lunes, 25 de junio de 2007

Lo bien que acentúas

Maristain querida:
Hay que ver lo bien que acentúas. Me maravilla. Yo dejé de estudiar a los dieciséis y tal vez por eso a veces se me olvida. Pero por lo general tampoco lo hago tan mal. De hecho, tuve una vez un libro de gramática que casi me volvió loco. Era como el libro de Lewis Carroll, pero de gramática, aunque la gramática en ocasiones, si la miras de sesgo, se parece a las matemáticas, y ahí empieza el peligro, el tarot de los números y de las letras. Hubo una época, cuando yo viví en México, que cada día tomaba un camión que pasaba junto a un gran manicomio en el extrarradio. No consigo recordar por qué razón tomaba ese dichoso camión infernal, mismamente el bateaux mouche de Caronte, pero lo cierto es que lo tomaba y cuando llegaba al manicomio, ahí había una parada, veía a los locos que se acercaban a la reja en el mejor estilo, explotado años después, de George Romero. Todos iban con pijamas. Todos eran locos pobres. Y para mí significaban algo, ¿qué?, no lo sé a ciencia cierta, tal vez una idea de cierta gramática, de otra gramática, una prosodia que se ramificaba en el aire. No te preocupes por mi salud. El asunto es tan corriente y vulgar que poco interés suscita en las musas, como dijo un clásico cuyo nombre, para variar, he olvidado. Siento mucho lo de tu madre. Espero que mejore. Recibe un fuerte abrazo.
Bolaño.
PD: No bebas, no fumes tanto, cuídate. Saludos a tu hermana.

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