miércoles, 25 de julio de 2007

PRESENTACIÓN DEL LIBRO FUTBOLISTAS, EL CLUB DE LOS 100 LATINOS


Palabras de Alonso Arreola, uno de los tres presentadores junto a Francisco Javier González y Rodrigo Murray. El moderador fue el "sueco" Nicolás Alvarado. Daniel Giménez Cacho nos facilitó las instalaciones del hermoso Bar Milán y los hipertalentosos de Paté de Fuá dieron uno de sus inolvidables conciertos.
En la foto, el guitarrista Alejandro Otaola, la Minimaristain, el filósofo Alejandro Márquez y el renacentista Alonso Arreola en una foto que sacó Francisca Yolin.

El club de los 100 latinos, presentación para Mónica Maristain

Quiero pensar que, de todos los presentes en este lugar, soy el amigo más antiguo de Mónica Maristain en tierra mexicana. Equivocado o no, la decisión está tomada. Como soy el más antiguo tengo la mejor perspectiva del cambio que en ella se ha operado a lo largo de los últimos años, y sobre eso quiero hablarles muy brevemente. (Además, no pienso competir tras el balón con las mentes expertas que hoy nos acompañan.)

Así las cosas, aunque hice el prólogo de esta brillante colección de viñetas literarias y visuales (¡bravo Staccioli, bravo!), lo mejor y más honesto será revelar públicamente y por vez primera el tipo de violencia futbolera que Mónica y yo hemos compartido al paso del tiempo; una suerte de dialéctica furiosa que siempre me ha dejado frutos valiosos, duraderos.

Y no. Nada tienen que ver con esa violencia los múltiples descalabros de mis selecciones contra las de ella. Palabra. (Entre paréntesis: gracias Mónica por no echarle limón a la reciente herida sabiendo que, de haber sido distintos los últimos marcadores, yo todavía estaría burlándome de ti.) Regreso: la verdad es que el futbol entre nosotros ha sido, como creo que debería ser globalmente, un pretexto, una argamasa gracias a la cual unimos distintas cosas de la vida. Como escribiera Jorge Valdano: “siempre me gustó creer en la capacidad del futbol para integrar lo distinto”.

En fin. No quiero perderme en digresiones jazzísticas. Sirva como ejemplo de nuestras batallas el contarles que, ayer mismo, entre vinos y gritos, Mónica y yo discutimos, verbigracia, por una pieza de Jorge Drexler, cantautor uruguayo. Para ella era una auténtica mariconada (palabra que no dejó de repetir hasta que la canción terminó); para mí se trataba de un logro lírico. Luego pasamos a Pink Floyd: por supuesto, ella se quedaba con Roger Waters y yo con David Gilmour. Nueva refriega. Llegó entonces el turno a Rage Against The Machine y Radiohead. Ante mi asombro, Maristain subrayó que “Karma Police” y “People of the Sun”, dos grandes logros musicales de estas bandas, habían sido compuestas por ella misma entre melancolías y encabronamientos nocturnos. Claro que en ese momento acepté mi derrota, una vez más, pues como ustedes entenderán contra eso no se puede argumentar absolutamente nada.

El caso es que fue esta misma pasión la que nos unió en un principio, hace ya mucho tiempo, cuando yo editaba una revista de música. Cierta mañana que ahora agradezco apareció Mónica para convencerme de que la cantante a la que representaba, debía brillar en nuestras páginas. No sé cómo pero al poco tiempo esta argentina no sólo había logrado tal objetivo, sino que estaba sentada junto a mí, trabajando a tiempo completo en la publicación, haciéndome la guerra. ¡Qué buenos recuerdos!

Durante aquellos días (acompañados también por otro buen amigo aquí presente, Alejandro Márquez), me enteré del largo camino de Maristain como editora, especialista deportiva, productora musical y tantas cosas más. Y sí, aprendí mucho mientras su voz colmaba aquellas oficinas con disertaciones sobre tal o cual adjetivo. Porque como verá el lector del Club de los 100 latinos, Mónica sabe juntar la pasión con la paciencia del relojero. A quien lo dude, estas palabras que escribiera sobre Ronaldinho, muy a la manera de Vicente Huidobro: (Cita.) “Ronaldo de Assis Moreira intenta un universo imposible con las piernas como instrumento y el corazón contento como bandera. Sin él, el fútbol habría perdido su razón de ser”. (Fin de cita.)

Pero regresemos rápidamente a los tiempos de nuestra revista. Sobra decir que en pocos meses el nombre de Mónica voló como la pólvora entre los colegas. Sus participaciones en las conferencias de prensa eran tan sonadas que hasta el catante del grupo Limp Bizkit se iría con algunos recuerdos verbales bien plantados por la Maristain, a quien no dudó en insultar llegado su turno al micrófono. Ella tenía la razón, eso que ni qué, como bien señalarían después sus familiares estupefactos ante un televisor del cono sur.

Ya luego separamos nuestros rumbos pero seguimos en contacto, manteniendo nuestras guerras al día. Ella continuó su ascenso, irremediable como la inteligencia que le fue dada, y yo he sido feliz como testigo. Sea produciendo obras de teatro, escribiendo poesía en su clóset virtual, conceptuando libros sobre futbol o involucrándose con bandas musicales variopintas (como la tremenda Paté de Fuá que hoy nos acompañará), Mónica se ha instalado en mi vida y en la de muchos de manera definitiva y definitoria.

Pero bueno, dije que esta intervención sería breve y pienso cumplir aclarando finalmente que la violencia entre Mónica y yo es, precisamente, como la del futbol practicado por quienes tan certeramente seleccionó en estas páginas que hoy presentamos (sí, incluido el Kikin Fonseca); una violencia latina, amorosa y divertida. Así lo confirma ella cuando describe al brasileño Roberto Carlos: (Cita.) “Admirador irredento de Diego Maradona, se emparienta con el astro argentino en la convicción de que el futbol es sinónimo de alegría y que a la cancha, la gente va a divertirse”. (Fin de cita.)

Y tiene razón. Más allá de quién sea el triunfador y pese al desconcierto continuo del graderío, está claro que es el arte de la diversión lo que nos anima para salir a la cancha día con día, se ésta cual sea. Más aún, si buscamos la “virtud, disposición y habilidad para hacer algo”, entonces hemos de admirar la sentencia del británico Eric Hobsbawm: “no se puede negar al futbol su condición de arte”.

Así pues, gracias Maristain y gracias Andrea Staccioli por recordárnoslo y hacerlo patente en este libro, exposición de la mejor gracia humana.

Post Data. Arriba las Chivas del Guadalajara.


Alonso Arreola
Ciudad de México, Julio de 2007

viernes, 6 de julio de 2007

ENTREVISTA A GUSTAVO SANTAOLALLA


El músico argentino Gustavo Santaolalla se convirtió en el primer compositor hispano galardonado con un Oscar, por la banda sonora de "Brokeback Mountain". "El ADN de este país ha cambiado y hay un gran componente que es latino. Por eso es muy importante cuando uno de nosotros obtiene un reconocimiento", subrayó Santaolalla tras su triunfo
Pasó por Hollywood orgulloso de sus raíces hispanas y más orgulloso aún de que la mexicana Salma Hayek le entregara su galardón en la 78 edición de los premios Oscar. "Eso fue lo más", dijo a los periodistas con el Oscar en la mano.
Santaolalla dedicó en español este premio a "todos los latinos", además de a su esposa Alejandra, a su madre y a su país. Tras asegurar que se siente "muy orgulloso", añadió: "El amor es lo que nos hace parecidos, pese a la diferencia entre todos nosotros".
MARISTAIN: Celebré su Oscar escuchando la música de Arco iris. Este Oscar es distinto porque hay muchas personas anónimas que lo han vivido como algo propio...
SANTAOLALLA: Qué bueno, realmente ha sido un vuelco de la gente, de cantidades de emails, de llamadas, esto es tan lindo, tan cálido, mucha gente se emocionó... amigos, personas que no veías desde hace años, compañeros de la escuela, fue muy, muy emotivo...
MARISTAIN: Y, además de la emoción, una cosa que decía el locutor Lalo Mir en la radio argentina, se trata de un Oscar que es algo más en su carrera, muy importante por cierto, pero su carrera es muy larga y está llena de muchísimas cosas, ¿coincide?
SANTAOLALLA: Es verdad.
MARISTAIN: ¿Cómo mira atrás?
SANTAOLALLA: Miro bien. Este año cumplo 40 años de estar profesionalmente en la música; casualmente, el primer trabajo que hice y que me pagaron fue la música de un cortometraje que había hecho un vecino; a los 13 años ya tenía mi banda...se llamaba Las estatuas. Son cuatro décadas de mucho trabajo y de mantener una visión que empezó en Arco Iris; siempre tuve como parámetros una postura con respecto al tema de la identidad, de saber quiénes somos y de dónde venimos, mandar eso en la música; el tema de la calidad también fue mi obsesión, buscar cosas que de alguna manera trajeran algo distinto a la actividad musical. He buscado todo eso para mí, para los artistas que he producido y para las películas...
MARISTAIN: Todo sin prisa, pero también sin pausa...
SANTAOLALLA: digamos que es el fruto de muchos años, que ha cobrado en los últimos tiempos una velocidad muy vertiginosa.
MARISTAIN: Y, además, por qué no decirlo, usted todavía es muy joven.
SANTAOLALLA: Sí, todavía tengo mucho para hacer, como dijo Jack Nicholson cuando ganó el Oscar: "y esto recién empieza, todavía no has visto nada".
MARISTAIN: Gustavo en este ejercicio de memoria con Arco Iris, una cosa que no había descubierto cuando la escuchaba es que estaba entonces en pleno estudio musical, ¿no?
SANTAOLALLA: En realidad estoy en pleno estudio musical (risas)
MARISTAIN: Pero me pareció que era un grupo que quería poner todo lo que estaba aprendiendo en el Conservatorio.
SANTAOLALLA: Lo que me encanta es que nunca fuimos al Conservatorio.(risas)
MARISTAIN: Bueno, ¿dónde están ahora sus compañeros de entonces?SANTAOLALLA: Dana falleció hace dos años. Ara está en el norte de California. Casualmente, acabo de hablar con él después de varios años de estar incomunicados. Guillermo (Bordarampé, el bajista) y a Horacio (Gianello, el baterista) hace 11 años que no lo veo. Ahora en Argentina me van a dar un premio a la trayectoria, así que creo que voy a ver a mucha gente del pasado.
MARISTAIN: Gustavo, Charly García dice que para ser estrella de rock en Argentina hay que querer ser estrella de rock, ¿usted nunca quiso ser estrella de rock en Argentina o no lo dejaron?
SANTAOLALLA: No quise. Digamos que tuve mis sueños de estrella de rock cuando era chico y después lo fui mutando en otras cosas. Me encantó ser estrella de rock con Arco Iris y luego me pareció que al ir creciendo me interesaba otro tipo de proyección en lo que hacía. Ser un rockstar, aparte de las connotaciones superficiales, es algo unidimensional. En la creatividad, me interesaba mucho más desarrollar otros aspectos míos, como el de la producción, la música de películas y mis propios discos.
MARISTAIN: También Charly le decía a Pedro (Aznar) que había estudiado demasiado...
SANTAOLALLA: Sí, pero ese es un mal común. Estudiar en Berklee es como un pecado para el rock y de ese modo han llegado hasta arruinar la musicalidad de la gente.
MARISTAIN: ¿Qué otras cosas están arruinadas en el rock argentino?
SANTAOLALLA: Uno de los problemas del rock argentino es que nunca tuvo contacto con el exterior, por eso también hubo tanta resistencia a lo que se llamaba rock y venía de otro lado; recuerdo que cuando yo empecé a producir a grupos como Maldita Vecindad y Café Tacuba, en Argentina me miraban todos con cara rara. Hoy, Café Tacuba es el Radiohead
MARISTAIN: Esa actitud de "vigilante medio argentino", diría Calamaro.
SANTAOLALLA: Claro. Hay personas que están más allá del bien y del mal, como Charly; entonces no es que se le perdone o no se le perdone, es que directamente es un ser que está en otra dimensión, pero después están todos los que León Gieco llamó "los Salieri de Charly", que quieren ser como él pero no son él. Tienen los manierismos de un rockstar y tratan a la gente con esas maneras, lo que siempre me ha parecido una pelotudez gigante; ahí es donde siento que eso no ha ayudado esa "argentinidad". Por otra parte, siento que hay gente sencilla que ha mantenido un nivel de humildad y trabajo muy elogiables.
MARISTAIN: ¿Cómo sería el arquetipo del músico de rock argentino?.
SANTAOLALLA: No trabaja con un productor porque cree que se la sabe todas, cuando en realidad el arte de hacer discos constituye una labor de colaboración, por más talentoso que seas siempre necesitas del aporte de otras personas para crecer. Los Beatles siempre estuvieron con George Martin. Por suerte, la nueva generación de músicos argentinos es distinta, aunque esa manera de ser de antes hizo que de alguna manera se retrasara la evolución, pero bueno también fue lo que dio lugar a que se diera el movimiento en otros lugares, como por ejemplo en México.
MARISTAIN: En ese sentido yo también lo veo así, hoy toca Colombia, hoy toca México, ya está...
SANTAOLALLA: Igual, también lo que es maravilloso en Argentina es que hay tanto talento, florecen buenos músicos por todos lados del país.
MARISTAIN: ¿Le quedó algún resentimiento con el rock en Argentina?
SANTAOLALLA: Estoy súper en paz con todo el mundo, con todos los músicos tengo una buena relación, con casi todos los que trato, con los que no, no sé; yo de mi parte no tengo mala onda con nadie y creo que en general los músicos han aceptado y visto que mi visión de alguna manera se ha basado en un trabajo bueno, coherente, a través de los años. Habrá algunos discos que les gustaran más que otros. A alguno por ahí no le gustará el disco de Julieta Venegas, pero le gustará el de Juanes o el de Molotov; me entiendes hay tantos trabajos hechos, la Bersuit, la Vela Puerca, Los Prisioneros, Bajo Fondo Tango Club...
MARISTAIN: ¿Spinetta sería el más grande?
SANTAOLALLA: Yo creo que ese es otro de los horrores argentinos, determinar quién es el más grande o el número uno. A mi me parece que Spinetta es definitivamente uno de los grandes, pero también son grandes Charly y León.
MARISTAIN: Está bien, ¿León es como un hermano del alma para usted, no?
SANTAOLALLA: León es mi hermano en todo, es el hermano carnal que no tuve...
MARISTAIN: Mencionaba al Flaco porque es a veces el músico olvidado...
SANTAOLALLA: Yo no me olvido de él y para mí fue la primera gran figura, lo absorbimos todos; y después el segundo referente fue Manal, con Javier Martínez, ... yo soy de esa misma generación, sólo que a ellos se les conoció primero y después ya salimos nosotros; y después llegaron otros. Pero sí, Luis Alberto Spinetta es uno de los grandes de la música argentina.
MARISTAIN: Yendo a la partitura de Brokeback Mountain, son 15 minutos de partitura en la que está muy consustanciado con la historia. Algo que pasó en Amores Perros, no sé si tanto en Diarios de Motocicleta.
SANTAOLALLA: Yo he recibido comentarios muy buenos por suerte de todos. Por Diarios... me gané el BAFTA, el British Academy Award, contra Howard Shore por The Aviator y Craig Armstrong por Ray; pero te corrijo una cosa, de Brokeback Mountain son 15 minutos de scoring en el disco, pero en la película es bastante más. Ahora estamos viendo la posibilidad de editar un disco que contenga el score completo y las reversiones de las canciones hechas por mí. Las compañías discográficas no suelen creer mucho en el scoring, piensan que lo único que vende son las canciones y, en este caso, tanto Ang Lee como yo fuimos muy insistentes en que hubiera score, porque es lo que realmente te conecta con la película.
MARISTAIN: En los tiempos modernos del cine, el que había logrado mucho respeto al score fue Ryuichi Sakamoto...
SANTAOLALLA: A mí me encanta Sakamoto, es uno de los maestros.
MARISTAIN: Trabajo no le falta, aunque el Oscar le abrirá nuevas puertas...
SANTAOLALLA: La verdad es que trabajo no me falta. Está el trabajo por encargo y el que yo genero en mi cabeza. Siempre estoy muy ocupado. Obviamente lo que te da una cosa como el Oscar es una gran visibilidad, por lo tanto hay mucha más gente que de pronto se fija en uno y bueno, ya hay gente que me está buscando y antes no me conocía. Claro que las películas de 100 millones de dólares no son, precisamente, las que yo quiero hacer. Los filmes que me interesan son los de bajo presupuesto. Este año hubo muy buenas como Capote y Brokeback Mountain..., que se hicieron con poco dinero.
MARISTAIN: A mi me gustaría que lo llamaran para el Mundial de Fútbol, fíjese...
SANTAOLALLA: A mí me encantaría, me encanta el fútbol, yo soy de Boca Juniors. Por la fecha del Mundial voy a estar tocando con Bajo Fondo, estoy viendo de conseguir al menos entradas para ver algunos de los partidos.
MARISTAIN: ¿Quién es Aníbal Kerpel?
SANTAOLALLA: Es mi otro hermano, mi socio, mi coproductor, un punto de referencia total y es una persona increíble. Tenemos una relación de vida, amistad y familiar desde hace 25 años, seguimos descubriendo cosas y nos encanta trabajar juntos.
MARISTAIN: ¿Quién es Alejandra?
SANTAOLALLA: Es mi mujer, ella fue la fotógrafa en De Ushuaia a la Quiaca y estoy pegado a ella desde hace 20 años. Con ella tengo dos hijos, Luna, de 11 y Don Juan Nahuel, de 6, es mi compañera y es la socia principal de una Empresa llamada SANTAOLALLA.
MARISTAIN: Hay muchas personas que no tienen la argentinidad al palo, pero que lloraron cuando usted dedicó el Oscar a la Argentina.
SANTALOALLA: Sí, yo me puse algo que no uso nunca. Me puse camisa blanca y corbata celeste.
MARISTAIN: Es verdad. Hay un modo tal vez a partir de estos éxitos genuinos, que son los éxitos del trabajo y del talento, tal vez de entender distinto este ser argentino, porque hablábamos al principio de la entrevista de lo malo a veces que tenemos.
SANTAOLALLA: Claro, mira, yo me siento súper orgulloso de ser argentino y amo a mi país, y no lo digo de la boca para afuera porque yo desde que me fui de la Argentina he hecho un trabajo que ha sido de renovación musical súper interesante e importante y que con los años cobra más importancia. Café de los Maestros, con todos los grandes del tango, Bajo Fondo, Bersuit, Norberto Barrientos, Cristóbal Restrepo, Javier Casalla...mi amor por Argentina no lo profeso nada más hablando sino haciendo cosas, porque me fui de Argentina pero nunca me fui. Tengo mi base y mi cuartel aquí en Los Ángeles pero voy a la Argentina por lo menos tres veces por año y estoy en contacto permanente con Argentina, y estoy digamos en el escenario digamos, de lo que es la música y la cultura, a través de mi trabajo; entonces yo adoro la argentinidad positiva.
MARISTAIN: Está haciendo música de autor para el cine, cree en ese concepto, en cierta "Tradición Nino Rota".
SANTAOLALLA: Precisamente Nino Rota es un tipo que yo admiro muchísimo y sí, yo aspiro a eso, a hacer música de cine que sea música de autor, que la gente se compre el disco aunque todavía no vea la película y que de alguna manera lo conecte con la película.
MARISTAIN: ¿Y haría música para una telenovela, trabajaría en televisión o detesta ese medio?
SANTAOLALLA: No, no detesto nada porque para mí en todos los aspectos de la vida, en la música, en el cine hay dos categorías: bueno y malo; y hay buena música alternativa y otra que no, y eso tiene que ver con la calidad, con la visión, la estética, con la honestidad, con todas esas cosas... Gabriel García Márquez es un fan de las telenovelas y yo creo que hay telenovelas y que el género en sí. Creo que Alberto Migré, que acaba de fallecer, era un tipo que lo hacía muy bien y para mí, la telenovela es un género totalmente válido. Yo trabajaría en cualquier cosa que me excite y que sienta que es un desafío y que sienta que es algo en lo que puedo aprender, por un lado, y pueda aportar por otro.
MARISTAIN: Pensaba que si hacía una caja con todo lo que hizo de música popular, qué sé yo, desde De Ushuaia a la Quiaca, como Arco Iris, yo se la compro, cueste lo que cueste, eh.
SANTAOLALLA: Bueno, escucha, existe ese proyecto desde hace unos 20 años, de hacer un box set con todas las producciones que sería, imagínate, me encantaría, pero te digo que haría falta gente para recabar alguna cosita de cada cosa que he hecho, viste...
MARISTAIN: ¿En qué está ahora?
SANTAOLALLA: Estoy trabajando en el próximo disco de Bajo Fondo; un disco con el que era el cantante de Ketama, Antonio Carmona, estoy haciendo un disco con un pequeño grupo de la Argentina que se llama Semilla que fusiona el rock con folclore y estoy trabajando en Babel, la próxima película de Alejandro González Iñárritu.