sábado, 7 de marzo de 2009

ENTREVISTA A PACO TAIBO II


Paco Ignacio Taibo II nació el 11 de enero de 1949 en Gijón, la misma ciudad donde en 1987 fundaría La semana negra, un encuentro ya clásico del género policial. Hijo del recientemente fallecido periodista y escritor Paco I, vive casi con júbilo el haber heredado de su ilustre progenitor la pasión por la escritura. “La presencia de mi padre siempre fue un inmenso estímulo en mi vida. Era un gran compañero, muy cuidadoso de no imponerte opinión alguna, de no obligarte a andar por sus mismos caminos y de reconocerte tu autonomía”, dice .
“Además, era más alto, más guapo, más simpático y escribía mejor que yo. No tengo ningún problema en reconocerlo”, afirma uno de los autores más prolíficos de la literatura mexicana. Con más de 50 títulos publicados entre novelas, libros de cuentos, cómics, reportajes periodísticos, ensayos de historias y biografías, traducidos muchos de ellos a varios idiomas, Taibo II ha recibido numerosos premios a lo largo de su carrera.
Son tres los títulos que ha presentado recientemente: Arcángeles, Bolcheviques y Tony Guiteras, en una muestra de su incansable compromiso con el oficio literario. En Bolcheviques, Taibo II reseña la creación del Partido Comunista mexicano, formado por “un grupo de militantes que pretendió ser la vanguardia de una clase trabajadora y no lo logró”. “El PC tiene unos orígenes muy bellos. Eran personas románticas y soñadoras, el fundador era un príncipe hindú vegetariano, el Secretario General pertenecía a la Embajada de los Estados Unidos y todos organizaron la primera huelga de prostitutas en México”, evoca.
En Arcángeles, el escritor relata doce historias de “revolucionarios herejes” del Siglo XX, personajes clave en la política y en la sociedad del siglo pasado.
Desde el austríaco Friedrich Adler y el pintor Diego Rivera, hasta Larissa Reisner o Durruti, “todos fueron ateos sediciosos sin cuya participación el mundo sería un lugar mucho más hostil”, asegura.
Tony Guiteras, un hombre guapo, en tanto, es la biografía del revolucionario cubano de 1930, un personaje casi desconocido que fue asesinado en 1937.
Su libro biográfico Ernesto Guevara, también conocido como el Che, sirvió de base para la realización de la película de Steven Soderbergh sobre el guerrillero que protagonizó el puertorriqueño Benicio del Toro.
Recientemente, el autor participó de un documental sobre Pancho Villa, que transmitió History Channel.
Todo eso a sus primeros 60 años recién cumplidos.

¿Cómo le han caído sus primeros 60 años?
Me desconcertaron. Creía que era algo importante, luego lo único que pasó es que me mandaban felicitaciones y me bloquearon mi correo electrónico. La verdad, la verdad, en lo profundo de mi corazón, tendré sesenta, pero me siento como de 40 y espero llegar a los 90.

Y escribe con la energía de quien tuviera 20.
Básicamente eso sucede porque le dedico mucho tiempo a la escritura, que es lo que más me gusta hacer en la vida. Hace muchos años, alguien me preguntó por qué producía yo tanto. Y respondí: porque soy abstemio. Pertenezco a una generación repleta de escritores que vivían borrachos; porque soy monógamo, además lo soy con gusto, por lo tanto no he dedicado tiempo a ligarme las esposas de mis compañeros y porque el placer de escribir me inunda.

¿Cuándo fue conciente de ese placer de escribir?
Es que nunca viví la escritura como sufrimiento. Excepto cuando fui “escribidor”, esos momentos de la vida en que tienes que hacer cosas horribles por encargo para poder sobrevivir. Entonces escribía sobre los bosques de Chihuahua para una empresa que yo sabía que estaba formada por ladrones, escribía guiones para el CONACID, escribía programas de televisión en la época en que todavía no apreciaba la música ranchera. Hubo momentos en que se me salían las lágrimas por estar obligado a escribir cosas que no quería, pero en cuanto pude escribir lo que quiero, jamás tuve una sensación de sufrimiento, de padecimiento. Toda esa cosa de la hoja en blanco, de la literatura como autocastigo, me parece ajena. De vez en cuando, me dan ganas de decirles, a quienes tienen esa retórica: - Pues dedícate a la carpintería, mano.

¿Escribir es lo que mejor hace?
No lo sé.

¿Qué otras cosas hace?
Soy chingoncísimo jugando videojuegos. A cual más complicado, esos de estrategia, más me gustan. Debo de estar entre los primeros puestos del ranking mundial de jugadores de videojuegos.

¿Es un buen lector?
Soy un lector sistemático, de esos que leen todos los días y que calcula los viajes por la cantidad de libros que tiene que poner en la maleta. Siempre me angustia la idea de quedarme varado en un aeropuerto o en una tormenta de nieve sin libros para leer. Soy un lector obsesivo y curioso cuando los temas me interesan y me apasionan. Gozo leyendo.

Frente a sus propios libros, usted parece muy seguro de sí mismo. ¿Esto es cierto?
Sí. Entre otras cosas porque siempre escribo sobre lo que quiero escribir, nunca acepto un contrato por encargo con alguna editorial. No escribo ni por obligación ni por contrato. Tengo diez proyectos abiertos en forma simultánea, de historia, de historia narrativa, de ficción, de aventuras, de ensayo, de trabajo periodístico…y todos los días me levanto preguntándome acerca de qué me apetece escribir para empezar el día y voy de uno a otro sin urgencias, no tengo fechas de entrega. No hipoteco mi tiempo porque ¿qué sentido tiene haber llegado libre a los 60 años para luego condicionar mi libertad por razones económicas?

¿Esa libertad es lo que lo ha hecho tan cercano a sus numerosos lectores?
Sí, cuando el lector detecta libertad, la agradece. Me pasa a mí como lector. Cuando leo a Kapuściński, a John Dos Pasos, a autores experimentales como Peter Weiss, encuentro un montón de libertad y lo aprecio.

¿Ese grupo nutrido de lectores que lo sigue le permitió negociar con más ventaja con sus editores?
Sí, sin dudas. Entre otras cosas porque no existe el editor que pueda ponerme arriba de la mesa algún elemento de presión. Si me presionan, me cambio de editorial y listo, siempre encontraré una editorial dispuesta a publicarme. Además, no acepto adelantos por los libros que escribo, parece un delirio pero prefiero pelear ardorosa y vigorosamente mis derechos de autor.

Es un poco al revés, ¿no?, porque muchos autores piden adelantos porque a menudo las regalías son fantasmales…
Fíjate que descubrí que los adelantos editoriales son una trampa muy grande. La diferencia entre éxito y fracaso, desde el punto de vista editorial, estriba en las expectativas que hayan puesto sobre el libro. Si les pides un peso por derecho de autor a la hora de firmar un contrato, si vendes cuatro mil, el editor y tú van a estar muy felices, pero si pides 100 mil dólares por ese mismo libro, si no vendes 70 mil ejemplares va a ser un fracaso. Un libro puede ser un fracaso, desde el punto de vista de los adelantos, aun cuando venda 65 mil ejemplares. Es muy peligroso para un escritor crear expectativas económicas desmesuradas. Mis libros se venden mucho a lo largo de mucho tiempo, muchas veces no tengo respuesta inmediata.
De todas maneras, sus últimos libros han sido una especie de best sellers…
Probablemente, pero coincidió con el auge del Che y el de Villa, que pasaron los dos los 200 mil ejemplares de ventas. También tienes una novela como Cosa fácil, que vende todos los años sus 2000 unidades y que así ya debe de llevar más de 100 mil ejemplares vendidos.

¿De qué le gusta hablar más: de literatura o de México?
Creo que de la combinación de ambas, con una tercera variante: México y los lectores, México y el libro. Creo que en esos temas me desbordo, me apasiono, discuto con fervor y particularmente cuando lo ligo a un cuarto tema que es la historia de México.

Su esposa, Paloma Sainz, y usted tienen una visión del público lector mexicano muy distinta a las estadísticas.
Sí, porque tenemos una percepción distinta de la realidad en la medida de que la vivimos desde abajo hacia arriba y no desde arriba hacia abajo. Cuando la industria editorial dice que se leyeron menos libros en México, lo que está diciendo es que ellos vendieron menos novedades. Eso es venta, no es lectura. En ese mismo año, los proyectos de Paloma de Promoción a la lectura pusieron en circulación en solo el Valle de México unos 7 millones de ejemplares y eso no entra en los cálculos. Tampoco entran en los cálculos los millones de libros usados que vendieron las librerías de viejo. Los adolescentes prestaron, rolaron, millones de libros en sistemas de canjes y de préstamos y eso tampoco entra en las estadísticas. Creo que en el Valle de México se está leyendo como nunca.

Usted nunca tiene miedo de hablar de las cosas…
Bueno, es conocido y público que no tengo pelos en la lengua porque me la afeito.

¿En este momento de la actualidad mexicana para qué no hay que tener pelos en la lengua?
Para hablar de las cosas que molestan, para analizar y crucificar la gestión del Conaculta y su insigne jefe a lo largo de estos últimos años, que me parece un desastre; para destacar el delirio de la campaña anti-narco que ha emprendido el presidente de México sin ninguna preparación, dándole palos a un avispero y en la que los mexicanos ponemos los muertos y los gringos la sonrisa; supongo que de este tipo de cosas que tienen que ver con la gestión pública mal hecha es de las que hay que hablar.

En otras entrevistas, usted ha defendido la idea de que México no se ha deteriorado a pesar de todo lo que sucede y de todo lo mal que se habla de México en otras partes del mundo…
Lo que pasa es que puedes medir el deterioro de una sociedad desde muchos puntos de vista. Cuando uno tiene la percepción desde abajo, entonces conoces a cientos de miles de ciudadanos críticos, que no los había antes, y que han seguido creando a lo largo de luchas durante los últimos treinta años y eso te pone de buen humor. Si hablas de la economía que otros gestionan por nosotros, claro que es para ponerse a temblar. De repente, puedes poner sobre la mesa cosas aterradoras, el tema de las pensiones, por ejemplo: los banqueros invierten mal y tú, pensionista, pierdes dinero, pero cuando los banqueros ganan, no ganas tú, ganan ellos. O la defensa realmente abominable que hace el presidente del FOBAPROA cuando hasta sus más fervientes defensores consideran que fue un rotundo fracaso, cuando ya todos sabemos que haber beneficiado a los bancos no benefició a la gente y que se pudo implementar miles de políticas diferentes al respecto. Cuando estas cosas saltan y se te ponen enfrente…te calientas.

¿Qué le preocupa más en este momento: el sistema de salud, tan deteriorado, la guerra contra el narco?...
La educación, que es un desastre, los maestros sometidos a castigo frente al liderazgo de Elba Esther Gordillo, una situación en la que se mezcla lo económico con lo político y lo social; cualquier tipo de reforma educativa tiene que generarse desde abajo, hablando directamente con los maestros, observando la realidad en todas las escuelas pequeñas y grandes del país y estos tipos no se enteran o no quieren enterarse. Desde este aspecto, claro que hay un profundo deterioro en la situación nacional, con una crisis social profunda, una falta de legitimidad política y una crisis económica que avanza peligrosamente. Que se pongan a temblar, ellos que creen en la numerología, para el 2010.

Y ahora nos enteramos de que en el anterior sexenio, el presidente ni siquiera gobernó…
Bueno, eso no es ninguna sorpresa, bien sabido era que le prestaba la dirección del gobierno a quien tuviera más a mano y otras veces se le olvidaba prestarlo y quedaba la nave sin timonel, a la deriva.
Pareciera ser que cierta clase política mexicana ha caído en un cinismo espeluznante…
Lo que es impensable en otros países, en México es posible. ¿Por qué no renuncia un gobernador cercado por acusaciones de pederastia y favoritismo? ¿Por qué no renuncia un gobernador que tiene un asesinato sobre sus espaldas? ¿Por qué no renuncia el responsable de la economía en medio de una crisis sobre la que ha dicho treinta y seis cosas y se ha equivocado todos los días? En este país no renuncia nadie, hay que echarlos a patadas.

¿Y cómo ve a la clase intelectual mexicana frente a estos hechos?
Los escritores mexicanos, que son de quienes estoy más cerca, son muy respetables. Son muy pocos los que han vendido las nalgas y las conciencias y se las devolvieron luego en mal estado. La enorme mayoría mantiene una voz crítica y me siento orgulloso de pertenecer a una comunidad en donde puedo citar a un centenar de nombres de escritores decentes.

¿Cómo vivió el magno homenaje a Carlos Fuentes?
De una manera muy divertida, supongo que Fuentes estaría completamente saturado, en este país o te desprecian o te homenajean al grado del vómito, mano. No tiene la culpa Fuentes de tantos homenajeadores que nunca lo habían leído.

Usted sí leyó a Fuentes
Claro, soy fuentista de la primera hora, me formé con La región más transparente y La muerte de Artemio Cruz. Estaba en un grupo de lectura de Lenin y en lugar de leer a Lenin terminábamos leyendo a Fuentes.

¿Cuántas veces rechazó usted un puesto de gobierno?
Unas cuatro veces, pero la más importante no lo rechacé, me rechazaron. Yo quería ser Secretario de Cultura de la ciudad durante el gobierno de Lázaro Cárdenas y estaba convencido de que había llegado el momento de poner la cara y de cambiar sustancialmente ese cargo. Por lo pronto, ya tenía pensado cuál iba a ser mi primera medida de gobierno y consistía en mandar a sacar las puertas de los despachos, para que siempre estuvieran abiertos y se pudiera hasta andar en patineta por las oficinas. Habíamos trabajado mucho para preparar un programa de cultura muy ambicioso para la ciudad, pero finalmente una serie de conflictos y contradicciones lo impidió.

Las famosas listas negras a las que son tan aficionados ciertos sectores y personajes de la cultura y la política mexicanas…
Bueno, yo puedo decir que estuve en listas negrísimas. Durante un buen tiempo, estuvo colgado en los pasillos de Televisa un cartel que prohibía pronunciar el apellido Taibo, pero la lista negra de verdad es la que hacen los lectores y si caes en ella, guárdate.

(FOTO DE MARINA TAIBO)

No hay comentarios.: