lunes, 25 de junio de 2007

Gogol

Querida Mónica:
Sin duda alguna no te merezco. Cartearme con una argentina que además es inteligente que además no me echa en cara mis desvaídas imágenes de simbolista belga que además trabaja en Playboy que además lee a Gogol que además tiene opiniones exageradísimas sobre mis detectives, es o debe de ser uno de los consuelos de estar a pocos meses de cumplir medio siglo. Recibe un fuerte abrazo.
Roberto.
PD: Te enviaré en los próximos días un cuento o un proyecto de cuento que ojalá no te desagrade.

Las estolas de la soledad

Querida Mónica:
Siempre es agradable recibir una carta tuya, en cualquier fecha, a cualquier hora. Por supuesto, intentaré o hintentaré enviarte un cuento. Tú no dejes de escribirme. Espero, como se suele decir, que pases un feliz año nuevo en compañía de la gente que quieres o envuelta en las estolas de la soledad, que como imagen poética tal vez esté un poco pasada o remita a cierta poesía decadente, escenografías art-decó con fondo de llamas, pero que tampoco está tan mal.
Un beso.
Roberto.

El dinero

Querida Mónica:
Apenas tenga un cuento o algo mínimamente publicable, te lo envío, aunque sospecho que nunca veré el dinero. La desidia mexicana en ese aspecto es inversamente proporcional al empuje de ciertos boxeadores de los años setenta, casi todos encuadrados en los legendarios pesos pluma, mosca y gallo. Pero yo voy al muere tranquilo.
Un beso.
Roberto.

Sobre Fresán

Querida Mónica:
Se me acaba de ocurrir. ¿Por qué no le pides un cuento o una crónica o lo que sea a Rodrigo Fresán, a mi juicio de lo mejorcito que corre por la nueva literatura latinoamericana? Si te interesa, dímelo y te mandaré su dirección electrónica. Lo de Aira bien merecido se lo tiene por hacer turismo de congreso de escritores. Ya no quedan héroes.
Recibe un fuerte abrazo y un beso.
Roberto.

San Bofe

Querida Maristain:
No tengo el teléfono de Basso, pero de Anagrama os pueden enviar más fotos de él, y gratis. Y si queréis el teléfono, pues también. Líbreme San Bofe, santo patrón de los hígados tocados, que algún día me ponga a gorjear como Camilo, mi freak favorito. Los besos de siempre.
Bolaño.

Dulces sueños

Pequeña Maristain:
Es muy tarde, ya no puedo escribir cartas, sólo cuentos, buenas noches, mañana te escribo, que duermas bien, que tengas hermosos sueños, pero que tampoco sean tan hermosos como para hacerte llorar, buenas noches.
Bolaño.

Otra vez los vinos chilenos

Maristain querida:
No tengo ni idea de quién es ese grupo. Lo que sí sé es que los vinos chilenos son in-fi-ni-ta-men-te mejores que los argentinos. No caeré en la desmesura de compararlos con los vinos italianos o franceses o españoles, ni siquiera con los portugueses o húngaros o alemanes, pero, junto con los californianos, son sin duda los mejores del brave new world. Y en calidad-precio, mejores que los californianos. Bueno, después de esta explosión patriótica (no debo de estar muy bien de los nervios, hasta los spots comerciales me hacen llorar) recibe mi más cálido abrazo y buenas noches.
Bolaño.

Madrugada

Querida Maristain:
Son las tres y cuarto de la madrugada, mi hija de dos años ha tosido mucho, luego ha vomitado encima mío, yo he tenido que medio desnudarme (qué triste mi pobre cuerpo al lado del de mi hija) y vestirme otra vez, luego nos hemos puesto a ver el final de La dolce vita y ahora mi hija duerme y yo te escribo. La semana pasada estuve en Italia y una noche, mientras cenábamos en una calle de la parte vieja, me pareció que estaba dentro de una película de Fellini, que es algo que tarde o temprano sucede en Italia. Unos emigrantes tocaban el acordeón y otro instrumento improbable, puede que un timbal portátil, y la gente en las terrazas hablaba y se miraba con ese enorme amor a la vida, esa obstinación o feroz inocencia con que suelen mirar sólo los italianos (de origen o adopción). Al final se puso a llover, a cántaros, y aquello parecía el diluvio universal. Angelo Morino, que es escritor y que fue amigo de Puig, y que ha traducido algunos de mis libros, contó la historia de un amante suyo, allá por los setenta, que se fue a vivir con él y que se maravillaba de que en Turín había panaderías gay y hasta supermercados gay, lo que hablaba muy bien de la tolerancia turinesa. En realidad, este joven campesino feliz, había confundido el apellido Gai o Gay (usual en el Piamonte, también en Cataluña, por otra parte) con los paraísos de San Francisco (California y también, quiero suponer, el santo de Asís). No he vuelto a leer la entrevista. En Chile quieren publicarla, tienes que decirme cuándo sale en Playboy para que los chilenos no jodan la exclusiva. Por acá todo va bien. Sigo el tercero en la cola de espera. Y leo novelas policiales alemanas en donde a la tercera página descubro al asesino y a la décima me doy cuenta de que el detective es un idiota. Recibe el fuerte abrazo de rigor y, sobre todo, cuídate mucho, es decir no bebas, no fumes, dedica tu ocio a Bach y Vivaldi, a Leopardi y Döblin.
Bolaño.

Roque Dalton

Querida Maristain:
Gracias por tus palabras, como siempre, tan generosas y exageradas. Un único error, al menos que yo recuerde ahora: no conocí a Roque Dalton sino a sus futuros asesinos, que eran poetas y que algunos años después serían comandantes del FMLN. Subsánalo si puedes, y recibe mis abrazos y besos de siempre.
Bolaño.

Los besos posibles

Maristain querida:
Siempre es una alegría recibir unas líneas tuyas, pero yo te recomiendo escribirme más a menudo, porque en una de esas la he palmado. Desconozco qué fotos te enviaron, pero casi aseguraría que el fotógrafo es Basso Cannarsa. Digamos que estoy seguro en un 99, 9 %. Y otra cosa: ¿puedo, después de que publiques la entrevista en Playboy, enviarla a Chile y Argentina? Te envío todos los besos posibles.
Bolaño.

Besos de rigor

Querida Maristain:
Sólo espero (vanamente) que mis respuestas sean tan punzocortantes como tus preguntas. Un beso de rigor.
Bolaño.
(Los besos o abrazos de rigor son los que se dan los caminantes nocturnos cuando por azar se encuentran.)

Frívola y provocadora

Querida Maristain:
Frívola y provocadora, en el supuesto de que lo verdaderamente frívolo no lo sea por naturaleza, o por reacción química. Recibe el beso de rigor.
Bolaño.

El hígado de Camilo Sesto

Ay, Maristain querida:
Sólo a ti y a Felisberto Hernández se les ocurre pensar que el donante es "conseguible". Yo necesito el hígado completo. Saca las conclusiones siniestras pertinentes. De todas maneras, te agradezco tu medio hígado y tus cartas y tu maternal oferta. La revista os está quedando muy bien. Si hasta parece el Playboy. Tiremos adelante la entrevista, si puede ser. Por ahora no necesito dinero. Luego seguramente sí. Y, por supuesto, ya sé que la entrevista no es pagada.
Un beso.
Bolaño.
PD en forma de tres consejos (gratuitos e inofensivos): No bebas. Fuma menos. Cuídate mucho.

Póstumo

Ay, Maristain:
Tal como está tu relación con la palabra póstumo, lo mejor será que no esperes la salida de mi novela, porque igual es ídem. Las barricadas caen una detrás de otra y mi bandera ya más parece un pañuelo.
Besos.
Bolaño.

Aún respiro

Ay Maristain:
Aún respiro. Y ya soy el segundo de la cola.
Besos.
Bolaño.
PD: ¿Por qué no hacemos una entrevista, ligera, levísima, frívola incluso -son las que más me gustan- casi póstuma?

Lo bien que acentúas

Maristain querida:
Hay que ver lo bien que acentúas. Me maravilla. Yo dejé de estudiar a los dieciséis y tal vez por eso a veces se me olvida. Pero por lo general tampoco lo hago tan mal. De hecho, tuve una vez un libro de gramática que casi me volvió loco. Era como el libro de Lewis Carroll, pero de gramática, aunque la gramática en ocasiones, si la miras de sesgo, se parece a las matemáticas, y ahí empieza el peligro, el tarot de los números y de las letras. Hubo una época, cuando yo viví en México, que cada día tomaba un camión que pasaba junto a un gran manicomio en el extrarradio. No consigo recordar por qué razón tomaba ese dichoso camión infernal, mismamente el bateaux mouche de Caronte, pero lo cierto es que lo tomaba y cuando llegaba al manicomio, ahí había una parada, veía a los locos que se acercaban a la reja en el mejor estilo, explotado años después, de George Romero. Todos iban con pijamas. Todos eran locos pobres. Y para mí significaban algo, ¿qué?, no lo sé a ciencia cierta, tal vez una idea de cierta gramática, de otra gramática, una prosodia que se ramificaba en el aire. No te preocupes por mi salud. El asunto es tan corriente y vulgar que poco interés suscita en las musas, como dijo un clásico cuyo nombre, para variar, he olvidado. Siento mucho lo de tu madre. Espero que mejore. Recibe un fuerte abrazo.
Bolaño.
PD: No bebas, no fumes tanto, cuídate. Saludos a tu hermana.

Los chilenos no son modestos

Querida Maristain:
Apostilla a la carta que te acabo de enviar. Los chilenos NO son modestos. YO soy modesto. Humilde. Un pobre ermitaño lleno de llagas. Un río de lágrimas. Un árbol seco en medio del desierto.
Besos.
Roberto.

LULA, EL ANTIGUO OBRERO

Querida Mónica:
No seré yo el que te diga que en política la realidad y el deseo son dos cosas bien distintas. Para mí Lula es, en principio, un antiguo obrero que promete hacer lo posible para que todos los brasileños coman tres veces al día. Como objetivo político, o de política social, no está mal, es razonable, aunque como utopía es francamente pobre. Es como si Joyce, por poner un ejemplo de utopía literaria, hubiera dicho que su objetivo era combatir el analfabetismo irlandés, y hacia ese fin hubiera dirigido todas sus energías. Sobre todo, porque Joyce, si se hubiera dedicado a alfabetizar, no hubiera conseguido nada, que será lo que Lula, mucho me temo, conseguirá al final de su mandato. La gente seguirá suicidándose después de cada derrota de la selección de fútbol, la gente seguirá votando a Menem, la gente seguirá yendo a misa, la Marcha sobre Roma del fascio es imparable y se repite no cada año sino cada día, minuto a minuto. Quién gana. No gana nadie. Se podría pensar que gana la canalla sentimental, pero en realidad no gana nadie. Me llegaron las revistas y he leído con interés y ganas tus entrevistas, que son muy buenas. Tómate el DF con calma, con mucha calma, las tristezas allí son caníbales. Recibe un fuerte abrazo. Y perdona esta carta más bien depresiva, por lo común suelo ser un poco más alegre u optimista o algo así. Esta es una noche como para releer a Leopardi y su Canto nocturno de un pastor errante en Asia, que ya es mucho errar y mucho pastorear.
Roberto.

POR CARIDAD

Querida Mónica:
Mira que te advertí que estaba triste. En fin. No triste, exactamente, sino cansado y decaido (¿se acentúa?) Joder. Empiezo a olvidarlo todo. Dentro de unos meses me hacen un trasplante de hígado y yo no sé si es la nariz de la pelona o mi pobre víscera la que me orilla a esta especie de amnesia y de semivigilia que únicamente se suspende con la presencia de mis hijos, Lautaro y Alexandra, que son maravillosos. Te escribo otro día, con la mente más clara. Por ahora recibe mi más afectuoso abrazo.
Roberto.
PD: me llegaron los Playboy. Gracias por tus seis o siete o cinco razones para leerme. Si de mí dependiera sólo hubiera puesto una: Por caridad.

Bolaño.

LOS VINOS CHILENOS

Maristain querida:
Te lo juro de rodillas y por la sombra incorrupta de San Martín salvándole la vida a O´Higgins que los vinos chilenos son buenos y, ciertamente, mejores que los argentinos. En mi niñez viví en Cauquenes, provincia de Maule, una región que ostentaba el primer lugar en el índice de alcoholismo patrio. También era la capital del espiritismo, creo que hasta los curas hacían sesiones con la mesa de tres patas. De Cauquenes recuerdo sobre todo dos episodios decisivos: en uno de ellos me di cuenta de que cada persona es un mundo y que la lejanía podía ser sinónimo de muerte pero también de viaje hacia el interior vacío de cada uno. En el otro comprendí lo que era el teatro. La obra en cuestión era una mierda: La pérgola de las flores, de autora chilena, pero a mí me gustó tanto (era un niño sensible) que al salir no supe si salía de La pérgola o entraba en una obra mayor e incomprensible, la de las calles de Cauquenes, la noche de Cauquenes, Chile. Latinoamérica, the world. Visto en perspectiva, lo primero que se me ocurre es preguntarme cómo mi madre dejó que un niño de doce años fuera al teatro solo. Recuerdo que cuando mi padre nos iba a visitar, al regreso compraba vino, pues el de Cauquenes tenía fama de ser de los mejores. Me reí mucho con tu historia del italiano y tu marido. Estas cosas suelen pasar. Y con respecto a la música, no creas, a mí también me gusta el rock, sólo que lo prefiero en inglés o francés, para no saber qué están cantando. Es magnífico lo que cuentas sobre Bogosian. Creo que hace tiempo vi una película sobre una obra suya, puede que hasta la dirigiera e interpretara él, iba sobre un locutor de radio asesinado por fascistas. Pero no dejes la revista ni el periodismo, y hazme caso: fuma y bebe menos, por Santa Bernardita. Recibe todos los besos de rigor.

Bolaño.