miércoles, 15 de septiembre de 2010

LOS PERIODISTAS SON PEORES QUE ANTES


Dice Arturo Pérez Reverte que "los periodistas somos peores que antes". Algún malediciente que nunca falta apuntará que lo dirá por él. Al fin y al cabo, el afamado autor de "La carta esférica", "La reina del Sur" y "Las aventuras del capitán Alatriste", entre otros, no goza, como se sabe, de gran respeto entre sus colegas de profesión. Aun cuando las declaraciones del autor español siempre están teñidas de esa pátina de cinismo y pedantería al que es tan afecto, no es difícil coincidir con él cuando se analiza el pobre lenguaje del que hacen gala los nuevos comunicadores (sin decir, desde ya, para no insistir en las obsesiones de siempre, que cuando un periodista se llama a sí mismo comunicador, está chingado). Dice la locutora que lee los titulares en ese canal de la derecha gusana que pulula en el cable, a la altura del 635 (para los que tienen SKY): "El Golpe de Estado de Chile en 1937". Y lo leyó así: muy clarito. Y pasó, nadie dijo nada, nadie aclaró el punto. Claro, es probable que el error obedezca a alguna pulsión disléxica más que a una ignoracia supina acerca de los hechos históricos recientes en la patria de Salvador Allende y de Pablo Neruda. Lo que no es tan claro es el efecto que en las nuevas generaciones, más aficionadas a los videojuegos que a los libros de historia, puede producir la confusión de fechas referida. Imaginarse aquello de "el Golpe fue en 1937: lo escuché en la tele" no es precisamente contar con una frondosa tendencia a la fantasía.
Dice el periodista del noticiero de Canal 11: "Un grupo de empresarios decidieron...". Y ya te arruinó la mañana o al menos la noticia en cuestión. Tú escuchas atento una noticia hasta que truena algo. Es como en esas cenas familiares cargadas de tensión y silencio espeso, hasta que alguien, un duende o un tío con Parkinson, hace sonar a destiempo un tenedor sobre el plato.
En el programa "El gordo y la flaca", una dizque periodista menciona la palabra "antisonantes" para referirse a un músico famoso que se había peleado con otro famoso como él. Y no escuchas la noticia...te queda la palabra sonando en el cerebro: antisonantes, antisonantes, antisonantes...dice que es antisonante, pero suena, suena, suena...

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