jueves, 24 de septiembre de 2009

ELVIS COSTELLO EN LA ONDA EXPANSIVA


Muchas cosas le pasaron a Elvis Costello desde que en el año 2003 se casó con la cantante y pianista de jazz Diana Krall. El legendario cantautor inglés devino desde entonces en una suerte de mago extrovertido, como si el contento de su corazón hubiera conseguido sacar, desde lo más profundo de su alma, a un artista capaz de entenderse con todos los públicos, con todos los colegas, con todas las señales que codifican a un músico en charla franca con el universo circundante.

Ese hombre es ahora un gran conversador alejado de la melancolía punk o de la verborragia alcoholizada que a principios de los 80, en un bar de Ohio, le hizo apartarse del cauce sensible de su personalidad y mostrar la ferocidad racista de un exabrupto absolutamente olvidable. Cuenta la anécdota que Costello estaba junto a Stephen Stills -de Crosby, Stills & Nash- y con la rubia Bonnie Bramlet, integrante de Delaney & Bonnie. Los tres hablaban, muy ebrios, de música, cuando Elvis se refirió a Ray Charles como “un negro ciego e ignorante”. A cambio de su calificación racista recibió una trompada por parte de Stills y la absoluta indiferencia del propio Ray Charles, quien enterado de aquello se limitó a reír y a decir: “Sólo fueron cosas de borrachos”.

Nació como Declan Patrick Aloysius MacManus el 25 de agosto en Paddington, una localidad al noroeste de Londres, donde vivió como hijo único de un padre trompetista y una madre que regenteaba una tienda de discos.

Las canciones de cuna de quien se convertiría en Elvis Costello (sustrayendo el nombre de pila al dios del rock Presley y usando el apellido de su abuela materna) fueron el jazz y la música clásica, géneros que sin dudas constituyeron la erudición musical de la que hace gala en su programa de entrevistas por HBO: Spectacle.

Una primera serie de 13 episodios en un formato donde con su habitual sombrero hongo, sus anteojos de pasta y el infaltable traje negro, el simpático esposo de Diana se dedica a conversar con sus pares más famosos, funge como un espacio de privilegio para los espectadores melómanos.

Distendidos y a la vez admirados por poder ser entrevistados por alguien a quien consideran un genio, figuras como Sting o Elton John han sacado de sí sentimientos desconocidos frente a una platea generalmente arrobada entre la que suele encontarse a menudo la guapa señora de Costello.

La entrevista al grupo de The Police, por ejemplo, es una verdadera joya televisiva que tras ser mirada varias veces deja como resultado el despliegue de un trío que hace rato ha renunciado a resolver sus diferencias.

Inolvidable resulta la cara de Sting en franca desaprobación por las declaraciones de su compañero Stuart Copeland, quien a su vez se refería en todo momento a The Police como “mi banda”, así como enternecedora la imagen del guitarrista Andy Summers en incómoda postura de mediador entre ambos egos incontenibles.

La emoción del contrabajista Charlie Haden al tocar con su amigo del alma Pat Metheny en un homenaje al ex presidente Bill Clinton, quien fue a ver a Elvis para hablar de música y de su saxofón.

La consistencia musical de Elton John, quien rememorando sus influencias artísticas corría al piano para ejemplificarlas de forma inconfundible.

La voz cascada del propio Costello, aquel que se nutriera de la new wave y el primer punk británico (el más auténtico, el más desgarrador) para componer canciones imprescindibles, ya sea cantando un tema de Charlie Mingus o uno propio.

Todo eso y más es fruto de una madeja desenredada por un Elvis Costello más joven y vigente que nunca, hermano de Tom Waits, hijo putativo de Burt Bacharach, heredero auténtico de los Beach Boys, de los Beatles, en cuyo territorio sagrado: Liverpool, Elvis vivió durante unos cuantos años.

Hombre y músico de estos tiempos, Costello ha decidido regalar por Internet su último disco, antes de que se ponga a la venta en todo el mundo el próximo 2 de junio.

Se trata del acústico Secret, Profane & Sugarcane, que incluye dos temas escritos por el mítico Johnny Cash y otro que popularizó Bing Crosby, “Changing Partners”. Para compensar tanta generosidad, Elvis pide sólo una cosa a cambio: “Espero que cuando la banda toque estés ahí". Así será.

No hay comentarios.: