domingo, 21 de mayo de 2006


SOY
ARIANA
SUSPENDIDA EN TUS AGUAS...



uy...¿quién me aguanta ahora que descubrí a Hilda Hilst? Gracias a Zeca Baleiro, claro...

ey, tú, ¿cómo estás? te extraño tanto, tanto, tanto...que ya duele.


m

sábado, 20 de mayo de 2006

Un poema de Hilda Hilst


¿Qué boca ha de roer el tiempo?
¿Qué rostro ha de llegar después del mío?
¿Cuantas veces el tejido leve de mi soplo
ha de posarse sobre la blancura agitada de tu pecho?
¿Atravesáremos juntos las grandes espirales
la arteria extendida del silencio, el vacío
la planicie del tiempo?
Cuantas veces dirás: vida, estrella vespertina, magna-marina
y cuantas veces diré: eres mío.
Y en las distendidas tardes, de largas lunas,
de madrugadas agónicas sin poder tocarte.
Cuantas veces, amor
Una nueva vertiente ha de nacer en tiy cuantas han de morir en mí.

jueves, 11 de mayo de 2006

OTOÑO


hay después de un otoño algo que empieza a desmadejar
es algo cruel como el hechizo de una sordera plástica
el hombre que va solo a pasear a su perro solo
la mirada de tus ojos vendados sobre su cuerpo herido
por el sudor hacia el centro de tus manos

hay algo después del otoño que es más otoño que es más gris
que te deja tieso algunas de estas tardes
invoca a un hombre ausente
invoca y se desboca
queriendo dibujar una silueta
que te describo ya mismo

era él atado a un contrabajo
con un clamor atado
el sino atado
la voz esclava de su magnitud
pero cuando ya no era él
cuando él se había ido
el hombre y el contrabajo seguían ahí
como metidos en un pañuelo de seda
como si ardieran alas y el otoño se hubiera partido
en miles de otras nieblas

es algo que intentas relatar igual que un cuento para irte a dormir
había una vez un hombre que paseaba solo a su contrabajo
llevaba un perro atado a sus tobillos
se planchaba el sudor con las yemas de los dedos
con los dedos hacía líneas en el aire
entre el aire y su aire
crecía una estola de huesos
y la vida se hacía demasiado cruel
prácticamente inmóvil