miércoles, 2 de febrero de 2011
CARLOS BAUTE
La sonrisa blanca con todos los dientes y el cabello prolijamente oxigenado cumplen cabalmente con el modelo de cantante pop, un canon previsible pero eficaz contra el que el venezolano Carlos Baute (Caracas, 8 de marzo de 1974) no se rebela. Antes, más bien, cumple con una voluntad de alumno bueno que enternece y convence, los ritos propios de un oficio al que se dedica desde hace más de 20 años.
El éxito masivo le llegó cuando el cantautor y presentador caraqueño ya era un hombre grande: premio sin cuestionamientos a su tenacidad expresado en las 40 millones de visitas que su video ha tenido en Youtube y en las 270 mil bajadas legales que en la red ha tenido su canción archidifundida “Colgando en tus manos”.
El tema fue el resabio de largas jornadas de grabación de su disco del 2008 De mi puño y letra y casi no queda en la placa porque al artista le parecía “un poco bobo”.
No estaba conforme con la letra y pensaba que “no le iba a interesar a nadie porque es muy personal y autobiográfico”.
La versión original tuvo una repercusión rotunda tanto a nivel latinoamericano como en España, donde Baute vivió en la última década. El batacazo lo dio sin embargo con el dúo que para la misma canción hizo con la española Martha Sánchez, una de sus grandes amigas, según se encarga de aclarar con prisa el propio cantautor. Fue precisamente el éxito de “Colgando en tus manos” cantado por la rubia y el rubio el que hizo crecer los rumores en torno a un posible romance entre ambos cuando la Sánchez se estaba divorciando de su marido. Los arrumacos de alta temperatura que se prodigaron el venezolano y la castiza sólo quedaron en el fuego necesario para un video y se enfriaron en las desmentidas mediáticas que espetaron los dos a la implacable prensa rosa española.
“No puedo evitar los rumores y los titulares, por eso no hablo de esos temas”, dice Carlos Baute a GENTE y la actualidad, conciente de que todas las entrevistas tarde o temprano llegarán al punto aquel en que la periodista le pregunta por el presunto hijo caraqueño que reclama en Madrid y a voz en cuello, ante todos los programas de televisión que lo reciban, que el cantautor se realice las pruebas de paternidad.
Más grato le resulta hablar, sin perder la sonrisa, de su nuevo trabajo, un compilado de nuevas canciones de amor reunidas bajo el título Amarte bien, donde deja atrás la melancolía y celebra un optimismo resplandeciente.
A camino entre Miami, Madrid y el Distrito Federal, sitios en donde es requerido desde que alcanzó la fama en ese corpus difuso llamado “música latina”, Baute dice que va a Caracas, su ciudad natal, “mucho más de lo que la gente piensa. Me gusta mucho Caracas y amo Venezuela”, afirma, negándose al mismo tiempo a pronunciarse políticamente. El “chavizmo”, se sabe, divide las aguas y no es excepción en él. “Por hablar de política, a Ricardo Montaner le sacaron el pasaporte, no quiero que eso me pase a mí”, se defiende.
“Después de todos, el venezolano no cambia y suele caer en los mismos errores –apunta- como nos pasó con Carlos Andrés Pérez (el ex presidente recientemente fallecido), al que reelegimos a sabiendas de todo lo mal que lo había hecho en su primer mandato”.
Precisamente en su nuevo disco, Baute evoca a Pérez con la canción “Ni bien ni mal sino todo lo contrario”, citando una frase textual del ex mandatario “que acostumbraba a usar muchas palabras sin decir esencialmente nada”, explica el músico.
“Los temas que yo hago son alegres, son de amor y nunca sé si van a tener éxito masivo, pero lo que busco es cantar y contar las cosas que me pasan, creo que la gente nota esa sinceridad y la valora”, declara también a propósito de su trabajo.
“Amarte bien”, “Cuando tú no estás”, “Quédate un poquito más”, “Todo se olvida”, “Tu amor despierta cosas bonitas”, “Loquitos de amor”, “Tu cuerpo bailando en mi cuerpo”, “Alborotaste mis sentimientos”, “Te ofrezco todo lo que soy” y “Sueño con poderte encontrar”, son las otras canciones del disco, lleno de evocaciones musicales relacionadas con la tradición folclórica de Venezuela.
“Se me dio por usar instrumentos musicales típicos de Venezuela, como el cuatro, y no es capricho o moda. Yo vengo haciendo folclore de mi país desde el 94 y la música de mi tierra está muy metida en mi trabajo”, dice.
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