domingo, 3 de abril de 2011
CUANDO SEA GRANDE, QUIERO SER KEITH RICHARDS
La vida denominada así, simplemente Vida, pero con mayúsculas, da título a la esperada autobiografía del mítico héroe rockero, guitarrista y factótum de la legendaria banda británica The Rolling Stones.
A corazón abierto, Keith Richards (Londres, 1943) relata los hechos más significativos de una existencia poblada de aventuras y situaciones límite, todos episodios que tienden a describirlo como un verdadero héroe de la supervivencia.
Como ese pirata del Caribe que supiera personificar en la película que protagoniza su amigo y admirador Johnny Depp (de hecho, uno de los sueños del actor estadounidense es hacer del propio Richards en alguna biopic), el también líder de los a esta altura míticos X-Pensive Winos ha ido conquistando los mares y las islas en un universo que no siempre le ha mostrado su mejor rostro.
Como sea, el libro que ahora distribuye en México la editorial Globalrhytm a través de Océano, presenta a un hombre dispuesto a ejercer la máxima honestidad para relatar los episodios de su vida más notables que, tratándose de Richards, son todos.
“El pelo, una de esas menudencias en las que nadie piensa pero que cambian culturas enteras” fue el primer gesto de pertenencia a una tribu distinta cuando el único hijo de Doris y Bert decidió que ni el trabajo ni el estudio establecidos iban a ser lo suyo cuando creciera.
Desde la entrevista de trabajo con la agencia Walter Thompson, “donde me querían para servir el té”, hasta el amor a primera vista que surgió entre él y Mick Jagger cuando ambos eran niños, la existencia de un hombre que ya ha pasado los 60 pero que nunca será viejo se despliega a lo largo de 500 páginas entretenidas e imperdibles, escritas a cuatro manos entre Richards y su compañero de ruta de toda la vida, el periodista londinense James Fox.
Las fotografías familiares en que aparece el patriarca rodeado de sus hijos, esposa y perros y, sobre todo, el fiero e imponente retrato de Keith en el medio de su lujosa biblioteca en Connecticut, donde vive con la ex modelo Patti Hansen, funcionan como delicioso complemento en una obra que comprueba la importancia de un artista único, de un músico extraordinario, dueño de una personalidad difícil de imitar.
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