sábado, 20 de mayo de 2006

Un poema de Hilda Hilst


¿Qué boca ha de roer el tiempo?
¿Qué rostro ha de llegar después del mío?
¿Cuantas veces el tejido leve de mi soplo
ha de posarse sobre la blancura agitada de tu pecho?
¿Atravesáremos juntos las grandes espirales
la arteria extendida del silencio, el vacío
la planicie del tiempo?
Cuantas veces dirás: vida, estrella vespertina, magna-marina
y cuantas veces diré: eres mío.
Y en las distendidas tardes, de largas lunas,
de madrugadas agónicas sin poder tocarte.
Cuantas veces, amor
Una nueva vertiente ha de nacer en tiy cuantas han de morir en mí.

1 comentario:

Leo Lobos dijo...

este poema de Hilda fue traducido por quién? debieran citar la fuete de traducción por favor...

Saludos desde Chile

Leo Lobos