sábado, 2 de octubre de 2010

HERBIE HANCOCK “SANTANIZADO” O DE CÓMO LLEGAR A LOS 70 AÑOS PARECIENDO DE 50




Cuando Herbie Jeffrey Hancock (Chicago, 12 de abril de 1940) tenía 11 años, dio un concierto de piano interpretando a Mozart con la Chicago Symphony Orchestra. Desde entonces y merced a una virtud musical que lo volvió un niño prodigio cuando apenas tenía cinco primaveras, el gran icono del jazz contemporáneo se ganó para siempre el derecho a hacer lo que se le antoje.
Al lado de su elogiada maestría para ejecutar los teclados, el músico debió aceptar los motes de ecléctico y versátil con que la crítica, no siempre con fortuna o admiración, lo fue describiendo a lo largo de una fructífera carrera de más de cinco décadas.
¿Cuál es el Hancock que nos gusta más? Por un lado, está el pianista lírico de la inolvidable película del francés Bertrand Tavernier, Round midnight (1986) y por la que HH ganó el Oscar. Difícil olvidar sus exquisitos arreglos en ese drama jazzístico basado en la trágica vida de Bud Powell e interpretada magistralmente por el saxofonista Dexter Gordon, donde sobrevolaban con una prestancia irrevocable los fantasmas de John Coltrane y de Thelonious Monk.
“Contando con la presencia de un plantel de músicos de brillantez insuperable, el resultado tenía que ser necesariamente bueno, pero finalmente fue soberbio. El motivo tiene un nombre: Herbie Hancock. La autoridad que le otorga el hecho de ser uno de los grandes protagonistas del jazz moderno, su propia e insustituible intervención como pianista en muchos de los números así como su larga experiencia en el mundo de la música para el cine y la televisión, son algunas de las claves”, escribió un crítico en una publicación especializada de España.
Tenemos también al Hancock intelectual que compuso la música para el filme Blow Up (1966) de Michelangelo Antonioni y basada en textos del argentino Julio Cortázar. En ese entonces, el joven Herbie formaba parte del histórico quinteto de Miles Davis y su trabajo para el director italiano fue el primero que hizo para el cine, con resultados profusamente alabados por la crítica.
Precisamente, a raíz de ese material, Hancock fue invitado a participar en el 2004 al homenaje que se hizo en Guadalajara con motivo del décimo aniversario de la Cátedra Julio Cortázar en la universidad tapatía. El cachet exorbitante que exige un músico de su categoría impidió que el músico visitara México. Fue reemplazado por el contrabajista estadounidense Charlie Haden y el pianista cubano Gonzalo Rubalcaba.
El Hancock más incomprendido es sin dudas el que durante una buena cantidad de años se dedicó a la electrónica, aunque hay quienes dicen que de este pianista formidable, visionario y transgresor hay que escucharlo todo.
Álbumes como Perfect machine, Sound system y Future Shock, su atrevida incursión en el electro/techno/electro-pop, lo alejaron sin dudas de su público jazzista, pero no por ello lo quitaron de los primeros lugares de venta.
Es así como, entre un eclecticismo sublimado por el poder de un músico capaz de moverse con comodidad en distintos géneros, Herbie llegó a los 70 años. No se sabe si su conocida afición al budismo, religión transmitida por su esposa desde hace cuatro décadas, Gudrun Mexines, es lo que lo mantiene tan vital (parece poco menos que un cincuentón), pero lo cierto es que desde que llegó a los 70 abriles precisamente el 12 de abril, don HH ha decidido celebrarlo con todo durante dos años seguidos.
Una de esas fiestas musicales está representada en su reciente disco The Imagine Project, donde el pianista parece haber sufrido un proceso de “santanización” (por el Carlos Santana de Supernatural) al conformar una estructura de dúos con artistas de la World music, del pop y del rock, todos muy distintos entre ellos.
Claro, es Hancock y sólo hay que mirar un poquito para atrás en su vastísima discografía para encontrar el maravilloso New standard, de 1997, donde Herbie interpretó a Los Beatles, a Nirvana y a Prince, entre otros. También existe, más cerca en el tiempo, el disco del 2005, Possibilities, un legítimo producto HH animado por las voces de Sting, Joss Stone, Annie Lennox, Paul Simon, Christina Aguilera y John Mayer.
El nuevo trabajo de don Hancock, entonces, no representa su primer acercamiento a la música comercial y es de esperar que su inconmensurable público en el mundo reciba con los oídos abiertos este proyecto que el músico ha denominado “colaboración global”, destinado a lanzar un mensaje “sobre la paz y la responsabilidad” a todo el planeta.
“La música te abre a respetar otras culturas más allá de la tuya propia y a abrazar culturas fuera de ella. Y también a explorar nuevas posibilidades combinándolas todas”, dijo Hancock
The imagine project, editado por Sony Music, producido por Larry Klein y a la venta en México desde finales de junio, incluye las colaboraciones del grupo Los Lobos, del legendario saxofonista y compañero Wayne Shorter, la cantante pop estadounidense Pink, el británico Seal, la sitarista Anousha Shankar y la cantante de Mali Oumou Sangaré, con quien hace una versión impresionante del tema de Lennon “Imagine”. También canta el colombiano Juanes (bueno, ni Hancock es perfecto).

No hay comentarios.: