sábado, 1 de octubre de 2011
ENTREVISTA A ALEJANDRA BARRALES
Morena atractiva que gana notablemente en las distancias cortas, Alejandra Barrales Magdaleno está acostumbrada a conseguir lo que quiere y a hacerlo con una determinación casi escalofriante, propia de alguien que ha podido transitar, literalmente hablando, el cielo de la política y de su propia vida.
Quien dude de esta avezada facultad para hacer realidad los sueños de la infancia, se sacará la comezón con un vistazo a su rutilante historial, que incluye la conducción del Sindicato de Sobrecargos de México cuando apenas tenía 22 años.
Hoy, con 44 esplendorosas primaveras encima, la diputada de izquierda hace un balance de una existencia plena. Cuando era niña, quería ser aeromoza. Cuando cumplió 20, fue aeromoza. En sus divagues tempraneros en la colonia Tránsito, donde creció, también fantaseaba con ser diputada. “Veía que los diputados decidían muchas cosas y eso me interesó”, confiesa. Ahora, gracias a los resultados electorales del 2009, Barrales es Diputada de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal por el Distrito 13 y coordina la bancada de su partido, el PRD.
Hay un solo sueño que uno de los cuadros políticos crecidos a la sombra de Andrés Manuel López Obrador e impulsada por los fulgores del actual jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, quien la tiene de favorita para su sucesión, no ha cumplido: leer las noticias en la televisión. ¿Adela Micha es su modelo? No, ella quiere ser como Lolita Ayala, a quien admira desde su niñez.
Bueno, Alejandra Barrales ya no podrá tener su noticiero, si se acepta que ella será la candidata de la izquierda para acceder a la Jefatura del gobierno del DF en el 2012. “No quiero cancelar ese sueño, ¿por qué habría de hacerlo?”, se apresura a aclarar con sus profundos ojos negros bien abiertos y sus ademanes de brazos ampulosos y firmes.
Todo en ella es firmeza. Por empezar, su delgada contextura física es propia de alguien que hace ejercicios a diario. Le gusta correr por el bosque de Chapultepec o por los alrededores de la UNAM. Cuando no puede, visita el gimnasio del hotel Hilton de la Alameda, donde tiene una de sus oficinas. Pulcra y elegante, la mujer que ha sido criticada entre otras cosas por posar con aire sensual (y vestida) para una revista para caballeros, no tiene la sonrisa fácil. Su rostro, a veces duro, cobra una luminosidad poderosa cuando se relaja. Claro que la calma no parece estar entre sus planes inmediatos. Al menos así lo corroboran sus propios colaboradores cuando comentan admirados que se levanta a las 5 de la mañana, que duerme apenas cuatro horas por día y que como jefa es muy exigente.
No tiene esposo (se ha separado recientemente del ex sobrecargo Julio César Nicholson), no tiene hijos, no tiene mascotas y por no tener tampoco tiene mucho tiempo libre, pero le alcanza para leer una y otra vez su libro favorito, El arte de amar, de Erich Fromm, para volver a ver Luna amarga, la célebre y retorcida película de Roman Polanski, y para escuchar en su iPod todo el jazz que le venga en gana. Eso sí, también se da tiempo para bailar salsa y para salir de compras, víctima de la moda como puede serlo alguien tan preocupado por su aspecto exterior.
Dice, eso sí, que con el tiempo ha aprendido a darse cuenta de que andar de guapa por la vida no es algo que ayude en la política. “Hay gente que presupone poca inteligencia, poco contenido, pero estoy acostumbrada a ese escepticismo”, afirma.
Un vuelo rasante
De la lucha social emprendida cuando la aerolínea para la que trabajaba quebró y despidió a 5000 trabajadores, a la dirección del PRD en la capital o a su puesto de Secretaria de Turismo del Distrito Federal durante la gestión de Marcelo Ebrard, la carrera política de Alejandra Barrales ha sido como un vuelo rasante desde el piso más plano hasta el alto techo donde se toman las grandes decisiones.
Su vida también ha estado muchas veces en las nubes, no sólo por el trabajo que eligió desde edad temprana, sino también por su afición a los aviones y a las avionetas, vehículos que han sabido traerle dolores de cabeza, por caso aquella Piper de dos plazas, modelo PA-28, que costó alrededor de 20 mil dólares y que le regaló a su ahora ex marido en 2005.
Declarada como parte de un patrimonio personal que incluye un condominio en Acapulco, un departamento en el DF y tres automóviles, la aeronave despertó una oleada de críticas desplegada con fruición en periódicos y revistas.
Ella defendió la posesión de la avioneta, así como defendió sus fotografías en la revista H, pues según su visión “me sirvió para darme a conocer y para que muchos de mis proyectos legislativos llegaran a buen término”.
La pregunta es si Alejandra Barrales tendrá alas largas como para salir airosa de una contienda electoral que se presenta reñida, sobre todo porque hay muchas y muy interesantes mujeres como rivales, entre ellas la destacada y experta priísta Beatriz Paredes y la joven panista en ascenso Gabriela Cuevas. Se suma también la prima de la Primera Dama, Mariana González del Campo.
Todas ellas deberán primero ganar las pujas internas para poder ser nombradas candidatas. Podría decirse en ese sentido que es Alejandra Barrales quien lo tiene más difícil. En sus propias aguas se tejen maremotos y hay quienes aseguran que serán sus compañeros del PRD los que no la dejarán alcanzar una velocidad supersónica. Por lo pronto, la bella diputada trabaja y trabaja en la Asamblea, obsesionada ahora con sacar adelante un proyecto a favor de las mujeres golpeadas.
En los últimos tres meses del 2010, se hicieron 5 mil denuncias en el marco del gobierno capitalino. Todas provenían de mujeres que fueron agredidas por hombres cercanos.
Barrales quiere propiciar el arresto inconmutable por 36 horas de los agresores y para ello cambiar el Código Penal y Civil del DF.
La entrevista
Alejandra Barrales llega de un desayuno de trabajo en El Gardenal. Antes, pasó por todas las mesas saludando a quienes la reconocieron, entre ellos, Malova, el pintoresco gobernador de Sinaloa, de visita en el Distrito Federal.
Impecablemente vestida en los tonos de blanco, negro y beige, por consejo de sus colaboradores, preocupados por la inesperada baja temperatura que agobia al DF en esta fría mañana de mayo, prefiere acomodarse en un sillón interno del hotel donde se llevará a cabo la entrevista. En la terraza, un poco decepcionados, pasean los meseros que se mostraban ansiosos por atenderla. “Está un poquito mal de la garganta, mejor que se quede adentro”, dice su jefe de prensa. Para romper el hielo, le preguntamos si es bueno que a uno lo cuiden tanto. Alejandra contesta con sequedad y el hielo no se rompe hasta bien entrada la charla. Lo dicho: la diputada no es de sonrisa fácil y por momentos parece que la conversación naufragará en la enunciación de fórmulas políticas aprendidas de memoria. Como su seriedad no es forzada, no se cumplen las sospechas. Barrales no se hace la simpática y se deja llevar por la charla, hasta que abre sus alas y vuela, como le gusta.
- ¿Le ha llevado parte de su salud esta actividad a la que se dedica?
- Por fortuna soy una persona muy disciplinada que cuida estar en buena condición, por dentro principalmente y por fuera cuando tengo tiempo.
- ¿Qué hace para estar bien?
- Hago ejercicios desde hace muchos años, me cuido en la alimentación, procuro cuidar mi sueño y trato de tener una actitud positiva, que eso siempre ayuda a sentirse y verse mejor.
- ¿Era su sueño dedicarse a la política?
- Inquieta siempre he sido. Desde pequeña he sido también muy soñadora y entusiasta. Siempre quise ser sobrecargo de aviación y aunque no tenía muy claro qué significaba eso, anhelaba desde chica ser diputada.
- ¿Había mucha política alrededor cuando usted era pequeña?
- No, la verdad no. Mi infancia transcurrió normalmente, aunque tuve que hacerme cargo de mis hermanos desde niña pues mis dos padres trabajaban. Nací en el Distrito Federal y crecí en una colonia del centro, la colonia Tránsito.
- ¿Va todavía por ahí?
- Aún tengo amigos que me reconocen y nos saludamos. He ido eventualmente a recorrer las calles. Regresé ahora como legisladora de esa zona y me da mucho gusto reconocer a mis amistades y a mis vecinos de aquella época.
- ¿Cómo ve a la ciudad de México en un contexto de país tan difícil?
- Soy una eterna enamorada de esta ciudad. Lamentablemente, ante lo que hoy está sucediendo en otros municipios del país, el Distrito Federal tiene un atractivo adicional. Es muy importante que sigamos trabajando para que esta ciudad siga teniendo una condición diferente. Mucho de lo que hoy pasa de bueno en la capital tiene que ver con la forma de hacer gobierno de la izquierda a la que pertenezco.
- ¿Por qué el narcotráfico no se expresa en la ciudad como en el interior?
- Bueno, el narcotráfico por desgracia ha buscado penetrar en todo el país, pero en la ciudad le hemos hecho frente de una forma diferente. Cuando tú le das a la gente que no tiene recursos la posibilidad de tener el apoyo económico para ir a la escuela, cuando le das ayuda a los adultos mayores, las personas no ven en el narco una alternativa como está pasando en otros lugares de la República. Aquí todavía tiene sentido que los jóvenes vayan a la escuela, las familias busquen formas legales de obtener recursos y esa visión social que ayuda a la gente más necesitada es la que nos coloca en una posición diferente en el tema de la inseguridad.
- ¿Y qué piensa de la obra pública en la ciudad? A veces pareciera que la ciudad nunca va a dejar de estar en obras…
- A lo largo de estos 14 años de gobierno hemos logrado combinar la protección social que es nuestra prioridad con la capacidad de tener inversión pública y privada para obras que tienen como objetivo facilitar el traslado de los capitalinos. Aquí vivimos más de ocho millones de personas, que se hacen veinte contando la zona metropolitana, por lo tanto tenemos que idear cómo nos trasladamos de un lugar a otro, cómo tenemos más calidad de vida, cómo nuestros trayectos son menos complicados.
- ¿Y en el tema del medioambiente el gobierno le parece tan eficaz?
- Somos la tercera ciudad más grande del mundo, tenemos esa realidad. No obstante ello hay políticas definidas para hacerle frente al cambio climático, lo que ha sido reconocido positivamente por otras ciudades. Eso no quiere decir que esté todo resuelto en la materia. Efectivamente, hay que buscar una forma diferente de convivir entre nosotros, cómo atendemos el tema de los residuos sólidos, de la basura, el tema del agua para los próximos 20 años, cómo buscamos que lo que estamos haciendo hoy no extermine los espacios verdes en el futuro, tenemos que regresar a la recuperación de espacios para garantizar la práctica deportiva. Si tú sales un domingo por esta ciudad, por avenida Reforma, te vas a encontrar a miles de personas que vienen al Ciclotón o a los conciertos al aire libre. En el monumento a la Revolución, recientemente recuperado, ves a familias enteras tomando un baño en las fuentes y ves cómo la gente sale a la cultura, al esparcimiento, que es un sello de un gobierno de izquierda.
- Ese sello de un gobierno de izquierda es acusado con frecuencia de no ver mucho más allá de Reforma, que hay zonas como Iztapalapa, por ejemplo, que no se ven tan bien…
- Precisamente el trabajo que estamos haciendo es para disminuir esa distancia entre los que tienen más recursos y los que no tienen. Por desgracia es una condición de todo nuestro país como consecuencia de políticas equivocadas que han duplicado las cifras de desempleo en diez años. Es imposible que el Distrito Federal no se vea impactado por esas políticas, no es una isla. Por eso estamos trabajando para llevar a esas zonas del Oriente de la ciudad, las mejoras del centro. Hay zonas como Miguel Hidalgo, por ejemplo, donde se han colocado grandes centros comerciales que dan un giro importante al lugar. Creo que el centro de la ciudad estaba a pasos de convertirse en una zona perdida por la inseguridad, por la basura y hubo todo un proceso de recuperación del centro y hoy es una de los lugares más hermosos del Distrito Federal.
- ¿Quiere ser jefa de gobierno?
- Lo que realmente quiero es que la gente vuelva a confiar en la izquierda para que siga gobernando esta ciudad. Es importante que no se pierda de vista que los capitalinos son personas con una visión progresista y libertaria.
- ¿Los hombres del PRD la dejarán ser candidata?
- He crecido y transitado por el escepticismo de muchos, mayoritariamente hombres, pero nunca he pedido permiso para hacer todo lo que hice a lo largo de mi vida.
- En este no pedir permiso, tendrá que vérselas con rivales mujeres…según parece…
- Bueno, la competencia hoy que tiene el PRD es diferente a la de otros años. Hay un desgaste natural que proviene de los 14 años de gobierno al frente de la ciudad y estamos obligados a pensar con otra lógica, en nuevas condiciones, pues la competencia ahora sí está más marcada con los otros, no en la interna.
- Cuando usted habla se la escucha muy “marcelista”. Si gobierna la ciudad, ¿traerá alguna idea diferente a la de Ebrard o su mandato será una continuidad absoluta?
- He compartido el gobierno de la ciudad en diferentes instancias. Primero con Lázaro Cárdenas, luego con mi incorporación al PRD gracias a una invitación hecha por Andrés Manuel López Obrador y he trabajado para fortalecer el proyecto de Marcelo, que es en el que creo. Lo que siempre me ha preocupado es el derecho de la gente y seguiré trabajando en esa línea.
- ¿Cuáles son sus rincones favoritos de la ciudad?
- Me gusta mucho ir a Chapultepec, porque soy corredora, lo que más me relaja en esta ciudad es poder escaparme para correr. También me gusta mucho Ciudad Universitaria, el bosque de Tlalpan
- ¿Qué es México para usted?
- Todo. Es mi pasión, es algo que llevo dentro desde siempre. Ni yo misma no termino de entender a veces por qué me importa tanto mi país.
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