miércoles, 2 de marzo de 2011

HARRY CONNICK JUNIOR


Pocas personas hay en el espectáculo internacional tan interesantes como el actor y músico Harry Connick, Jr., nacido el 11 de septiembre de 1967 en Nueva Orleans.
No sólo tiene una estampa de otros tiempos, con una masculinidad a flor de piel que lo ha hecho atractivo incluso para marcas publicitarias, un área –la de los anuncios- en la que comenzó a trabajar cuando apenas tenía cinco años, sino que un carácter expansivo y una sonrisa matadora le han funcionado muy bien para trabajar en el cine. Ya tiene, de hecho, un background nada despreciable de 19 películas que han contado con su casi dos metros de altura y su rostro con ciertos rasgos latinos. Para los despistados, baste decir que es el irlandés que consuela a la viuda Hillary Swank en ese filme harto cursi llamado Posdata te amo y es el hombre barbado que soporta a la insufrible René Zellweger en Ejecutiva en apuros. Fue el narrador, además, en Mi perro Skip. Interpretó a Justin Matisse en Siempre queda el amor, a Jimmy Wilder en Independence Day y al sargento Clay Buslay en Memphis Belle.
Y no es que este hombre al que le sobran kilitos y que vive una vida tranquila con la actriz y modelo de Victoria Secret´s, Jill Goodacre, con quien ha procreado a sus hijas Charlotte, Georgia y Sara, sea precisamente una cara bonita o posea una belleza clásica y convencional. Al contrario, Harry tiene eso que suele llamarse sex appel y posee, además, lo que no es poca cosa, una imagen confiable, de tipo buenazo y un tanto inocentón que tanto gusta a ciertas mujeres.
Claro que al que fuera también el esposo humanista y médico sin frontera de la alocada y pelirroja Debra Messing en la recordada serie Will and Grace, nada le gusta más que ser visto como un músico, sobre todo un músico de jazz.
Cantante y pianista versátil, que tanto ha explorado el sonido funk como el blues y la canción popular estadounidense, Harry detesta ser llamado “el nuevo Frank Sinatra” (título que ahora le pelea en los medios el canadiense Michel Bublé) y poco le importan las reservas que frente a su prolífica carrera musical exponen los puristas del jazz. Hay quienes dicen que su voz de barítono se asemeja a la del gran Tony Bennett y no faltan los disconformes a quienes les incomoda su estilo medio popero para cantar temas como “Mona Lisa” o “Smile”.
Este hijo de un matrimonio mixto formado por una madre judía y por un padre católico irlandés (algo así como juntar aceite y agua) pasó por las aulas del gran Ellis Marsalis, el célebre pianista progenitor a su vez de los muy famosos Wynton y Branford, para convertirse, a los muy jóvenes 20 años, en un pianista con disco propio, donde tocó a teclado suelto, sin ningún otro tipo de acompañamiento, para delicias de la crítica un repertorio de estándares de jazz.
Quedó huérfano de madre cuando tenía 13, a los 21 años comenzó a cantar profesionalmente y contaba con apenas 22 cuando en 1989 ganó fama mundial con la banda de sonido de una película de Rob Reiner que hizo historia: Cuando Harry conoció a Sally.
Fue con ese rostro serio y joven que apareciera en la portada del disco cuando se hizo un sex symbol para la juventud de la época y desde entonces no tuviera ningún problema para dividir su carrera entre la música y la actuación. Con ventas superiores a los 25 millones de copias, ha ganado el Emmy, el Grammy y ha obtenido varias postulaciones al premio Tony.
En 2009 llegó a la Casa Blanca para cantarle a la familia Obama y amenizar el baile de los gobernadores, demostrando así su compromiso con la nueva era política de su país y, sobre todo, con la reconstrucción de su ciudad de origen, devastada por el huracán Katrina. De hecho, Harry Connick Jr es el impulsor de un programa llamado Musicians' Village, que ha permitido reconstruir una pequeña ciudad con 80 casas, de las que la mayor parte están habitadas por músicos que perdieron sus hogares.
Fue también en 2009 cuando el muchachote cantó junto a la Primera Dama de Francia, la ex modelo Carla Bruni-Sarkozy, en la cadena de televisión francesa Canal Plus.
Bruni había estado de invitada en el disco que Harry hizo con el productor Clive Davis, Your songs. Juntos hicieron una bella versión de “And I lo ve her”, la canción de Los Beatles. Fue la mismísima mujer del cantante quien sugirió la participación de Carla, con quien había compartido aventuras cuando ambas eran modelos. Contó luego Harry que a Nicolas Sarkozy lo vio poco. “Sólo vino a saludar una vez cuando ensayábamos y eso fue todo”, dijo.
Este marzo es de parabienes, con el lanzamiento en México del disco y video Harry Connick Jr. in concert on Broadway, un trabajo de casi dos horas que condensa el ciclo exitoso que el músico ha estado presentando en uno de los escenarios más exigentes del mundo.

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