viernes, 5 de noviembre de 2010

GUITAR HEAVEN



¿Qué le pasa a Peter Capusotto? Carlos Santana (Autlán de Navarro, Jalisco, México, 20 de julio de 1947) bien podría twittear esa pregunta y replicar así el hilarante sketch donde el nuevo sacerdote del humor argento se preguntaba qué le había pasado al guitarrista de Jalisco: algo así como el malogrado viaje que el enorme artista mexicano habría emprendido desde Woodstock hasta los covers “supernaturales” que le hicieron vender millones de discos.

Lo cierto es que Supernatural (Sony, 1999) fue un gran disco en la aldea global del nuevo milenio y también es cierto que el ex esposo de la “Chocolata” Deborah Santana se dedicó luego de ello a repetirse hasta el cansancio y a edulcorarse hasta el coma diabético.

Ahora, con una nueva novia (la baterista de su grupo, Cindy Blackman), Santana regresa con un disco bestial, apuntalado por su productor, el experimentado Clive Davis.

Versiones de clásicos del rock más rockero como el “Whole lotta love” de Led Zeppelin, cantado por el impecable Chris Cornell, el “Little wing” de Hendrix, recorrido esplendorosamente por el eterno Joe Cocker o “Smoke on the water” de Deep Purple, interpretada por el líder de Papa Roach, Jacoby Shaddix, demuestran que cuando se trata de Santana, los dinosaurios pueden reaparecer. Aleluya por eso.

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