miércoles, 3 de agosto de 2011
LOS IMPRESCINDIBLES EN CD
ESCALANDRUM: Piazzolla plays Piazzolla
El nieto del gran Astor, Daniel “Pipi” Piazzolla, es un afiatado baterista de jazz de largo recorrido por la música de su país natal, Argentina. Por primera vez y seguramente después de varias sesiones con su psicólogo, el muchacho decidió dedicarle un disco a la obra de su nono. Con su grupo Escalandrum recorre clásicos como “¡Escualo!” y “Adiós, Nonino”, entre otros. Esencia de un Piazzolla sin bandoneón, en tempo jazzístico y con mucha sangre familiar.
EDDIE VEDDER: Ukulele songs
Eddie Vedder, el líder de Pearl Jam, aparece discreta y sorpresivamente con un nuevo álbum solista, tras haber editado una banda sonora para la película Into the Wild (Sean Penn, 2008). La voz quebrada y emotiva del cantante de Illinois, de 47 años, se asienta sobre el sonido seco y vertiginoso de un ukelele. Raíz rockera en melodías atemporales, dignas de una época globalizada y confusa.
BRIAN ENO: Drums Between the Bells
El rey del ambient deja de lado su carrera de productor estrella para producir un nuevo álbum. Tañidos de campana, baterías, guitarras tristes que acompañan la poesía de Rick Holland, con quien ya había grabado algunas cosas en 2003, dan carácter renovador a un músico que se renueva constantemente. Entre Franco Battiato y Laurie Anderson: el mejor Brian para el osado Eno.
BABASÓNICOS: A propósito
La gran banda de pop rock argentino lo hizo de nuevo: el misterio, la fantasía y el barroquismo de sus melodías dieron origen a un nuevo disco delicioso, donde Adrián D’Argelos se confirma como uno de los mejores letristas del rock en español contemporáneo. En la búsqueda constante por no repetirse, puede sin dudas haber melodías mejores que otras. En ese sentido, “Flora y fauno” posee una sustancia adictiva y un destino de clásico en su esqueleto.
NIÑA PASTORI: La orilla de mi pelo
Volcada enteramente al sonido pop con que vistió su cada vez más escondida raíz flamenca, la cantante española deja las guitarras de tablao para abrazar las cuerdas eléctricas, producir un videoclip ad hoc y largarse a conquistar los públicos menos prejuiciosos del mundo. Su voz es la de siempre: un vidrio que se quiebra sorpresivamente en el centro de tu corazón.
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