miércoles, 28 de diciembre de 2005

Zeca Baleiro, el tradicionalista revolucionario




Nació en San Luis de Maranhão un 11 de abril de 1966. Fue bautizado José de Ribamar en homenaje al santo del mismo nombre, pero su desatada afición a los dulces lo convirtió en el hoy popular Zeca Baleiro (en Brasil, a los dulces se le llama “balas”). Quiso la fortuna que de un kiosco de golosinas en su ciudad de origen y de una temprana vocación cantautora, este muchacho descendiente de sirios y fanático del Santos (el club de pelé y de Robinho) pasara a convertirse en uno de los artistas más interesantes de la nueva camada brasileña.
Fue en 1997 cuando Zeca Baleiro pudo ser conocido internacionalmente. En el memorable unplugged que la cantora Gal Costa hiciera para la cadena MTV, llamó la atención la voz, entre penumbrosa y cálida, de un muchacho “magro” (flaco) que portaba un quepi. En el momento de cantar Zeca “Flor da pele”, su particular homenaje a “Vapor barato”, la célebre canción de Jards Macalé, un mundo se abrió dentro de un mundo: la tradición volvía a ser revolucionaria en la garganta de quien hace canciones como si fueran golosinas de variados sabores y colores. Cada tonada de Zeca sabe distinto, usa materiales diversos: el lenguaje informático, poemas de Cummings, noticias de los periódicos...;en lo musical, lo multigenérico es una actitud ética: no hay ritmo que se le resista a Zeca (el samba urbano pionero de Noel Rosa, las canciones caribeñas en las emisoras de radio Maranhao, el movimiento artístico Tropicalismo de finales de los años 60, el Mangue Beat - un movimiento nacido en Recife en los 90 que fusiona el rock duro y el hip hop con los estilos musicales del noreste como el maracatú...) y cada una de ellos obedece a una razón semántica. No hay actitudes impostadas ni aficiones a modas pasajeras. Podría decirse que Baleiro es, al estilo de la francesa Agnes Vardá en su primorosa Los cosechadores y yo, un auténtico espigador: el labriego que llega a cosechar lo que otros dejan, un recolector urbano que va haciendo canciones con los restos de una cultura híbrida en la que tanto caben la Internet como el lenguaje de los repentistas o las leyendas de tribus legendarias brasileñas. “Siento siempre la sed del que no quiere ahogarse. Al mismo tiempo, mato mi sed haciendo canciones. Es una gran fuente de oxígeno”, dice Zeca Baleiro. Canciones como “Telegrama”, “Guru da Galera”, obviamente “Nalgum lugar” (célebre poema de Cummings), parecen poemas musicalizados, como si hubiera tenido el texto entero primero y luego aplicara la melodía. “Siempre pienso que en la música popular, en la canción, la música viene como “revoque” del texto, es el vehículo de una idea, de un hallazgo poético, y no al contrario. Difícilmente empiezo a hacer una melodía para después poner la letra, lo que sin dudas es un ejercicio muy interesante”, revela el candidato a un Grammy por su tercer disco (Líricas) y quien a causa de su cercanía con Sergio Godinho ha sido adoptado como propio en Portugal.
“Pienso que se puede y se debe hacer un uso revolucionario de la tradición. De la misma forma como algunos hacen un uso reaccionario de ella. En términos de música popular, por lo menos, todos los trabajos que traen propuestas de renovación estética deben algún tributo a la tradición”, explica el heredero de Veloso, el “neotropicalista”, como han comenzado a llamar los críticos.
“Claro que el Tropicalismo tuvo, además de una importancia estética, una importancia política, histórica, en un momento de transformaciones radicales, profundas, que fueron los años 60. Pero creo que los rótulos limitan el artista, lo convierten en una camisa de fuerza. Y yo quiero ser libre”.
Y agrega: “MPB (Música Popular Brasileña) es un rótulo que surgió en los años 60, entre los universitarios que hacían y consumían la música brasileña posterior a la bossa nova. Es un rótulo elitista, donde no cabían artistas de gran apego popular y gran alcance artístico, como por ejemplo, Luiz Gonzaga, un maestro de la música del Nordeste, un artista universal, definitivo. Grandes músicos y compositores surgieron a la sombra del rotulo MPB: Milton Nascimento, João Bosco, Gonzaguinha, Luiz Melodia, Djavan, Fagner. Hoy veo la música popular brasileña con más magnitud que antes, agregando valores del pop, del rock, de la música electrónica y de la cultura popular, venciendo fronteras. Por eso pienso que MPB dice poco sobre la producción musical actual”.
A propósito del bahiano Caetano Veloso, Zeca acepta: “No hay un solo músico de mi generación que no reconozca la grandeza de su obra, pero no por eso necesitamos ser sus seguidores, como si él fuera el pastor de una secta, un mesías.
Entonces, ¿cuál es el papel que artistas como Caetano Veloso, Chico Buarque y Gilberto Gil han jugado en su obra?
“Son artistas pioneros que nos mostraron que es posible conquistar espacio y popularidad con una producción consecuente, honesta, ética. Guardadas las proporciones, y considerando los diferentes contextos, ocupamos, mis contemporáneos y yo, un lugar semejante a lo que otrora ocuparon ellos, a pesar de que estén los tres en franca actividad y todavía inspirados”, argumenta.
Productor, poeta, aficionado al fútbol, a la gastronomía (está preparando un libro de cocina que se llamará Diario de un magro), Zeca es un artista imprescindible para los que ya se enteraron que la música brasileña es la mejor “do mundo”. En el fútbol, bueno, esta nota es de música. No de fútbol.


Maristain: Canciones como Telegrama, Guru da Galera, obviamente Nalgum lugar, parecen poemas musicalizados, como si hubiera tenido el texto entero primero y luego aplicó la melodía. En general, los compositores suelen tener primero la música a la que luego le ponen la letra. ¿En su caso es al revés?
Baleiro: En mi caso, prefiero hacer letra y música al mismo tiempo, generalmente a partir de una idea de texto. Siempre pienso que en la música popular, en la canción, la música viene a “revoque” del texto, es el vehículo de una idea, de un hallazgo poético, y no el contrario. Difícilmente empiezo a hacer una melodía para después poner la letra, lo que sin dudas es un ejercicio muy interesante. Esas canciones citadas por usted surgieron cada cual de una manera. “Telegrama”, hice la letra y la música de una vez, “Guru da Galera” la hice a partir de un texto de un poeta/compañero, Fernando Abreu, y después desarrolle el resto de la letra al paso en que creaba la melodía. Y “Nalgum Lugar” de hecho era un poema, del poeta americano e.e. cummings, espléndidamente traducido por el poeta brasileño Augusto de Campos.
Maristain: ¿La tradición es revolucionaria?
Baleiro:
Pienso que se puede y se debe hacer un uso revolucionario de la tradición. De la misma forma como algunos hacen un uso reaccionario de ella. En términos de música popular, por lo menos, todos los trabajos que traen propuestas de renovación estética deben algún tributo a la tradición.
Maristain: ¿Qué siente cuando escucha decir de usted que es un “neotropicalista”?
Baleiro:
Cuando lancé mi primer disco, los noticieros brasileños me pusieron el rótulo de “neo-tropicalista”, pero nunca me asumí como tal. Mi generación debe mucho al Tropicalismo, pero también debe al samba, a la bossa nova, a la generación pós-tropicalista, al rock de los años 80. Claro que el Tropicalismo tuvo, además de una importancia estética, una importancia política, histórica, en un momento de transformaciones radicales, profundas, que fueron los años 60. Pero creo que los rótulos limitan el artista, lo convierten en a camisa-de-fuerza. Y yo quiero ser libre.
Maristain: Da la sensación de que usted hace esfuerzos por no ser incluido en el cuerpo de la MPB, sin embargo, no puede negarse que usted es un claro resultado de ese movimiento. ¿Puede aclararnos su visión sobre la MPB?
Baleiro:
MPB es un rótulo que surgió en los años 60, entre los universitarios que hacían y consumían la música brasileña posterior a la bossa nova. Es un rótulo elitista, donde no cabían artistas de gran apelo popular y gran alcance artístico, como por ejemplo, Luiz Gonzaga, un maestro de la música del Nordeste, un artista universal, definitivo. Grandes músicos y compositores surgieron a la sombra del rotulo MPB: Milton Nascimento, João Bosco, Gonzaguinha, Luiz Melodia, Djavan, Fagner. Hoy veo la música popular brasileña con más magnitud que antes, agregando valores del pop, del rock, de la música electrónica y de la cultura popular, venciendo fronteras. Por eso pienso que MPB dice poco sobre la producción musical actual.
Maristain: Zeca, cuando pude entender sus primeras letras, me hizo acordar un poco a Djavan, en esa falta de prejuicios para incluir motivos triviales, cotidianos, a letras que luego resultan muy profundas. Como si usted hubiera llevado al extremo lo que Djavan empezó tímidamente hace unos años. ¿Diría que Djavan ha sido una influencia clara en su manera de escribir canciones?
Baleiro:
Me gusta mucho la música de Djavan, en especial sus primeros discos, geniales. Pero nunca lo vi como una influencia vital, sin prejuicio de reconocer su gran importancia. Entiendo lo que usted dice, creo que lo que hay de semejante en nuestras canciones es el uso permanente de la palabra coloquial, de los diminutivos, de expresiones populares, de adagios, cosa extremamente brasileña, o más, del Nordeste.
Maristain: ¿Ha sentido alguna vez una depresión como la de Stephen Fry al leer una mala crítica en torno a su trabajo?
Baleiro:
No, nunca. Ya sentí rabia, revuelta, depresión nunca. Considero las criticas un mal necesario, me gusta tenerlas, me sirven de alguna manera,
Maristain: ¿Usted está entre los miembros de la nueva generación de músicos brasileños a los que Caetano Veloso ha acusado de querer matar a sus padres artísticos?
Baleiro:
No me acuerdo de haber escuchado a Caetano Veloso hablar sobre eso, pero se habló, no tiene ningún sentido. No hay un solo músico de mi generación que no reconozca la grandeza de su obra, pero ni por eso precisamos ser sus seguidores, como si él fuera el pastor de una secta, un mesías.
Maristain: ¿Cuál es el papel que artistas como Caetano Veloso, Chico Buarque y Gilberto Gil han jugado en su obra?
Baleiro:
Son artistas pioneros, que nos mostraron que es posible conquistar espacio y popularidad con una producción consecuente, honesta, ética. Guardadas las proporciones, y considerando los diferentes contextos, ocupamos, yo y mis contemporáneos, un lugar semejante a lo que otrora ellos ocuparon, a pesar de que estén los tres en franca actividad y todavía inspirados. Maristain: ¿Le cansa que en cada concierto le pidan que interprete “Lenha”?
Baleiro:
Un poco, pero es un gran suceso popular, y siempre pagamos algún precio por esas canciones de gran éxito. En el nuevo show, por eso y por otras razones, encontré una solución interesante: en un escenario electrónico, al final del recital, aparece una mujer del pueblo cantando “Lenha”, un poco desafinada pero con toda su alma. Al principio, la imagen arranca risas, pero después las personas se quedan emocionadas y provocadas.
Maristain: Zeca, en Pet shop mundo cao usted parece estar muy triste, como desencantado, ¿el próximo disco traerá también esa fuerte dosis de melancolía?
Baleiro:
La melancolía es parte de mi personalidad, no sé cómo cambiar. Pero mis músicas, así como mis discos, no son tristes o depresivos. Hay mucha alegría, hay una fiesta de ritmos, hay canciones llenas de humor e ironía. Quizás esté un poco desencantado con el mundo, pero ¿cómo no estarlo? Las canciones son para mi un gran vehículo para esas reflexiones.
Maristain: Sueño con un disco a dúo con Chico César...¿ no se hizo por falta de tiempo de ambos o por falta de interés?
Baleiro:
Chico y yo fuimos muy cercanos, llegamos a vivir juntos en un departamento aquí en São Paulo en el inicio de nuestras carreras, pero nos distanciamos después. Seguimos amigos, pero nuestras vidas tomaron rumbos muy distintos. Me encantaría un día poder realizar un disco a cuatro manos con él, pero por el momento no hay planes para eso.
Maristain: Cada una de sus canciones propone un universo musical y poético propio...a veces las canciones de Zeca Baleiro parecen de otro Zeca Baleiro, ¿Cómo va encontrando la textura musical para cada una de las canciones, siendo como son, tan distintas entre sí?
Baleiro:
Si es un elogio, ¡gracias! No llevo mucho tiempo haciendo una canción pues mi proceso de componer tiene que ser siempre muy espontáneo. Si empiezo a pensar demasiado, a hacer todo muy racionalmente, desisto. Cuanto a la textura de cada canción, ya es un proceso posterior, de producción, en el estudio. Ahí sí, es un proceso más racional, más elaborado, si bien no desprecio nunca el acaso en esos casos. En el pasado alguien ya dijo: “yo soy muchos”.
Maristain: ¿De verdad nunca vio un Jurassic Park?
Baleiro:
El filme, sí. El parque, no.
Maristain: ¿Ha sentido a veces el reclamo de los fans en torno a su carácter melancólico, tan distinto al que presenta en el escenario?
Baleiro:
Nunca pensé en eso. En realidad, fuera de los palcos, intento ser el menos personaje posible, el más humano que pueda. A veces estoy triste, otras veces gracioso, malhumorado, gentil. Demasio humano, diría.
Maristain: ¿Qué le gusta más, grabar discos o dar conciertos?
Baleiro:
Son dos actividades bien distintas entre sí. Me gustan ambas. El estudio es el laboratorio, el parque de diversiones, de descubrimientos. El palco es el lugar de la catarsis, de la explosión. Son sensaciones distintas.
Maristain: Zeca, muchas veces me parece que usted es un poeta con todas las letras, ¿no ha pensado publicar un libro de poemas?
Baleiro: Tengo algunos poemas guardados, que escribía en el inicio de carrera. Tengo un libro de cuentos, también archivado. No tengo pretensión por ahora de publicarlos. La poesía de las canciones es lo que más me interesa en ese momento, pero un día quien sabe?
Maristain: Zeca, si Cummings viviera estaría encantado con su versión musicalizada de Nalgum lugar. Esa canción es de una belleza insondable y el modo de desmentir el mito de que un buen poema no necesita música. ¿Qué sintió usted cuando terminó el tema?
Baleiro:
Me quedé en éxtasis. Ya admiraba bastante el poema, que conocí en una película de Woody Allen, “Hannah y Sus Hermanas”, pero no pensé que fuera capaz de musicalizarlo. Una noche, en el silencio de mi casa, con el libro en las manos, me vino la música entera, lista. A mi también me gusta muchísimo esa canción. Tengo varias canciones hechas sobre poemas, es un gran ejercicio para el compositor.
Maristain: ¿Ha estado alguna vez en México? ¿Qué cosas sabe de este país?
Baleiro:
Nunca estuve en México, sé poco sobre el país pero tengo gran curiosidad, especialmente por el interior del país, creo que debe parecerse mucho con el interior de Brasil. He acompañado con cierto entusiasmo la actual producción del cine mexicano. Asistí recientemente “Amores perros”, “Y Su Madre También” y “Japón”, un filme perturbador que vi en la Muestra Internacional de Cinema de São Paulo el año pasado. Esos filmes me impresionaron por el abordaje original, por la crudeza, y por revelaren un México profundo, lejos de los clichés y estereotipos que el mundo conoce. Maristain: ¿Cómo está Brasil con Lula? ¿Qué significa para usted ser brasileño, ser un artista brasileño?
Baleiro: Pienso que está bien. Lula es un gran hombre y un gran político, pero no es un santo milagrero, como algunos esperan de él. Tenemos que tener un poco de calma y paciencia para sentir los efectos de su gobierno. Es complejo ser brasileño, es un pueblo muy diverso, único. Es doloroso y bello ser un artista brasileño.
Maristain: ¿Ha sentido alguna vez la sed del que no quiere ahogarse o por el contrario, calma su sed ahogándose en su propio océano de canciones? Baleiro: Siento siempre la sed del que no quiere ahogarse. Al mismo tiempo, mato mi sed haciendo canciones. Es una gran fuente de oxígeno.
Maristain: Zeca, ¿le dio o no el beso al portugués de la panadería?
Baleiro:
No todavía, pero nunca es tarde.

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