoria y a mis emociones.

- ¿Y con quién hablaba?

- Con todo el mundo, menos con los taxistas. En Sinaloa nos taxistas no se dejan, allí hay silencio absoluto…

- En las cifras de muertos fruto de la guerra contra el narco, las cosas suelen valer más por lo no dicho que por lo expresado, al menos eso deja traslucir su libro…

- Sí, es verdad. Hay muchos silencios. La gente se preocupa, no quiere hablar con libertad del asunto, hay que irse ganándola de a poco. Lo más preocupante, de todos modos, es que la gente en esas zonas se está acostumbrando a la violencia. Desde la ciudad pensamos que todos los sinaloenses son cínicos, pero la generalización nos lleva por un lado a la traición de la verdad y por el otro a la paranoia. Es como cuando dicen que los de Tepito siempre roban a la gente…he ido muchas veces a Tepito y jamás me pasó nada.

“En la época de ETA, los muertos tenían nombre”

Más allá del consabido análisis político que se hará una vez terminado el sexenio de los avances o retrocesos que dejará la lucha del presidente Felipe Calderón contra el crimen organizado, las estadísticas de los muertos en la batalla resultan una masa informe de personas sin historias ni datos de identidad. Libros como el de Magali Tercero, buscan conjurar ese mecanismo por medio del cual, en los episodios de guerra interna o externa, las víctimas son anónimas para gran parte de la sociedad y sus poderes.

- Ese tema es muy doloroso. Fue el español Arcadi Espada quien nos hizo ver nuestra realidad. “En la época de ETA, los muertos tenían nombre y ustedes no están poniendo nombres”, dijo. De todas maneras, creo que hay esfuerzos mucho más valiosos que el mío, por caso el sitio “Nuestra aparente rendición”, de la Red de periodistas de a pie. En mi caso, trato más de esas víctimas de la violencia a la que no necesariamente le han matado a un familiar…

- Y que todas maneras son víctimas...

- Efectivamente, como el caso de esa chica de clase media cuya historia aparece en el libro y que se tuvo que ir a vivir a Canadá durante un año, porque tuvo la mala suerte de que un narco se enamorara de ella… Felizmente los padres tuvieron los medios como para poder alejarla un tiempo, pero hay muchos casos así…

- En su libro también vemos la Sinaloa que pudo ser si no hubiera habido violencia y crimen organizado…esos paisajes increíbles…

- Bueno, Sinaloa me enamora y no sólo porque mi madre haya nacido allá. Cuando hablo de Sinaloa también habla un poco la niña que fui y que cuando visitaba esa zona tanto se asombraba por esa vegetación exuberante, casi lujuriosa…Pero también hay muchos paisajes sinaloenses que aparecen gracias a que, cuando estaba en el proceso de escritura de este libro, la propia gente me llevaba a conocerlos. “Vente a comer aquí, cerca del mar”, me invitaban, y de pronto aparecía una mesa tipo medieval pero más ancha, servida con exquisiteces, al fondo un atardecer rojo impresionante, esos atardeceres de Sinaloa que fue a filmar Gabriel Figueroa…y la misma gente te lo decía: - Mira todo esto que tenemos. No sólo querían hablar de la violencia, sino también de la experiencia gozosa que implica vivir en un lugar tan hermoso como Sinaloa.

- ¿Hay un abismo irreconciliable entre los que se fueron de Sinaloa y los que se quedaron?

- No, si lo pensamos en términos del ejemplo cubano, es decir, son gusanos los que se fueron a Miami, nada de eso pasa en Sinaloa, que es un lugar donde te pueden matar por cualquier tontería. Me contaron historias tremendas, como esa de que hay un par de chicas hablando sobre el tema del narco y llegar luego a la noche un capo a la casa de una de ellas, para advertirle que no vuelva a hablar del tema. No puede haber polarización cuando hay tanto peligro alrededor, además, no toda la gente se puede ir de Sinaloa. Entrevisté a personas de muchas clases sociales y es muy grande la cantidad de sinaloenses que no tienen medios para empezar la vida en otro lado.

- ¿Qué pasa con escritores como Juan José Rodríguez o Élmer Mendoza que han decidido quedarse en Sinaloa?

- Bueno, son casos muy interesantes, se trata de escritores que están en mucha relación con su sociedad. En el caso de Juan José Rodríguez, él tiene una visión muy crítica y en el caso de Élmer, él vivió su infancia en Tierra Blanca. Conoce a mucha gente, incluida a mucha gente que está en el narco…y no juzga, sino que trata de comprender el tema desde raíces mucho más profundas. Ninguno de los dos vive con miedo, son, además, muy lúcidos.

- Una de las conclusiones a que se puede llegar luego de leer su libro es que el narcotráfico no va a terminar nunca, al menos así lo dicen muchos de los testimonios…¿eso qué significa, que tenemos que esperar un país nuevo, una nueva patria narca, con sus banderas, sus himnos, sus símbolos?

- Bueno, hay lugares en Michoacán donde los miembros del cártel de La familia son los que rigen la cosecha del aguacate, no sólo cobran por el derecho a sembrar, sino que también le dicen a los campesinos cuándo deben realizar la cosecha. Lo cierto es que en esas zonas la siembra y la cosecha del aguacate han mejorado notablemente, ¿te imaginas eso? Esto lo que nos tiene que hacer pensar es que los narcotraficantes están luchando en realidad por la tierra…

- Eso se ve en su libro, pareciera ser que el dinero es lo de afuera y que el tema de adentro en esas zonas es el territorio…

- Sí, hasta que no se toquen los grandes centros de lavado de dinero, el tema del narcotráfico seguirá siendo una lucha por el territorio, más que nada, para la cual no parece haber soluciones inmediatas. Ninguno de los científicos, políticos, analistas, que entrevisté, parece avistar una solución y por eso se habla del narcotráfico como un problema que va a persistir durante mucho tiempo.

martes, 30 de agosto de 2011

ALEJANDRO MAGALLANES



Nacido hace 40 años en el Distrito Federal, Alejandro Magallanes ha venido desarrollando una exitosa carrera como ilustrador. Gran parte del éxito que tiene la independiente editorial Almadía, originaria de Oaxaca, donde han publicado autores como Juan Villoro y Jean Marie Le Clezio, entre muchísimos otros, se debe al original diseño de sus portadas, afiches, señaladores, que se distinguen en las librerías. Su trabajo de cartel ha sido expuesto en Japón, la República Checa, Argentina, los Estados Unidos, China, Eslovenia, Rusia, Ucrania, Colombia, Venezuela, Polonia, Cuba y México. Mereció la medalla Josef Mroszczak en la XVI Bienal del Cartel en Varsovia, el tercer lugar en la bienal de carteles a favor de la ecología 4th Block en Ucrania y el premio Golden Bee en la categoría de libro en la Bienal del mismo nombre en Rusia. Forma parte de los colectivos Cartel de Medellín y Fuera de Registro y por si fuera poco ha escrito recientemente un libro desopilante y curioso, muy gozoso a la vez, un verdadero artefacto poético ilustrado titulado ¿Con qué rima tima?

- Como dice en uno de sus poemas, ¿Quién le dijo a usted que era poeta?

- En realidad me gusta mucho leer poesía y he descubierto que las imágenes tienen valor poético y que las palabras entre combinadas entre sí crean imágenes increíbles.

- ¿Y quererlo todo sin pagar las consecuencias en qué lo convierte: en un soñador o en un loco total?

- En un loco total, creo. También en un soñador y más que nada en un irresponsable; de todos modos, como nunca se cumple ese deseo, afortunadamente no soy ninguna de esas cosas.

- ¿Qué cosas deseó y no se le fueron dadas?


- Uy, muchísimas. Estaría muy bien abarcar todo lo que uno quiere hacer sin tener que rendir cuenta. Desvelarte todo lo que quisieras, por ejemplo, sin luego andar súper cansado por la vida; beber sin tener resaca, para lo que no estaría mal un hígado de platino; comer de todo sin engordar…

- ¿¿Con qué rima tima?, lo hace sentir parte de una tradición como la de los poetas concretos, liderados por Vicente Huidobro, la de los surrealistas, la de Oliverio Girondo…?

- Sería muy presuntuoso de mi parte decir que formo parte, pero sí son poetas y tradiciones que me gustan y han influido mucho en mi trabajo cotidiano como diseñador. La tipografía es hermosa y en un libro es la voz que vas a tener como creador. Pienso mucho en las vanguardias del Siglo XX, pienso mucho en los surrealistas, en Guillaume Apollinaire, en Dadá, en los futuristas…La poesía concreta, además, me parece divertida e inteligente. Me gusta mucho el catalán Joan Brossa. También el mexicano Juan José Tablada.

- ¿Fue difícil equilibrar contenido y forma?

- Sí, fue una labor ardua. El libro tiene como algunos déjà vu, por así decirlo…al principio hay un poema que se llama “Harén” y que está expresado a través de nalgas, tetas y vaginas dibujadas con paréntesis y realmente es el título el que le da sentido. Al final hay una “W” muy grande que hace referencia al Origen del Mundo, de Gustave Courbet y que resulta como una especie de eco de “Harén”. El libro lleva un ritmo, acentos, espacios vacíos, elementos que comparte con un poema…

- Usted dice que vivir es fácil, sólo hay que comer un mango de Manila…¿Qué hará ahora que no estamos en época de esa fruta?

- Es un periodo triste, la verdad. Habrá que buscar soluciones más allá.

- ¿La felicidad puede ser tan fácil?


- Ese texto es en realidad una ironía a partir de una nota que me hicieron y en la que daban por hecho que yo era feliz. Participé en un número especial de la revista titulado “Personas felices”, mientras estaba pasando por una profunda depresión. Lo que demuestra que no siempre somos lo que aparentamos.

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martes, 23 de agosto de 2011

KATHY BATES: LA ACTRIZ A LA QUE LE CREEMOS TODO



Entertainment Weekly la votó como “una de las más importantes actrices de los 90”, ganó un Oscar por su inolvidable papel en Misery y no hay película en la que ella participe donde no deje una huella indeleble. En el cine lo hizo todo, quizás por eso, a los 63 años, se anima con la televisión, protagonizando su propia serie. Una de abogados, Harry’s Law, cuya primera temporada se estrenó el 18 de julio en Warner Channel.


Pocos rostros de verdad, pocas estampas tan humanas, como aquellos que esgrimiera la increíble Kathy Bates para asustar sin remedio a un atribulado James Caan en Misery, la película de 1990 dirigida por Rob Reiner.

Aunque la que es considerada una de las mejores actrices estadounidenses de todos los tiempos ganó un Oscar por su interpretación de Annie, la enfermera que rescata de un barranco al escritor Paul Sheldon, que tanto admira, no quedó conforme con su trabajo en aquel filme.

Bates quería ser más feroz, más endiablada, tocar los límites de la maldad humana, según lo relataba Stephen King en la novela que dio origen a la película; sin embargo, en lugar de amputarle a Sheldon las dos piernas con un hacha, terminó fracturándole sólo los pies. El que fuera el papel que la convirtió en una verdadera estrella internacional del cine, le fue ofrecido primero a Anjelica Huston y luego a Bette Midler. Ambas lo rechazaron.

En 1993, dejamos de tenerle miedo y lloramos junto a ella cuando, en un inolvidable rol de “madre coraje”, sacó adelante a sus cuatro hijos en A Home of Our Own (la versión para Latinoamérica se tituló “Nuestro propio hogar”), el filme dirigido por Tony Bill, en el que aparece un todavía verde pero inmejorable Edward Furlong como el narrador de la historia.

La película, que tenía comprados todos los boletos para convertirse en un dramón lacrimógeno y cursi a los que son tan afectos los magnates de Holywood, terminó como un notable fresco de la Norteamérica profunda, encarnado en esa mujer que sólo se permite llorar un poco cuando ve su casa incendiada, para luego comenzar a planificar el que será su nuevo hogar. Levantarse después de caerse, nunca dejar que la adversidad te haga papilla: eso nos enseñó la buena de Kathy y le creímos.

Porque a esta mujer nacida en Memphis el 28 de junio de 1948 le creemos todo, desde que con su rotunda figura de mujer de este mundo comenzó a llenar la pantalla con unas dotes histriónicas sobrenaturales.

Graduada en Bellas Artes en Dallas, en 1969, tuvo un paso fugaz como cajera en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el célebre MOMA, para encarar en 1971 una carrera cinematográfica imparable, caracterizada por varios hitos indelebles, huellas de una pasión actoral que transmite con sangre y fuego a sus espectadores.

Debutó en la pantalla grande con Taking off (traducida al español como Juventud sin esperanza), de Milos Forman. Si uno pone en el portal YouTube la guía: “taking off kathy bates” aparecerá aquella escena formidable cuando ella, jovencísima, entona una dulce balada folk de la época.

Tenía el rostro cetrino, el pelo oscuro y unos rasgos achinados que la acompañan hasta hoy. Bates, por supuesto, pertenece a ese 40 % de los actores y actrices que no se han hecho una cirugía estética que la dejara inexpresiva. Al fin y al cabo, es ese rostro de goma, capaz de hacer mil gestos por segundo, lo que la ha llevado a la cumbre.

Una mujer sincera

Sacada de su hábitat, que es un set de filmación, Bates tiene una imagen aplacada, poco enérgica, de señora buena que siempre dice lo que piensa aun a riesgo de contradecirse, como en aquella entrevista otorgada a un talk show estadounidense donde habló pestes de Woody Allen. Era julio de 2006 y la actriz no tenía buenos recuerdos de Sombras y nieblas, la película de 1991 donde actuó a las órdenes del gran director.

“Es un neurótico y haber trabajado con él fue una experiencia muy frustrante, porque a los actores no se nos daba nada de información”, dijo, no sin antes advertir que jamás volvería a ponerse bajo la lente de Allen.

Algo cambió en la mente de Bates, porque ahora es una distinguida integrante de Midnight in Paris, el nuevo filme de Woody protagonizado por Owen Wilson, Rachel Adams y Marion Cotillard.

En general, la actriz de Tomates verdes fritos y Titanic, una de las más respetadas y admiradas por sus propios colegas, suele hablar bien de todo el mundo y, en el ejercicio del elogio a sus pares, suena veraz.

Sin falsa calidez, por ejemplo, no dijo más que cosas buenas de Adam Sandler, un actor sin dudas menor a su lado, con quien hizo Waterboy, una comedia desopilante de 1998 y en la que ella aceptó participar porque su sobrina la convenció.

Tampoco tuvo Kathy ningún empacho en admitir que James Caan, su increíble compañero en Misery, nunca fue su amigo y que esa circunstancia no cambió a raíz de la película; menos pudor tuvo en revelar que fue elegida para el inolvidable papel de la enfermera Annie, “porque en esos tiempos, Rob Reiner estaba saliendo con Elizabeth McGovern", con quien Kathy protagonizaba una obra de teatro en Broadway.

“Rob venía todas las noches a las funciones y algo vio en mí que le hizo pensar que era buena para el papel en Misery”, dijo la actriz de antepasados irlandeses.

Habla maravillas de Warren Beatty, quien le ofreció un papel en el legendario filme épico Reds, de 1981, que ella no pudo aceptar por problemas de visa que le impidieron viajar al extranjero, donde se rodaba la película. Más tarde, Warren la compensó con un pequeño papel en Dick Tracy.

En una bañera con Jack Nicholson

“Si te toca meterte en una bañera con Jack Nicholson, lo único que te puedo decir es: relájate y goza”, fue más o menos la premisa de Katy Bates cuando en la recordada About Schmidt, de 2002, ambos actores protagonizan una de las escenas más hilarantes del cine contemporáneo: Schmidt (Nicholson) disfruta de un relajante spa en casa de su futura consuegra (Kathy Bates), hasta que ella se introduce también en la bañera para comentar la unión de sus respectivos vástagos.

Por ese trabajo, Bates recibió sendas postulaciones al Globo de Oro y al Oscar, además del premio de la crítica de su país. Kathy, que hacía el papel de Roberta, contó que la escena se filmó con muy poca gente alrededor. “Alexander Payne (el director) me hizo sentir muy cómoda. Me sirvió un Cosmopolitan antes de comenzar a rodar, así que fue una muy buena experiencia. Obviamente, trabajar con Jack es algo que a cualquier actriz , y no soy la excepción, le resulta emocionante”.

“Trabajar con él fue realmente algo genial. Él es uno de los actores más profesionales que conocí”, agrega.

Bates, de 63 años, dice que a esta edad hace los papeles con las vísceras. Y así también los elige, desde el estómago: “Busco un rol que pueda entender y amar y que, al mismo tiempo, implique un desafío, algo distinto, algo diferente. En general, si siento una reacción visceral cuando leo el guión, me digo inmediatamente: -Tengo que hacer esto”, cuenta.

Con casi 50 filmes en su haber, no tiene dudas en elegir a Dolores Claiborne, de 1995, que en español se llamó Eclipse total, como su favorita. “La actuación en esa película (basada en una novela de Stephen King) requirió una gran labor de artesanía. Representar a un personaje en sus distintas edades implicó un gran desafío que me hace sentir muy orgullosa”, declara.

El amor por Sam Mendes

Kathy Bates, que ha trabajado con los directores más diversos, elige entre todos a Sam Mendes como su favorito.

A las órdenes del ex marido de Kate Winslet, Bates filmó A revolutionary road, el filme que marcó el regreso de la pareja de Titanic, Leo Di Caprio y la nombrada Winslet.

Basada en una novela de Richard Yates, la historia se refiere a un joven matrimonio que habita los suburbios de Connecticut y que poco a poco se resquebraja, dando origen a una tragedia inevitable.

Kathy Bates, como la vecina Helen Givings, que parece no entender nada y al final lo entiende todo, está, como es de esperarse, monumental. Su desempeño se lo debe a Mendes: “Es tan elocuente y realmente sabe cómo trabajar con cada uno de nosotros y cómo hacer que cada uno se sienta muy especial. En el set me hacía sentir todo el tiempo que estaba loco por mí, hacía tiempo que no me sentía tan satisfecha con una película”, contó la actriz.

Obsesionada con su propio rendimiento, Bates vuelve a ver una y otra vez las películas en las que trabajó. También recorre aquellos filmes que le gustaron en su juventud.

“Me interesa ver las cosas en un momento diferente de mi vida. Cómo era yo cuando vi esa película y como soy ahora”, dice.

La mujer de la tele

Fanática del canal Animal Planet, Bates tampoco se pierde una sola emisión de American Idol y sigue más o menos en orden la serie Entourage.

Sin embargo, es poco el trabajo desarrollado por la actriz en la pantalla chica.

Por su interpretación como Helen Kushnick, en la teleserie de HBO The Late Shift (1996), conquistó el Globo de Oro. También como Miss Hannigan en Annie (1999) de la ABC, fue postulada para otro Globo de Oro y ganó el American Comedy.

Durante la quinta y la sexta temporada de The office, Bates apareció en la serie cubriendo el entrañable rol de Jo Bennett, una escritora solitaria cuya única compañía es su perro gran danés.

Finalmente, luego de mucho resistirse, dijo sí y ahora tiene su propia serie.

Se trata de Harry´s Law, cuya primera temporada estrenó Warner Channel el 18 de julio. Pensada primeramente para que la protagonizara un hombre, la serie cuenta la historia de Harriet “Harry” Korn, una abogada de patentes que a los 60 años pierde su trabajo y decide dar un golpe de timón a su vida con su propio bufete. La cosa no será tan sencilla y algunas inesperadas circunstancias la llevarán a elegir un local que fue anteriormente una zapatería, ubicado en un barrio marginal. La serie fue creada por David Kelley, quien ya acertó con otros títulos legalistas como Chicago Hope, Ally McBeal, The Practice, L.A. Law y Boston Legal.

Junto a Harriet está Adam Branch, encarnado por Nathan Corddry, un joven abogado que con métodos poco ortodoxos, mucha estrategia y humor se enfrenta a los casos más complicados. La rubia Jenna Backstrom es asistente y mano derecha y siempre está dispuesta a ayudarla, incluso fuera del trabajo. Además, es la responsable de vender los zapatos en el bufete. Malcom Davies, interpretado por Aml Ameen, también cumple un papel importante en el desarrollo de la historia.

La actriz, que ya ha firmado por la segunda temporada, se sintió fuertemente atraída por el personaje de la serie, aunque protagonizar una serie de televisión no ha sido una tarea para ella, animal de cine al fin y al cabo.


“Las horas se hacen largas en un estudio televisivo”, dice Bates, quien abandonó su deseo de interpretar varios papeles en la pantalla grande, para decidirse a encarnar a la abogada madura, con un sentido particular de la justicia.

“Durante mucho tiempo me negué a hacer televisión porque no quería quedar atrapada interpretando a la misma persona, pero con un personaje como Harry, cuyas capas para dar a conocer son muy atractivas, se me hizo imposible sostener el no”, concluye.


Kathy, la directora

A finales de 1999, Bates dirigió su primera película por cable, Dash and Lilly, de A&E, protagonizada por Sam Shepard y Judy Davis, que fue postulada para tres Globos de Oro y 13 premios Emmy. Sus logros como directora incluyen Homicide, de NBC, NYPD Blue, de ABC y Oz, de HBO. La actriz ha dirigido también cinco episodios de Six feet under.